Walesa niega haber trabajado para el servicio secreto
18 de febrero de 2016
Walesa admitió en el pasado la firma bajo presión de un compromiso para convertirse en informador de los servicios secretos, pero ha insistido en que nunca actuó como tal.
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El premio Nobel de la Paz y expresidente polaco, Lech Walesa, negó hoy (18.02.2016) la veracidad de los documentos que, según el director del Instituto de la Memoria Nacional (IPN), Lukasz Kamisnki, confirman que fue informador de la policía comunista polaca a cambio de dinero.
"No puede haber ningún documento del que yo sea responsable, y si lo hubiera, entonces no harían falta falsificaciones", dijo el histórico líder del sindicato Solidaridad desde Venezuela en unas declaraciones que recogen medios polacos.
Las palabras del histórico activista anticomunista llegan después de que el IPN afirmara hoy que documentos incautados a la familia del último ministro del Interior del régimen comunista, Czeslaw Kiszczak, revelan que Lech Walesa fue informador de los servicios secretos (SB) entre 1970 y 1976 bajo el pseudónimo de "Bolek".
El director del IPN, una institución pública encargada de investigar los crímenes cometidos durante el periodo de ocupación nazi y el régimen comunista, dijo que entre los documentos disponibles se encuentra la firma de Lech Walesa como "Bolek", además de una confirmación de un pago.
"En el expendiente personal hay un sobre y dentro una declaración escrita a mano de disposición a colaborar con la seguridad del Estado, (con la firma) Lech Walesa +Bolek+", señaló Kaminski en relación a su supuesto nombre en clave de "Bolek". “La firma de Walesa en ese documento es auténtica”, aseguró.
Firma bajo presión
Walesa admitió en el pasado la firma bajo presión de un compromiso para convertirse en informador de los servicios secretos, pero ha insistido en que nunca actuó como tal ni recibió dinero de los SB.
Los archivos han salido a la luz después de que la viuda de Kiszczak ofreciese vender al IPN informes de los servicios secretos elaborados durante los años 70, según explicó ayer la portavoz del Instituto para la Memoria Nacional.
Por el contrario, la familia de Kiszczak sostiene que el IPN les ofreció dinero por esos documentos tras la muerte de Czeslaw Kiszczak en noviembre del pasado año.
En todo caso la ley polaca obliga a entregar este tipo de documentos al Instituto.
Crítico del nuevo gobierno nacional conservador
En la época comunista Walesa lideró el sindicato Solidarnosc y en 1990 se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente en Polonia, cargo que ocupó hasta 1995.
Walesa es considerado un crítico del nuevo gobierno nacional conservador dirigido por el partido Ley y Justicia (PiS) y del líder de ese partido, Jaroslaw Kaczynski. En diciembre el considerado héroe nacional advirtió de que las tensiones sociales podrían llevar a una "guerra civil" en Polonia.
FEW (EFE, dpa)
Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Consiguió doblegar al comunimo en Polonia. Hoy puede mirar hacia atrás consciente de que su liderazgo sindical ayudó a cambiar el mundo.
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Rebelde, premio Nobel y expresidente
El antiguo líder del sindicato Solidaridad y posteriormente presidente de Polonia consiguió doblegar al comunismo polaco. Lech Walesa ha recibido incontables reconocimientos por sus logros políticos. El 29 de septiembre (de 2013) cumplió 70 años.
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Instigador
Cuando en el verano de 1980 se disparó el precio de la carne, se desató una oleada de huelgas por toda Polonia. Walesa, que había trabajado como electricista en un astillero de Gdansk desde 1967 y que había pasado un tiempo en la cárcel por su activismo a favor del sindicalismo libre, estaba fichado por las autoridades. Aún así, el 14 de agosto se convirtió en líder del movimiento Solidaridad.
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Solidaridad
Tras ocupar los astilleros de Gdansk, trabajadores de toda Polonia probaron suerte con esta táctica. Walesa era el único que negociaba con el Gobierno en nombre del recientemente fundado sindicato Solidaridad. Esta movimiento de trabajadores, sin parangón hasta entonces, pronto se convirtió en una organización independiente con más de 10 millones de miembros.
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Con la bendición de la Iglesia
Tras décadas de gobierno comunista, la mayoría de los polacos seguía manteniendo su fe en la Iglesia católica, resistiéndose a adoptar el ateísmo promovido por el Estado. La influyente Iglesia polaca apoyó desde el principio las movilizaciones obreras. El obispo Henryk Jankowski se codeaba con Walesa, que había sido educado en la fe católica.
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Una larga lucha
El 31 de agosto de 1980 concluyeron las huelgas masivas con un acuerdo entre el comité sindical y la delegación de Gobierno. Se pactó el derecho legal a la huelga, la fundación de un sindicato independiente, mejoras en el sistema social y la liberación de prisioneros políticos. En noviembre, un tribunal de Varsovia legalizó el movimiento Solidaridad.
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De líder a prisionero
Hasta diciembre de 1981, Walesa dirigió el Comité de Coordinación Nacional de Solidaridad. Cuando, ese mismo mes, el líder del partido comunista y primer ministro Wojciech Jaruzelski decretó la ley marcial, Walesa fue encarcelado durante casi un año en una prisión cercana a la Unión Soviética.
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1983: Premio Nobel de la Paz
En 1982, la revista Time declaró a Walesa como el "hombre del año". Tras esta distinción, llegaron otros reconocimientos. Cuando se anunció a Walesa como destinatario del Nobel de la Paz en 1983, el líder sindicalista pensó que el Gobierno comunista no le dejaría entrar de nuevo en el país si asistía a la ceremonia de entrega. Su esposa y su hijo de 13 años recogieron el Premio en Oslo.
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Dona el dinero del Premio Nobel
Cientos de creyentes fueron testigos de cómo Walesa dedicó el Premio Nobel a la Virgen Negra, en la ciudad de Częstochowa, al sur del país, uno de los lugares más importantes de peregrinación de la Iglesia católica. Walesa donó el dinero del galardón sueco a una fundación de ayuda a los necesitados.
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Pulso al Gobierno
En 1983, Walesa pidió permiso para volver a los astilleros de Gdansk, pero debió permanecer bajo arresto domiciliario hasta 1987. El movimiento Solidaridad continuó convocando huelgas en minas, astilleros y sector transportes entre 1981 y 1988.
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El Papa
Walesa conoció al papa Juan Pablo por primera vez en julio de 1983, durante una visita del prelado a su país. Ocho años después, Walesa besó la mano del pontífice convertido en el primer presidente de la Polonia postcomunista. Lo hizo mientras sostenía en la mano la primera edición de la Constitución polaca, de 200 años de edad.
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Retirarse con dignidad
A finales de 1995, Walesa había perdido el apoyo del pueblo polaco y no fue reelegido presidente. Pero todavía disfrutaba del aprecio del resto del mundo, incluyendo al Dalai Lama, que se arrodilló ante el hombre que logró grandes cambios en Polonia.
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Amistad germano-polaca
En Alemania se considera que Walesa allanó el camino de la reunificación. En el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, Walesa acudió como símbolo de la reconciliación entre Polonia y Alemania.
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Un icono decadente
Hoy día se mira a Lech Walesa con actitud crítica, entre otras razones, por sus declaraciones discriminatorias contra los homosexuales. Una película del famoso director Andrzej Wajda, proyectada este año en el Festival de Venecia, presenta al exlíder no exento de defectos.
Imagen: Labiennale
Multitud de reconocimientos
El camino de Lech Walesa desde electricista a premio Nobel y presidente de Polonia ha sido largo. Actualmente cuenta con doctorados honoríficos y distinciones. Puede echar la vista atrás y recordar cuando, hace más de tres décadas, lideró a quienes buscaban un cambio político en Polonia.