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Sociedad

Polonia y el destierro de los judíos

Monika Sieradzka
8 de marzo de 2018

Miles de judíos fueron declarados enemigos del Partido Comunista en 1968 y tuvieron que abandonar el país. Historiadores y testigos de la época advierten del regreso del antisemitismo.

Jozef Lebenbaum
Józef LebenbaumImagen: DW/M. Sieradzka

Józef Lebenbaum era periodista en el diario "Voz de los Trabajadores" en Lodz, pero en 1968 tuvo que abandonar Polonia. La razón: su ascendencia judía. Eran los tiempos en los que el antiguo antisemitismo estaba en auge en territorio polaco y el régimen comunista buscaba diversos pretextos, a menudo absurdos, para deshacerse de la población judía.

"Con 38 años estaba en medio de mi carrera profesional. De repente mi trabajo, mis compañeros y mi vivienda se esfumaron. También mi cultura polaca, en la que me había criado", cuenta Lebenbaum en una entrevista con DW.

"¡Los sionistas a Sion!"

El 8 de marzo de 1968 la policía molió a palos a los estudiantes de Varsovia que protestaban contra la censura y la represión por parte del Estado. Los cabecillas de la protesta fueron calificados de sionistas y antipolacos: una llama antisemita ardía cada vez más fuerte en el corazón de Polonia. Se organizaron marchas multitudinarias que achacaban a los judíos todos los males del pertrecho sistema comunista. "¡Los sionistas a Sion!", se gritaba en los congresos del partido. Se pretendía enviar a los judíos a Israel, pues este grupo era considerado generalmente como antipolaco. Entre 1968 y 1972, alrededor de 20.000 judíos fueron obligados a abandonar Polonia.

A Józef Lebenbaum se le recriminaban sus opiniones proisraelíes respecto a la Guerra de los Seis Días (1967) entre Israel y varios países árabes. "Mi opinión era acorde con el derecho internacional y no con la propaganda de Varsovia, que estaba del lado de los Estados árabes", afirma Lebenbaum. A su juicio, estos reproches no fueron más que una excusa para deshacerse de él por ser judío. En esto no estaba solo. Tener una postura proisraelí era algo que se atribuía de forma general a cualquier judío polaco.

Un largo pasado en común: el Museo de Historia de los Judíos Polacos en VarsoviaImagen: picture alliance/dpa/J. Dabrowski

"No fueron los polacos, sino los comunistas"

El primer ministro polaco, Metusz Morawiecki, tiene un argumento para explicar por qué los polacos no tienen presuntamente responsabilidad alguna de la política de expatriaciones de judíos.

En el año 1968 no había "en absoluto ningún polaco", dijo en febrero de 2018, durante su visita a Alemania. "Lo que había entonces era el régimen comunista, que se comportó de manera horrible con los judíos", señaló Morawiecki. Con esto intentaba aclarar a la opinión pública mundial que el sistema que existió en Polonia entre 1945 y 1989 fue una imposición de la Unión Soviética al pueblo polaco.

Así, estos días se discute en el Parlamento polaco sobre una resolución relativa a las órdenes provenientes de Rusia. "Los dirigentes comunistas que en 1968 pusieron en marcha manifestaciones antisemitas no representaban los intereses del pueblo, sino los de Moscú", dice el borrador del texto, propuesto por el senador e historiador Jan Zaryn, de la formación gobernante Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco), de ideología conservadora.

Regreso del antisemitismo

El cincuenta aniversario del comienzo de las expatriaciones de judíos coincide con el debate de la controvertida ley sobre el Holocausto. Esta legislación prohíbe culpar a Polonia de los crímenes cometidos por los nazis. Israel y Estados Unidos, así como diferentes historiadores polacos, temen que esta podría llevar al negacionismo respecto de crímenes cometidos por ciudadanos polacos contra sus compatriotas judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Este debate ha desencadenado una ola de reacciones antisemitas en los medios de comunicación y en las redes sociales, explica Dariusz Stola, director del Museo de Historia de los Judíos Polacos. "Hay similitudes entre el discurso antijudío y las mentiras que se cuentan hoy y las que se contaron en 1968. Es como si los antisemitas se hubieran vuelto más seguros de sí mismos", afirma en una entrevista con DW. En efecto, en las redes sociales pueden leerse comentarios como: "El lobby izquierdista en Bruselas es una marioneta de los judíos y de Israel". O como este otro: "Qué pena que todos los judíos no emigraran en 1968. Ahora están volviendo a hacerse poderosos".

Protesta estudiantil en Varsovia en marzo de 1968Imagen: picture-alliance/ dpa

Una tragedia personal

Józef Lebenbaum dice sentirse triste de que la gente vuelva a retomar este discurso antisemita, que le recuerda a aquel trágico año de 1968, cuando fue desterrado.

Su partida de Polonia, cuenta Lebenbaum, fue "una tragedia personal", pero no tenía otra opción. Los supuestos "enemigos del Estado" como él no habrían encontrado trabajo en la Polonia comunista. "Sobre todo afectó a gente como yo", subraya. Él siempre sintió una "identidad polaca" y jamás distinguió a las personas "como judíos y no judíos".

Muchos de los judíos expatriados no quisieron tener nada más que ver con Polonia, razón por la que jamás volvieron. Pero Lebenbaum no quiso perder sus raíces polacas. Cuando, una vez llegada la década de los noventa, le fue posible recuperar el pasaporte polaco, este oriundo de Varsovia regresó a la capital polaca. Y, aunque la vuelta del discurso antisemita le afecta, no está entre sus planes abandonar de nuevo su tierra: "Jamás me enfadé con Polonia como país".

Autora: Monika Sieradzka (EAL/VT)

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