¿Por qué abandonan Alemania los inmigrantes?
1 de julio de 2025
"Todo lo que me trajo a Alemania ya no estaba allí, y en algún momento pensé: ya está bien, no quiero que mis hijos, si algún día los tengo, crezcan en este país".
Giannis N., que prefirió no dar su apellido, dejó la isla griega de Samos a los 18 años para estudiar ingeniería civil en Alemania. Le atrajo Alemania por su sólida reputación de ofrecer igualdad de oportunidades y defender la justicia social.
En 2020, con un máster en la mano, decidió regresar a su patria después de 16 años.
Trabajó en la ciudad de Essen, al oeste de Alemania, como gestor de proyectos en el sector privado y más tarde, como ingeniero civil en la construcción de puentes en el sector público, antes de probar suerte como autónomo.
"Hice todo lo que pude para construir una vida allí, pero seguí topándome con barreras", declaró a DW Giannis, que ahora tiene 39 años.
Recuerda un ejemplo llamativo: "Estaba trabajando en una obra y el cliente se negó a pagar la factura final: más de 100.000 euros", relató. "Su respuesta fue: 'No dejaré que te hagas rico aquí en Alemania'".
Para él, la sensación de no haber sido aceptado nunca de verdad fue lo que lo llevó a marcharse. Giannis finalmente dio el paso tras darse cuenta de que, por muy bien integrado que estuviera, siempre sería visto como "el griego".
"Primero eres 'el griego vago' en la universidad, luego 'el griego corrupto' en el trabajo. Estoy orgulloso de ser griego, pero la mentalidad que hay detrás, acabó volviéndose tóxica para mí", afirma.
El 25 % de los inmigrantes piensa en abandonar Alemania
Las mismas barreras a las que se enfrentó Giannis N. en Alemania se repiten en un nuevo estudio publicado por el Instituto de Investigación sobre el Empleo.
Basado en una encuesta a 50.000 inmigrantes que se trasladaron a Alemania con edades comprendidas entre los 18 y los 65 años, el estudio concluye que uno de cada cuatro se plantea marcharse.
La encuesta, realizada entre diciembre de 2024 y abril de 2025, mostró que los más propensos a marcharse son personas con un alto nivel educativo, con éxito y bien integradas, precisamente, las que Alemania más necesita.
Sin conocimientos de alemán, vives "como un fantasma"
Utku Sen, ingeniero de ciberseguridad de 33 años, también abandonó Alemania al cabo de tres años, movido por un sentimiento de exclusión similar.
Describiendo su primer año en Berlín como "una luna de miel", Sen dijo a DW que más tarde se dio cuenta de lo dura que podía ser la vida para un recién llegado sin sólidos conocimientos de alemán.
"Como turco, siempre me sentí un ciudadano de segunda clase. Pensaba que integrarme en la comunidad alemana me llevaría décadas, o que quizá nunca lo conseguiría", afirma.
Poco después de publicar en YouTube un video en turco sobre la discriminación cotidiana en Alemania —que obtuvo casi medio millón de visitas—, Sen se trasladó a Londres.
"Hay una vida ahí fuera, aparte de la tuya, y tú no perteneces a ella. Deambulas por ella como un fantasma. Los demás ni siquiera saben que existes, y tampoco puedes conectar con ellos", dijo.
Hablar alemán con fluidez no siempre ayuda
Según la búlgara Kalina Velikova, ni siquiera hablar el idioma con fluidez rompe necesariamente las barreras en Alemania.
Velikova, de 35 años, que pasó nueve años en Bonn estudiando y trabajando en el campo del trabajo social, dice que se sintió excluida por primera vez durante sus años universitarios, a pesar de hablar perfectamente alemán.
Con el tiempo, la constante sensación de distancia social empezó a afectarle.
"Empecé a ser más fría. Sentía que estaba desarrollando una alergia a Alemania, y yo no quería eso".
En 2021, Velikova dejó Bonn por Sofía, donde ahora trabaja como gestora de proyectos.
"Por supuesto, aquí también hay luchas diarias", dice. "Pero, en general, mi calidad de vida ha mejorado, aunque gane menos y trabaje más".
Se necesita un cambio cultural
Anastasios Penolidis, gestor de campos de refugiados, que se trasladó a Alemania hace siete años, afirma que educar a la sociedad en general es esencial para abordar los retos a los que se enfrentan los inmigrantes.
"Más educación política y social, nuevas instituciones para combatir fenómenos como el racismo y bajar los impuestos a los bajos ingresos", dice, enumerando lo que considera necesario.
Penolidis añade que apenas puede llegar a fin de mes, a pesar de que tanto él como su novia trabajan a jornada completa. Critica los elevados tipos impositivos para los solteros sin hijos, calificándolos de injustos y desmotivadores.
Penolidis, de 33 años, se planteó recientemente regresar a Grecia, aludiendo, como principales motivos de preocupación, a las políticas fiscales y al racismo estructural que sigue padeciendo.
Sin embargo, Penolidis no pierde la esperanza. Si se produce un cambio significativo, le gustaría quedarse en Alemania y fundar una familia. Para él, ese futuro depende no solo de la mejora de las políticas, sino de un cambio más profundo en la forma en que la sociedad alemana ve y apoya a quienes deciden llamarla su hogar.
(md/rml)