Alquileres a precios desorbitados, una burocracia kafkiana, un idioma complicado. Y al mal clima meteorológico, se suma ahora también el político, tras el auge de la extrema derecha. Motivos no faltan para el temido choque cultural en el país germano. Pero tampoco faltan los buenos motivos para quedarse. Nos lo cuentan tres chilenos que viven o han vivido en el país.