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Por qué Ecuador perdió la paciencia con Julian Assange

11 de abril de 2019

Assange vivió en la embajada ecuatoriana en Londres durante casi siete años. Con la retirada del asilo diplomático para el fundador de WikiLeaks, el presidente de Ecuador espera ganar puntos a nivel internacional.

Ecuador: Präsident Lenin Moreno
Imagen: Getty Images/AFP/C. Vega

Una de las peculiaridades de la relación entre Julian Assange y Ecuador es que el interés en el destino del fundador de WikiLeaks fue y es enorme a nivel internacional, mientras que en su país anfitrión sudamericano mucha gente solo encoge los hombros al escuchar la noticia de su arresto. Assange, figura simbólica de muchos en la lucha mundial por la libertad de prensa, es apenas conocido por la mayoría de los 17 millones de habitantes en Ecuador.

Y hay otra peculiaridad en la relación entre Assange y Ecuador: tanto el actual presidente de Ecuador, Lenín Moreno, como su predecesor, Rafael Correa, querían y quieren ganar puntos a nivel internacional usando a Julian Assange, aunque con objetivos completamente opuestos. 

Correa aprovecha su chance en 2012

Cuando Julian Assange pidió asilo político en la embajada de Ecuador en Londres, el 19 de junio de 2012, fue como un regalo del cielo para Rafael Correa. El australiano y el populista de izquierdas son muy parecidos: ambos comparten una profunda aversión a los Estados Unidos. Las revelaciones de Assange han expuesto la política de Estados Unidos en Afganistán e Irak, mientras que Ecuador, Cuba, Venezuela y Bolivia formaban un eje antiestadounidense en Latinoamérica. De pronto, Correa tuvo la oportunidad única de ganar la atención de todo el mundo, gracias a Assange.

Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, 2017. Imagen: picture alliance/dpa/C. Eckner

El presidente ecuatoriano lo interpretó como su contribución a la lucha por la libertad de prensa, lo cual es tanto más sorprendente sabiendo que Correa tomaba medidas duras contra los periodistas en su patria y cerraba medios de comunicación de la oposición. El mensaje de Correa, a medio año de las elecciones presidenciales en Ecuador, era: Miren, yo sostengo mi mano protectora sobre Julian Assange y lucho incluso contra el imperio estadounidense y por la libertad de prensa.

Moreno se libra de la sombra de Correa

Con la siguiente peculiaridad en la relación entre Julian Assange y Ecuador, el fundador de Wikileaks no tiene nada que ver. Pero es la que se convirtió en su perdición.

Lenín Moreno, que fue vicepresidente de Rafael Correa de 2007 a 2013, lo sucedió en 2017. Muchos ecuatorianos sospechaban que Moreno era solo una marioneta de Correa y que continuaría la política de su predecesor, quien seguiría moviendo los hilos en el fondo. Moreno quiso poner fin a este prejuicio. Y lo hizo vigorosamente. Toda la política interior y exterior que Correa defendió durante los diez años de su presidencia fue cuestionada por Moreno.

Rafael Correa y Lenín Moreno en mayo del 2017. Imagen: picture-alliance/AP Photo/D. Ochoa

El antagonismo entre Moreno y Correa le cuesta a Assange el asilo y la libertad. Moreno se desplaza hacia la derecha en política exterior, rompe con la Alianza Bolivariana y toma un rumbo neoliberal en la economía. Funcionarios bajo sospecha de simpatizar con Rafael Correa son despedidos. Haciendo "tabula rasa", pretende que nada recuerde la "revolución ciudadana".    

La despedida paulatina de Assange

A más tardar cuando el personal de la embajada interrumpe su acceso a medios de comunicación en marzo de 2018 por haber interferido en los asuntos de otros países, cuando le exigen nuevas normas de conducta y cuando tiene que pagar él mismo el alojamiento, la atención médica y la lavandería (junto con la advertencia de que una violación de las normas podría dar lugar a la retirada del asilo), queda claro que el fundador de Wikileaks ya es sólo un invitado indeseado. A partir de entonces, Moreno deja entrever una y otra vez que preferiría deshacerse de Assange cuanto antes. y se dice que también habló de ello con Estados Unidos.

La retirada del asilo diplomático y la detención de Assange, con imágenes que recorrieron todo el mundo, es el punto final. El mensaje de Moreno es: Miren, por fin he reinsertado a mi país en la comunidad internacional y, por cierto, he humillado al máximo a mi enemigo favorito, Rafael Correa.

(gg/er)

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