En Brasil, el deporte puede servir como trampolín para pasar de la favela al podio de los campeones. Una dura prueba que no siempre termina con éxito.
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La gimnasta Rebeca Andrade es una de las privilegiadas que participa con la delegación de Brasil en las Olimpiadas. Entrena desde que tenía 5 años y su éxito es una historia marcada por todos los clichés brasileños. Su madre era empleada del hogar e iba a trabajar caminando para poder pagar el transporte de su hija al gimnasio de su cuidad natal. Con nueve años, Rebeca abandonó el seno familiar para cumplir su sueño, después de haber recibido una oferta del famoso club deportivo Flamengo, de Río de Janeiro.
Otros, como Pelé, Romario o el luchador Anderson Silva también son vivos representantes de este trampolín social, con el que no solo llegaron a las olimpiadas, sino que les sirvió para ser reconocidos a nivel mundial. “En el deporte, ricos y pobres se enfrentan al mismo nivel”, explica el historiador Marcel Tonini, de la universidad de Sao Paulo: “Los obstáculos que hay que superar en la vía tradicional de la educación son más grandes que en el deporte”. Sobre todo, en un país con diferencias sociales tan grandes, donde los deportistas de élite son reconocidos como héroes.
Para el periodista deportivo brasileño Cosme Rímoli, otro ejemplo sería el luchador Anderson Silva. “Son pobres, sin perspectivas y están furiosos, eso es lo que motiva a muchos luchadores”, dijo a la prensa, “muchos brasileños entrenan duro para salir de la pobreza. Anderson lo consiguió”.
Sin embargo, este campeón de los pesos medios cayó en desgracia. En su vuelta al ring tras recuperarse de una lesión, dio positivo por consumo de esteroides y fue suspendido durante un año. Además se le retiró la medalla. Pero estos casos de doping y corrupción no echan por tierra las aspiraciones de ascenso social de muchos atletas. Sobre todo, porque los ídolos nacionales trabajan incansablemente para que el sueño siga vivo.
¿Futbolistas pobres?
Durante su mandato como ministro de Deportes, Pelé, el rey del fútbol, hizo construir muchos centros deportivos para que niños y jóvenes no solo fueran atletas, sino también ganadores en otras disciplinas de la vida. También existen muchas escuelas de fútbol financiadas por estrellas como Ronaldo o Romario, consideradas como catapulta segura para hacer carrera. Una pasión por el deporte que, en muchos proyectos sociales, permite acceder a la formación o a la escuela.
Sin embargo, pese a los esfuerzos, este sueño se queda muchas veces en el tintero. Según una estadística reciente, publicada por la Asociación Brasileña de Fútbol, menos del 2% de los jugadores gana más de 2.800 euros. La mayoría tiene que conformarse con un salario de 281 euros como máximo. “En el 90% de los casos, el deporte no sirve para el ascenso social”, explica Sergio Settante Giglio, experto en deporte de la Universidad Unicamp: “El trampolín social es un mito. Los que ganan bien es porque han recorrido un largo camino”, continúa.
Marcel Tonini considera que ese “endiosamiento” de los deportistas de élite y futbolistas es contraproducente, porque desbanca a otros aspectos importantes en los que el país ha hecho historia. “Por ejemplo, nadie se acuerda de Abdias Nascimento, el primer senador negro de Brasil”, explica. Luchó y consiguió mucho por los derechos de los negros. El experto hace un balance más bien crítico de esta fiebre deportiva: “El pueblo considera héroes a los atletas porque no conoce la historia del país”.
Los atletas más exitosos de la historia de las Olimpiadas
Unos ya fallecieron, otros están retirados y algunos, incluso, participarán de nuevo en Río. Estos son los atletas con más medallas de la historia de los Juegos Olímpicos, del mundo y de Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa
Michael Phelps
Es el más grande. No sólo porque mide 1,92 metros, sino porque el nadador estadounidense tiene en su palmarés 22 medallas olímpicas, 18 de ellas de oro. Phelps, tras ganar los metales en tres Juegos Olímpicos diferentes, decidió retirarse en 2012. Pero, después de dos años sin competir, optó por volver a la piscina y logró calificarse para Río 2016, donde tratará de seguir ampliando su leyenda.
Imagen: Getty Images/T. Pennington
Larisa Latýnina
A pesar de que en realidad quería ser bailarina de ballet, por suerte la atleta nacida en Ucrania optó por una disciplina olímpica. Latýnina se subió al podio en 18 ocasiones en los JJ.OO. de Melbourne 1956, Roma 1960 y Tokio 1964. Logró 9 medallas de oro, 5 de plata y 4 de bronce. Cuando dejó el deporte, siguió su exitosa carrera como entrenadora del equipo de gimnasia de la Unión Soviética.
Imagen: Imago
Paavo Nurmi
El atleta finlandés ganó 12 medallas, 9 de ellas de oro, en los Juegos Olímpicos celebrados entre 1920 y 1928. Nurmi, además, estableció 24 récords del mundo en diversas distancias. En 1931 hizo publicidad del medicamento Rejuven, considerado hoy en día un anabolizante prohibido. Por problemas entre federaciones, Nurmi fue suspendido días antes del comienzo de los JJ.OO. de Los Ángeles 1932.
Imagen: picture-alliance/Imagno/Austrian Archives
Mark Spitz
Solamente en las Olimpiadas de Múnich 1972, el nadador estadounidense se colgó 7 medallas de oro. Antes, en México 1968, ya había ganado una plata y un bronce. Con tan solo 22 años Mark Spitz se retiró del deporte para dedicarse a los negocios. Casi dos décadas después, con 41 años, trató de clasificarse para los JJ.OO. de Barcelona 1992. Sin éxito.
Imagen: Imago
Carl Lewis
El estadounidense dominó el salto de longitud y las pruebas de velocidad en las décadas de 1980 y 1990. En 1999 fue elegido atleta del siglo. Con 9 medallas de oro y una de plata, Carl Lewis es uno de los deportistas olímpicos más laureados de la historia. En 2003 admitió haber tomado sustancias prohibidas durante su carrera deportiva.
Imagen: picture-alliance/dpa/S.Simon
Birgit Fischer
Es la deportista alemana más exitosa. Para Alemania y la antigua RDA, la piragüista Birgit Fischer logró 12 medallas, 8 de ellas de oro y 4 de plata. Participó en 6 Juegos Olímpicos, y eso que por culpa del boicot del Bloque del Este no compitió en Los Angeles 1984. Su dominio de la especialidad durante tanto tiempo le sirvió para entrar en el Libro Guiness de los Récords.
Imagen: AP
Reiner Klimke
El jinete de doma Reiner Klimke es el segundo deportista olímpico más exitoso de Alemania, detrás de Birgit Fischer. En los Juegos Olímpicos en los que participó (desde 1964 hasta 1988) obtuvo un total de seis medallas de oro y dos de bronce. Klimke, quien después trabajó como abogado, es uno de los pocos atletas que luego entró en la política (Unión Cristianodemócrata alemana). Murió en 1999.
Imagen: picture-alliance/dpa
Kristin Otto
Sólo participó en unos Juegos Olímpicos, los de Seúl 1988. Y en su primera y única aparición se llevó 6 medallas de oro a la Alemania Oriental. En 1999 y 2000, su entrenador y el médico del por entonces equipo nacional reconocieron haber suministrado sustancias prohibidas a Kristin Otto durante años. La hoy periodista deportiva declaró que ella nunca fue consciente de que estaba siendo dopada.
Imagen: picture-alliance/dpa/L.Perenyi
Isabell Werth
Los de Río 2016 serán sus quintos Juegos Olímpicos. Para los pasados de Londres la jinete de doma no logró clasificarse. Hasta ahora ha logrado cinco medallas de oro y tres de plata. En 2009 encontraron una sustancia prohibida en su caballo. Como consecuencia fue suspendida durante medio año. En 2013 recibió nuevas acusaciones de dopaje, que no pudieron ser probadas.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gentsch
Hans-Günter Winkler
Después de la Segunda Guerra Mundial fue uno de los deportistas alemanes más populares. Incluso su yegua "Halla" era famosa. Winkler es uno de los representantes del conocido "Sistema Ecuestre Alemán", caracterizado por la forma de entrenar, el tipo de ejercicios especiales que realizaban y el trato que dispensaban a los caballos.