¿Las comunidades de Pozuzo-Palcanzú en Perú no contarán con la ayuda europea para cultivos alternativos a la hoja de coca? ¿Tampoco habrá más “laboratorios de paz para familias desplazadas en Colombia? A partir del 2014, estos proyectos, financiados en parte con fondos de ayuda al desarrollo europeo (EuropAid), probablemente no existan más.

“El Parlamento Europeo ha lanzado un mensaje muy claro: ha dicho que no, que la decisión de sacar a once países pero sobre todo a Perú, Colombia, Ecuador y Paraguay del instrumento de ayuda al desarrollo no está bien tomada”, dice a DW el eurodiputado Ricardo Cortés Lastra, responsable de un informe a favor del cual votó esta semana el 85 por ciento de la eurocámara. “¿Por qué excluir a esos países y dejar dentro a Sudáfrica? La decisión es aleatoria y sería un error político”, subraya el eurodipuado español del bloque socialdemocráta.

“Agenda para el cambio”

El que once países de América Latina “se graduaran”, en términos de la Comisión Europea, y ya no requieran por lo tanto ayuda al desarrollo, ha creado polémica desde que a finales de 2011 se dio a conocer el nuevo concepto a seguir para el período 2014-2020. En la “Agenda for Change” el punto principal es el crecimiento y, con ese objetivo, los esfuerzos se concentrarán en agricultura y energía como los principales motores; excluidos del programa están los países de renta media.

Vistos el alto indicador de crecimiento de los países latinoamericanos y su excelente pronóstico (4,1 por ciento 2012, según el FMI) y dado que justo Perú y Colombia lideran la lista de los países con más crecimiento, la pregunta es evidente: ¿por qué seguir ayudando a países que crecen más que muchos de la Unión Europea?

Las dos caras de América Latina

“Es verdad que hay un crecimiento importante en la región y que la lucha contra la pobreza ha dado resultados evidentes”, afirma Cortés Lastra. “Pero también es verdad que existen otros indicadores como el de vulnerabilidad, el de desigualdad. Al aplicarlos, nos encontramos con una imagen bastante más realista”, añade.

Según consta en el informe, uno de cada tres habitantes subsiste debajo del umbral de la pobreza en América Latina que, según el coeficiente Gini de redistribución de la riqueza, es la región más desigual del mundo.

Por ello, la eurocámara se pronuncia a favor de mantener fondos destinados a la cohesión social, a la lucha contra el analfabetismo, a cooperar en la integración de políticas presupuestarias y fiscales que favorezcan la equidad por lo menos por cuatro años más, en un período de “facing out”. “Nuestra mensaje ha sido claro y la Comisión tendrá que escucharlo”, subraya Cortés Lastra. Por otro lado, apunta, en una Amércia Latina diferente sí hay un interés en definir una cooperación más acorde a la nueva situación.

Bombones o red eléctrica, la misma ecuación

Como fuere, según fuentes de la agencia de cooperación europea no es que estos países de América Latina vayan a desaparecer de la cartera de cooperación, sólo ya no recibirán ayuda bilateral; en proyectos regionales sí estarían integrados. ¿Un proyecto para niños de la calle de Cali ya no sería financiado, pero -en el marco del programa Al-Invest- sí la participación de un microempresario fabricante de bombones en una feria europea?

Probablemente. Lo que en todo caso cabe en el concepto de ayuda al desarrollo a nivel regional -del cual no se excluye a ningún país latinoamericano- son los fondos Laif (Latinamerican Investment Facility). Estos están destinados a facilitar la inversión (a través de bancos de desarrollo europeos) en infraestructura en América Latina, tomando en cuenta especialmente a la pequeña y mediana empresa.

Llamado a la reflexión

“La Comisión Europea ha hecho una reflexión en torno a la diferenciación entre países para definir con quién establecer una política de cooperación o una relación en otro sentido basándose en el producto interior bruto. Pero el Parlamento Europeo le ha recordado que no tiene que basarse exclusivamente en el PIB, porque éste no muestra la gran desigualdad que existe. Y que tenemos mucho que trabajar todavía en la cohesión social”, apunta Cortés Lastra.

No obstante, con una política de desarrollo orientada al crecimiento y, según explicaba el propio comisario Andris Piebalgs, a crear nuevos socios comerciales, la exclusión de su programa de cooperación de los países de renta media suena lógica.

“No, es una hipótesis falsa. ¿Vamos a sacarlos del instrumento de ayuda al desarrollo porque han hecho bien sus deberes? ¿Vamos a castigarlos? Además, ¿de qué crecimiento hablamos? Esa visión basada en el PIB es anticuada, de cuando todo se daba por bueno. Tenemos que hacer una reflexión de futuro”, replica Cortés Lastra. El ejecutivo europeo tendrá que revisar su propuesta de mínimos en cuanto a política de desarrollo hacia la región, asegura el eurodiputado, concluyendo: “La fuerza con la que se ha aprobado esta resolución demuestra que el Parlamento Europeo es más sensible y conoce mejor a esa otra América Latina, que sí le importa a Europa”.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas