Sin presión popular, con una oposición desorganizada y la ausencia de alternativa, la Cámara de Diputados podría garantizar, una vez más, la supervivencia de un presidente denunciado y con récord de impopularidad.
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Michel Temer debe sobrevivir una vez más. Poco antes de que la Cámara de Diputados vote sobre la segunda denuncia por corrupción contra el presidente, entre los opositores, son pocos los que apuestan que un mínimo de 342 diputados vaya a aceptar las acusaciones y vote contra el presidente. Este miércoles (25.10.2017), la única duda parece ser si Temer va a ser capaz de repetir los 263 votos obtenidos en la primera denuncia, en agosto.
Incluso con una tasa de apoyo popular que apenas alcanza el 3%, Temer debe conseguir encauzar la nueva victoria gracias a los mismos factores que prevalecieron en la primera votación: la ausencia de presión popular, los favores a los diputados, la falta de una alternativa y la debilidad de la oposición.
Ninguno de estos factores ha cambiado desde agosto hasta ahora, aunque las acusaciones esta vez son más severas.
Mientras la primera denuncia por corrupción se centró en dos episodios: la conversación entre Temer y el empresario Joesley Batista y el encarcelamiento de un exasesor del presidente filmado con una maleta repleta de dinero, la segunda ronda de acusaciones giró en torno al desvío de fondos monetarios.
Falta de alternativa
En las semanas que precedieron a la votación de la primera denuncia, la prensa y el mundo político especularon sobre los posibles nombres que podrían sustituir a Temer, como el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, del partido Demócratas de Río de Janeiro (DEM-RJ), el senador Tasso Jereissati, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB-CE) e incluso el exministro Nelson Jobim. Ninguno de estos nombres se barajó entre la clase política y ellos mismos no mostraron interés.
Esta vez, ni siquiera hubo un debate sobre los posibles sustitutos ni ningún candidato se presentó para suceder a Temer. En el caso del "impeachment” de Rousseff, hubo un vicepresidente y el ambicioso Temer fue la alternativa a Rousseff. Esta vez, Temer simplemente no tiene ningún adversario.
"No existen alternativas en el medio político, en los liderazgos sociales y en la sociedad civil para sustituir a Temer", afirma el científico político suizo Rolf Rauschenbach, del Centro Latinoamericano de la Universidad de St. Gallen.
Favores y compromisos
Temer, una vez más, repitió lo que ya había hecho en junio y julio: distribuyó enmiendas parlamentarias (fondos que son solicitados por los diputados para su uso en sus bases electorales) y ofreció cargos para garantizar el apoyo de los diputados. En la víspera de la primera denuncia, el presidente distribuyó 4.400 millones de reales. Esta vez, el importe fue un poco más "modesto", en total, 1.800 millones en septiembre y octubre.
Y así fue como como ocurrió en la primera votación. Temer volvió a atender las peticiones, en especial, de los ruralistas en la Cámara de Diputados, que suma más de 200 votos. En agosto, una primera oleada de "compromisos” ya había garantizado 146 votos de la "bancada”.
La oposición simplemente no cuenta con una maquinaria similar. Esta tampoco diseñó un plan de división de áreas gubernamentales para una eventual nueva administración o una especie de "cheque prefechado" para conquistar a diputados interesados en favores, como Temer y su círculo hicieron para apartar a Rousseff.
En su último lanzamiento de "flechas”, el exprocurador general de la República, Rodrigo Janot, también presentó dos nuevas denuncias contra los expresidentes Lula y Dilma Rousseff, además de otros nombres del Partido de los Trabajadores (PT), del Partido del Movimiento Demócratico (PMDB) y del Partido Progresista (PP). Estos hechos inflaron el discurso de victimización que ya venía siendo utilizado por parte de la clase política.
Silencio en las calles
Temer se podría convertir en el presidente con menos popularidad de la historia reciente de Brasil, según algunas encuestas, pero en las calles del país este dato no se ha reflejado en los últimos meses. Tras la votación de la primera denuncia, solo una persona se manifestó ante los ministerios para pedir la expulsión del presidente. Simplemente no hubo protestas, como en el derrocamiento de Rousseff.
Y una vez más, los diputados van a votar sin ninguna presión por parte de la población. Los grupos de derecha que organizaron las convocatorias contra la expresidenta decidieron nuevamente no convocar manifestaciones. La izquierda, por su parte, ha planeado unas pocas manifestaciones puntuales para este miércoles (25.10.2017).
Jean-Philip Struck (RMR/CP)
La trayectoria política de Lula
Natural de Caetés, Pernambuco, Luiz Inácio Lula da Silva fue el primero en llegar a la Presidencia de la República desde la clase obrera. Recordamos los principales momentos de su carrera política.
Imagen: Reuters/D. Vara
Lula y las huelgas del ABC
En 1975, Lula fue elegido presidente del Sindicato Metalúrgico de São Bernardo do Campo y Diadema y ganó proyección nacional al liderar una serie de huelgas a finales de la década. En 1980, fue arrestado y procesado por la Ley de Seguridad Nacional tras comandar una paralización que duró 41 días. Lula pasó 31 días en la cárcel del Dops (Departamento Estadual de Orden Político y Social).
Imagen: Instituto Lula
Fundación del PT
El 10 de febrero de 1980, poco antes de ser arrestado, Lula ayudó a fundar el Partido de los Trabajadores (PT) con el apoyo de intelectuales y sindicalistas. En mayo de ese año, al salir de la cárcel, fue elegido como primer presidente del partido. El pernambucano, entonces, se dedicó a la política: en 1982, concurrió al gobierno de São Paulo y, en 1986, fue elegido diputado constituyente.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Petroli
Campaña de 1989
El PT lanzó la candidatura de Lula en las primeras elecciones presidenciales directas tras el fin del régimen militar. Con una imagen de obrero y un discurso de izquierda, Lula provocó temor en varios sectores de la economía, que se alinearon a favor del candidato Fernando Collor. El 'petista' fue derrotado en la segunda vuelta. Hubo acusaciones de manipulación de la prensa en favor de Collor.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Gostoli
Campaña de 1994
Con las primeras denuncias de irregularidades en el gobierno de Collor, Lula lanzó en 1991 el movimiento "Fuera Collor" en apoyo al 'impeachment'. En 1994, concurrió nuevamente a la presidencia, con Aloizio Mercadante como segundo, pero fueron derrotados en la primera vuelta por Fernando Henrique Cardoso (PSDB). El PT, por otro lado, conseguía sus primeros gobernadores.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Scorza
Campaña de 1998
En 1998, Lula sufrió una de sus peores derrotas electorales. Entonces tuvo como candidato a vicepresidente al exgobernador Leonel Brizola (PDT), uno de sus rivales en la elección de 1989 y con quien disputaba la hegemonía de la izquierda. La fórmula no funcionó. Lula obtuvo sólo el 31% de los votos y no llegó a la segunda vuelta: el presidente Fernando Henrique Cardoso fue reelegido con el 53%.
Imagen: picture alliance/AP Photo/R. Gostoli
La toma de posesión de Lula
El eterno candidato del PT finalmente asumió la presidencia en enero de 2003, tras ocho años de gobierno del PSDB. Lula fue elegido con el 61% de los votos válidos en la segunda vuelta. La victoria llegó tras una intensa campaña, que vendió una imagen más moderada, simbolizada en el lema "Lulinha paz y amor", con el objetivo de calmar los mercados y ampliar el espectro electoral del partido.
Imagen: O. Kissner/AFP/Getty Images
Economía al alza
Tras las turbulencias finales de la era Cardoso, la economía brasileña volvió a crecer con Lula, sobre todo por el boom de las materias primas. Fue una época de grandes inversiones en obras de infraestructura. Y del descubrimiento del yacimiento del Presal. El crecimiento medio del PIB en el segundo mandato alcanzó el 4,6% anual. Esto catapultó la popularidad de Lula, que llegó al 87% en 2010.
Imagen: AP
Caída de la desigualdad
Los programas sociales lanzados por Lula, como Mi Casa, Mi Vida y ProUni, también contribuyeron a la popularidad del presidente. La Bolsa Familia, creada en 2004 a partir de la unificación de otros programas de transferencias de renta, se convertiría en su motor principal. Casi 28 millones de brasileños salieron de la pobreza en los ocho años del gobierno de Lula, según un balance de 2010.
Imagen: Vanderlei Almeida/AFP/Getty Images
El escándalo del mensajero
En 2005, el gobierno Lula fue alcanzado de lleno por el escándalo de compra de votos de diputados, el 'mensalão'. A pesar del desgaste, Lula sobrevivió a la crisis. Otros, como el ministro José Dirceu, una de las figuras fuertes de su gobierno, sucumbieron. Lula afirmó inicialmente que sus asesores lo habían "apuñalado", pero luego dijo que el caso era una invención de la oposición y la prensa.
Imagen: picture alliance / dpa / picture-alliance
La elección de Dilma
Tras ser reelegido en 2007 con más del 60% de los votos, Lula comenzó a preparar el terreno para su sucesión. Para ello eligió a su entonces ministra jefe de la Casa Civil, Dilma Rousseff, una tecnócrata sin experiencia electoral. En los tres años siguientes, Lula promovió la imagen de Dilma junto a los brasileños. La estrategia funcionó y salió elegida en 2010.
Imagen: Fabio Rodrigues Pozzebom/EBC
Lucha contra el cáncer
En octubre de 2011, a Lula le fue diagnosticado un cáncer de laringe. Se sometió a un agresivo tratamiento. Por primera vez desde 1979 se le vio sin barba. Los exámenes apuntaron a la remisión completa del tumor unos cinco meses después y Lula volvió a involucrarse en las campañas del PT. Una de las grandes victorias electorales de 2012 fue la de Fernando Haddad en el Ayuntamiento de São Paulo.
Imagen: AFP/Getty Images
Lula y el caso 'Lava Jato'
En marzo de 2016, Lula se vio involucrado en la 'Operación Lava Jato', que investiga el escándalo de corrupción en Petrobras. El expresidente fue llamado a declarar sobre un sitio en Atibaia, un triplex en el Guarujá y sus relaciones con contratistas investigados por corrupción. El mismo día, la Policía Federal hizo registros en residencias del petista y de su familia, además del Instituto Lula.
Imagen: Reuters/P. Whitaker
Demandado en varios procesos
En los meses siguientes, Lula fue denunciado de delitos como corrupción pasiva, lavado de dinero, obstrucción de la justicia y tráfico de influencias, viéndose acusado en cinco procesos diferentes, incluido el de 'Lava Jato'. Él siempre desmintió las acusaciones, negó cualquier delito y dijo ser víctima de una persecución política. También niega ser propietario de los inmuebles investigados.
Imagen: picture-alliance/abaca
Declaración ante Moro
En mayo de 2017, Lula declaró por primera vez como acusado ante el juez Sergio Moro. En un testimonio prestado en Curitiba, volvió a negar las acusaciones y alegó estar siendo perseguido políticamente. Y exigió la presentación de pruebas de que sea dueño de los inmuebles en Guarujá y Atibaia. El interrogatorio fue el último paso antes de la sentencia dentro de la Operación 'Lava Jato'.
Imagen: Abr
Lula, condenado
Lula fue condenado por primera vez el 12 de julio de 2017. La sentencia del juez Sergio Moro impone 9 años y 6 meses de prisión por los delitos de lavado de dinero y corrupción pasiva. El petista se habría beneficiado de una oferta pagada por la empresa OAS en la compra y reforma de un triplex en el Guarujá. Es la primera vez que un expresidente es condenado por corrupción en Brasil.