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Portugal y el secreto de su redención

Lea Fauth
1 de marzo de 2018

De oveja negra a hijo prodigio: desde 2015, cuando un Gobierno minoritario de izquierda tomó las riendas de Portugal, el país ibérico florece. Su ministro de Economía, Manuel Caldeira Cabral, explica el renacimiento luso

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Imagen: AFP/Getty Images

Portugal fue uno de los Estados comunitarios que más sufrió a causa de la última crisis financiera global. En 2011, el país ibérico se vio obligado a solicitarle créditos –78.000 millones de euros en total– tanto a la Unión Europea como al Fondo Monetario Internacional. En 2014 pudo prescindir del rescate. Al año siguiente, un Gobierno minoritario de izquierda tomó las riendas de la nación. Desde entonces, Portugal florece de nuevo. DW habló con su ministro de Economía, Manuel Caldeira Cabral, para que explique el renacimiento luso.

Deutsche Welle: Con 2,7 por ciento, la tasa de crecimiento económico de Portugal está por encima del promedio europeo. ¿Qué ha hecho ese país para lograr esa hazaña?

Manuel Caldeira Cabral: Le pusimos fin a la política de austeridad que bloqueaba el crecimiento, pero le dimos continuidad a la consolidación del presupuesto nacional y al proceso de reducción de la deuda soberana. Simultáneamente, nos esforzamos en restringir el gasto público y en aumentar los ingresos de la gente. Desde luego, el primer paso fue ganarnos la confianza de los inversionistas extranjeros y de nuestros conciudadanos. El segundo paso fue poner en marcha nuestro programa "capitalizar”, cuyo objetivo principal es mejorar las condiciones para que la economía prospere, y con eso me refiero sobre todo a la pequeña y mediana industria. Las fuentes primordiales de nuestro crecimiento son las inversiones y las exportaciones.

El ministro de Economía de Portugal, Manuel Caldeira Cabral.Imagen: DW/A. de Loore

El Gobierno minoritario, liderado por el Partido Social Demócrata (PSD), es apoyado por el Partido Ecologista Los Verdes (PEV), el Bloque de Izquierda (BE), el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista Portugués (PCP). En Alemania se le tiene mucho miedo tanto a los comunistas como a la figura del Gobierno minoritario. ¿Cómo funciona esta constelación en Portugal?

Nosotros estamos todos de acuerdo en varias cuestiones, sobre todo en la que concernía a la necesidad de sustituir la política de austeridad por otra nueva. Pero también aceptamos que hay otras cuestiones en las que podemos permitirnos estar en desacuerdo. Eso nos ha permitido buscar soluciones juntos para asuntos que todos consideramos decisivos: para propiciar el crecimiento económico, para invertir más en la educación y para conseguir que todos los habitantes del país tengan mejores condiciones de vida, por ejemplo. En resumen, ha quedado claro que podemos trabajar juntos y también que queremos aferrarnos a nuestras respectivas idiosincrasias.

Los partidos de izquierda hicieron presión para incrementar el gasto público. ¿Cómo ha podido el presupuesto nacional de Portugal mantenerse estable cuando el sueldo mínimo ha sido aumentado y se han agregado días feriados al calendario laboral?

Nosotros le hemos asegurado a la gente que no habría recortes. Incluso incrementamos algunos gastos para favorecer a los más pobres y a los ancianos. Pero el incremento de estos gastos se ha hecho en proporción con el grado de crecimiento de nuestro Producto Interno Bruto (PIB). Se aumentó el sueldo mínimo, pero eso no hace que Portugal sea menos competitivo como país porque en la industria orientada a la exportación no sólo influye el nivel de los sueldos, sino también la alta cualificación de los trabajadores, el buen estado de la infraestructura y las buenas relaciones en el seno de la sociedad. Además, hemos hecho el esfuerzo de echar a andar reformas para reducir la burocracia y modernizar el Estado. En otras palabras, estamos invirtiendo en factores que aumentan la productividad en lugar de reducir sueldos. Reducir sueldos es siempre una solución fácil, pero es siempre una mala decisión; eso puede elevar la competitividad del país a corto plazo, pero no da pie a estrategias para garantizar una competitividad duradera.

¿La política de austeridad dejó de cumplir su propósito?

Creo que Portugal demostró que otras políticas pueden conducir a muy buenos resultados. Si hubiéramos continuado implementando la política de austeridad en el país, muy probablemente no habríamos tenido un crecimiento económico tan acelerado y, en consecuencia, tampoco habríamos gozado de la confianza de los inversionistas. Por otra parte, nosotros también tuvimos el tino de evitar expandir demasiado nuestra política financiera. Es decir, encontramos el equilibrio ideal entre consolidación del presupuesto nacional y crecimiento.

En Grecia, el Gobierno de izquierda propuso un plan similar, pero fracasó. ¿Con qué recursos diplomáticos consiguió Portugal convencer a la Unión Europea y ante todo al Gobierno alemán de que su política económica funcionaría?

Nuestros vínculos con Alemania y con el Gobierno de Angela Merkel siempre fueron buenos. Alemania es uno de los más grandes inversionistas en Portugal. Una parte de los cambios que tuvieron lugar en la industria lusa fueron catalizados gracias a la cooperación con grandes empresas alemanas como Siemens o Volkswagen, que duplicó la fabricación de automóviles en Portugal. También hay compañías germanas emergentes como Zalando y empresas medianas que se han establecido en nuestro país debido al boom industrial y turístico.

No todos los efectos de ese auge han sido bien recibidos por los portugueses. Muchos se ven obligados a abandonar las casas que han habitado durante años, lustros o décadas porque los edificios residenciales son vendidos, derrumbados y sustituidos por hoteles o torres de oficinas. Otros se quejan del aumento del costo de la vida en sus barrios. ¿Quiénes sacan mayor provecho de este apogeo?

Las empresas emergentes, que muchos conocen como "startups”, están cambiando a la sociedad portuguesa. Las personas mayores, aquellas entre los 55 y los 65 años, están menos cualificadas para las exigencias del actual mercado laboral que las más jóvenes, aquellas entre los 25 y los 35 años; en términos porcentuales, la juventud portuguesa tiende a tener más diplomas universitarios que la alemana. Esta nueva generación está cambiando la cara de la sociedad lusa y atrayendo inversiones extranjeras directamente. Por eso hemos concebido instrumentos para financiar el desarrollo tecnológico del país y la creación de pequeñas empresas. Eso nos permitirá crear puestos de trabajo para personas cualificadas; esos son los puestos que necesitan los jóvenes.

Usted admite, entonces, que las personas de la tercera edad son los perdedores en este escenario de apogeo…

Los cambios descritos contemplan la creación de puestos de trabajo para las personas mayores y para los trabajadores menos cualificados. Nosotros tenemos un crecimiento equilibrado que se refleja en la marcada reducción del desempleo y de los niveles de desigualdad. Eso es importante porque nosotros no sólo queremos un crecimiento sostenible, sino también un crecimiento inclusivo que contraste con el crecimiento que se registra en otras partes del mundo.

Sus críticos no piensan lo mismo; ellos piensan que los trabajadores con los sueldos más bajos no van a tener oportunidades laborales en la "nación de los startups”. ¿Insistiría usted en que la política que el Gobierno luso está aplicando es una de carácter socialdemócrata?

Sí, nosotros implementamos una política inspirada por la socialdemocracia. Una política que se ocupa de los más pobres y que mejora tanto el sistema educativo como el sanitario. Pero también somos muy activos en lo que respecta a las innovaciones y la economía.

Lea Fauth (ERC/ERS)

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