Portugués Vitorino es elegido director general de la OIM
29 de junio de 2018
El político portugués António Vitorino fue elegido al frente de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), imponiéndose a Ken Isaacs, el controvertido candidato del presidente estadounidense, Donald Trump.
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El portugués António Vitorino fue elegido hoy (29.06.2018) próximo director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cargo que asumirá el 1 de octubre en sustitución del estadounidense William Lacy Swing.
El ex ministro de Defensa portugués y ex comisario de la Unión Europea, que asumirá su cargo el 1 de octubre, será el primer director general del organismo en casi 50 años que no viene de Estados Unidos. Este país es el que más dinero destina a la organización, que en los últimos años ha copado mucha atención por las crisis migratorias y de refugiados.
Isaacs: Islam es una "religión no pacífica"
Su elección se completó en la quinta ronda de votaciones, después de que en la tercera fuera eliminado el candidato estadounidense, Ken Isaacs. António Vitorino (Lisboa, 1957), jurista de formación, compitió en la última ronda con la costarricense Laura Thompson, quien ha sido directora general adjunta de esta organización en la última década.
Isaacs, que trabaja desde hace décadas en una organización evangélica de ayuda humanitaria, había sido nominado por Trump. Sin embargo, su imagen se vio deteriorada por varios tuits controvertidos en los que cuestionó el cambio climático y calificó el islam de una "religión no pacífica".
Junto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la OIM está muy involucrada en la resolución de la crisis migratoria y de refugiados. Mientras que el ACNUR se ocupa de los refugiados que necesitan protección, la OIM apoya, por ejemplo, a los migrantes que naufragan en Libia y en otros lugares ayudándoles a volver voluntariamente a sus países de origen. La organización cuenta con más de 10.000 trabajadores en más de 150 países.
FEW (EFE, dpa)
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Refugiados hondureños arriesgan sus vidas para llegar a EE.UU.
Los refugiados de Centroamérica intentan llamar la atención sobre los abusos y ataques que sufren cuando intentan llegar a Estados Unidos. Sanne Derks los documentó en un albergue en Apizaco, México.
Imagen: Getty Images/D. McNew
En movimiento
La mayoría de los inmigrantes centroamericanos viajan en el techo de los trenes de mercancías. Los oficiales de migración controlan con más frecuencia los buses. Cruzar la frontera americana es un reto. En caso de que no puedan permitirse un "coyote", un traficante de personas, muchos transportan drogas para pagarse el trayecto hasta la frontera, controlada por los carteles del narcotráfico.
Imagen: DW/S. Derks
Jugándose la vida
Un tren en marcha puede ser peligroso. Alex García, granjero de profesión, perdió una pierna al tratar de bajarse de un tren en movimiento. Se está recuperando en un centro de acogida de refugiados y no sabe qué será de su vida después de haberse curado.
Imagen: DW/S. Derks
No llamar mucho la atención
Según Miguel Ángel (en la imagen), el peor riesgo en el camino es ser secuestrado por una banda de crimen organizado como, por ejemplo, los Zetas. La mayoría de los inmigrantes no tienen celulares o un portátil en caso de que sean atrapadados o extorsionados.
Imagen: DW/S. Derks
Un alivio tras el arriesgado viaje
Los inmigrantes tratan de encontrar cobijo a lo largo de la ruta en uno de los 52 albergues o centros de acogida en México. En Apizaco, pueden descansar 24 horas a excepción de cuando han resultado heridos o han sufrido accidentes. Los cuatro hombres de la imagen tienen permiso para quedarse por más tiempo, porque recibieron disparos o fueron heridos durante el viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Esperando horas y horas
A veces, los inmigrantes tienen que esperar días para tomar el próximo tren. Delmín Flores (centro) y sus primos, Alejandro Deras y Luis Deras, están sentados al sol durante horas en frente del albergue. Se vieron obligados a abandonar la región cafetera en Honduras tras el desplome de los precios del café. De noche, corren el riesgo de ser atacados o asesinados por los traficantes de órganos.
Imagen: DW/S. Derks
Trepando para encontrar la seguridad
Muy pocos niños o mujeres realizan el viaje en tren. El riesgo de caer en mano de traficantes o ser violados es muy alto. Esta mujer y su hijo realizan el viaje acompañados de su marido, quien ha intentado cruzar la frontera más de 17 veces.
Imagen: DW/S. Derks
Heridas de balas
Herdín Varga cuenta cómo fue disparado por un guardia sobre el tren. Las balas lo hirieron en el brazo y en la garganta. Si la bala hubiera entrado un centímentro más a la derecha, hoy estaría muerto. Recibió el permiso de recuperarse en el albergue y seguir el viaje temporalmente por México en autobús
Imagen: DW/S. Derks
Rezando y pidiendo seguridad
El albergue fue fundado y financiado por el cura católico Ramiro Sánchez en 2010. Luego se convirtió en una organización civil, independiente del gobierno. Antes de que se sirva la comida, los refugiados rezan juntos. Muchos son creyentes y piensan que Dios los protegerá durante su viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Fuera del albergue
Si han dejado el albergue, los inmigrantes no pueden volver a pasar la noche en él. Esta regla se aplicó para proteger la seguridad de los empleados, quienes temen que los inmigrantes puedan haber estado en contacto con los traficantes de órganos.
"El albergue es para la ayuda humanitaria, no para que la gente haga negocios", dijo Sergio Luna, empleado del albergue, a DW.
Imagen: DW/S. Derks
Todo en vano
Este grupo de inimigrantes abordó el único tren que pasó ese día, pero paró inmediatamente después de haber dejado la estación de trenes. Se vieron obligados a recorrer el camino de vuelta hacia el albergue y esperar a tener más suerte la próxima vez.