El príncipe Harry de Inglaterra es más que el hombre soltero más deseado del mundo, según las revistas del corazón. El joven de 28 años está en misión militar en Afganistán desde hace 20 semanas, como parte de un destacamento aéreo donde él actúa como artillero de un helicóptero Apache. En esas funciones, que terminan esta semana, aseguró en una entrevista haber dado muerte a milicianos talibanes.

El tercero en la línea de sucesión de la corona británica se encuentra en la base militar Camp Bastion, en el sur de Afganistán, desplegado junto a las fuerzas de la OTAN que luchan por derrotar a los talibanes. Cuando se supo de su presencia en el lugar, los insurgentes prometieron hacer todo lo posible por acabar con Harry, al que un líder afgano incluso calificó de “chacal borracho”.

Cuando Harry fue consultado sobre si había tenido que disparar contra otros seres humanos durante su servicio, contestó que sí. “Disparamos cuando tenemos que hacerlo, tomamos una vida para salvar otra, pero esencialmente somos más un elemento disuasivo”, apuntó el nieto de la Reina Isabel, quien aseguró que, en general, los talibanes huyen apenas escuchan el ruido del Apache.

Las declaraciones aparecieron en distintas entrevistas concedidas a los medios, en una de las cuales incluso Harry interrumpe la conversación tras sonar una alarma de ataque. “Si hay gente tratando de hacer cosas malas a nuestros muchachos, entonces los sacaremos del juego, supongo”, dijo el príncipe.

Harry estuvo desplegado antes en la zona, específicamente entre 2007 y 2008. Esa vez trabajó como “controlador de avance aéreo” para las fuerzas de la OTAN. Sin embargo, la primera misión terminó abruptamente cuando la prensa filtró la presencia del heredero real en territorio afgano.

DZ (Reuters, Ansa)