¿Preludio de la catástrofe climática?
10 de agosto de 2003El calor impide dormir por estos días a buena parte de los europeos. Muchos no consiguen conciliar el sueño con temperaturas cercanas a los 30 grados en el dormitorio. Pero lo que en realidad debería provocar noches de insomnio es el hecho de que muchos de los países que se han comprometido a reducir la emisión de los gases que provocan el efecto invernadero por lo menos a los niveles de 1990, están lejos de alcanzar esa meta.
Metas en peligro
El experto de la socialdemocracia germana en asuntos medioambientales, Michael Müller, advirtió que si no se adoptan medidas adicionales, Alemania sólo alcanzará una reducción del 22% de las emisiones de dióxido de carbono hasta el año 2005 y no del 25%, como se había propuesto. Ante la ola de calor de las últimas semanas, en que se rompió el récord de 40,2° registrado en 1983 en territorio alemán, cunde la preocupación por los cambios que se están operando en el clima.
También el ministro alemán del Medio Ambiente, Jürgen Trittin, aboga por tomar medidas ante la situación. Si bien aclaró que las extremas temperaturas actuales "no pueden atribuirse únicamente a la catástrofe climática", hizo notar que el que se repitan sucesivamente es consecuencia del calentamiento que se está produciendo en la tierra. En su opinión, lo importante es mantener el fenómeno en el nivel más reducido posible, para lo que se requiere reducir cerca del 80% de las emisiones de dióxido de carbono hasta el año 2050. A más corto plazo, el ministro plantea la meta de lograr que, hasta el 2012, el 12,5% del consumo energético se cubra con energías renovables.
Piscina temperada
Aunque las altas temperaturas actuales no sean sinónimo de la catástrofe climática que vienen prediciendo muchos ecologistas, los expertos advierten de los efectos del calentamiento global. Mojib Latif, del Instituto de Biología Marina de Kiel, señaló por ejemplo que dentro de 50 años cabe esperar en Alemania un clima similar al de Oklahoma. "Apenas caerá nevadas y heladas, pero a cambio lloverá tanto más", indicó el entendido, que pronostica veranos más cálidos y húmedos, e inviernos más templados.
Por lo pronto, aparte de los múltiples problemas que está ocasionando -como los incendios forestales y cortes de energía eléctrica-, el tórrido verano europeo al menos tiene una virtud: junto con satisfacer a los amantes del sol, ayuda a tomar conciencia pública de lo que nos puede esperar si no se pone freno al efecto invernadero. Lo que ocurre en el Mar Mediterráneo da una clara idea. La temperatura del agua ha llegado en algunos lugares hasta los 32°, convirtiéndolo en una especie de "piscina temperada", como indicó el Periódico de Catalunya. Lo normal en esta época del año serían 25° o 26°. El oceanógrafo Jordi Salat explica que se trata de un fenómeno transitorio, que afecta sólo a la superficie del agua. Pero ello no es motivo para despreocuparse porque, con el calentamiento del mar, aumenta el riesgo de que en otoño se produzcan fuertes tormentas en la costa del Mediterráneo. Y éste es sólo un ejemplo.