Las posibilidades de que el presidente estadounidense, George W. Bush, logre esta vez la resolución que desea para legitimar la presencia de sus soldados en Irak, van en aumento. Sobre todo porque Washington está demostrando voluntad de escuchar los reparos de los gobiernos amigos, que meses atrás rechazó categóricamente. En el nuevo proyecto de resolución, que Estados Unidos presentó junto con Gran Bretaña al Consejo de Seguridad de la ONU, ha tomado en cuenta objeciones de países como Alemania y Francia, y comienza al menos a moverse "en la dirección correcta". Así han evaluado todos los sectores políticos de Berlín el nuevo documento, en el que por primera vez se establecen plazos para la retirada de las fuerzas de ocupación de Irak.

Opción salomónica

No es que se mencione una fecha concreta. El realismo impide, ciertamente, aventurar en qué momento el proceso de reconstrucción de las instituciones iraquíes permitirá enviar a los soldados occidentales a casa, sin que el país se desestabilice por completo. Tanto es así que incluso políticos socialdemócratas alemanes reconocen, públicamente, que no sería sensato retirar pronto a las tropas, que a duras penas logran contener los conflictos en el convulsionado Irak.

Así las cosas, la vía trazada en el enmendado proyecto de resolución es la más salomónica: ligar el término de la ocupación al cumplimiento de metas políticas como la celebración de elecciones y la aprobación de una nueva Constitución iraquí. En teoría, eso está previsto para fines del 2005 o comienzos del 2006. En la práctica, nada resulta evidente; habrá que ver cuán turbulentas son las aguas que correrán de aquí en adelante por los cauces del Tigris y el Éufrates.

Puntos por aclarar

El gobierno de Alemania considera que todavía quedan cosas que discutir antes de dar su aprobación al nuevo texto estadounidense-británico; por ejemplo, en lo tocante a las atribuciones que tendrá el gobierno interino de Bagdad y a la estructura de seguridad. De todos modos, el portavoz del gobierno de Berlín, Bela Anda, indicó que Alemania y sus socios están trabajando en pro de una nueva resolución para Irak. Al mismo tiempo, aplaudió la configuración de una nueva cúpula gubernamental en Bagdad, calificándola de "un paso importante en el camino hacia un Irak soberano y democrático".

El gobierno estadounidense ha ganado pues algunos puntos en la esfera internacional con su nueva "flexibilidad", que tanto se echó de menos en ocasiones anteriores. La administración Bush necesita con urgencia lograr avances en el tema iraquí, sobre todo teniendo en cuenta el creciente costo que está teniendo en términos de popularidad, que el presidente no se puede permitir si quiere ser reelegido. Por otra parte, todos en Europa temen las consecuencias de una desestabilización de Irak. Y ambos factores se conjugan para que esta vez se vislumbre la posibilidad de un entendimiento en el Consejo de Seguridad.