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UE-Mercosur: con cada árbol derribado, se aleja el acuerdo

José Ospina-Valencia
28 de agosto de 2020

La prensa alemana reseña el creciente escepticismo sobre la firma del Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y Mercosur. El acuerdo tiene ventajas y desventajas. ¿Qué predominará?

Tala de árboles en el Amazonas no cesa
Tala de árboles en el Amazonas no cesaImagen: picture-alliance/dpa/W. Rudhart

Der Tagesspiegel, de Berlín: más deforestación en Brasil, menos disposición en la UE

"La aplicación del acuerdo comercial de la UE con el Mercosur es cada vez más incierta. El jefe de la comisión de comercio del Parlamento Europeo, Bernd Lange (socialdemócrata), saluda el distanciamiento de la canciller Angela Merkel. El europarlamentario está convencido de que el acuerdo debería ponerse en el congelador.

Dicho Acuerdo prevé la aplicación del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, la silvicultura sostenible y la protección de los derechos laborales. Pero hay cada vez más convencidos de que Brasil, por ejemplo, no cumplirá dichas disposiciones. Así que sería absurdo firmar un acuerdo que un socio no quiere cumplir. Hasta el mismo portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, había declarado que Merkel tenía 'considerables dudas', en vista de la continua deforestación de las selvas tropicales en Brasil. (...)

Según datos del propio Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, entre agosto de 2019 y julio de 2020 se talaron más de 9.000 kilómetros cuadrados de selva tropical en la región amazónica brasileña, lo que supone un aumento del 35 por ciento.

No sorprende entonces que haya cada vez más reservas, no sólo en Alemania. Los gobiernos de Francia e Irlanda también son críticos, y los Países Bajos y Austria se alejan cada vez más del Acuerdo. En la actualidad, el acuerdo comercial ni siquiera lograría una mayoría en el Consejo de Ministros de Comercio de los 27 estados de la UE. Como se trata de un acuerdo mixto, tendría que obtener la mayoría en el Parlamento Europeo antes de ser ratificado por los Estados de la UE. (...)

La protesta contra las crecientes reservas políticas viene de los empresarios, que creen que solo con el acuerdo la UE podría ejercer presión política sobre el tema de deforestación. Porque es mejor mantener el diálogo con Brasil que empujarlo a los brazos de China. Las empresas europeas también jugarían su papel: pueden acordar con los proveedores brasileños que los productos no provengan de zonas de selva recién talada”.

Süddeutsche Zeitung, de Múnich: ¿ayuda al medio ambiente?

"En términos económicos, el acuerdo sería el más importante que la UE haya celebrado jamás. Con 780 millones de consumidores, crearía el mercado de libre comercio más grande del mundo, que representaría un cuarto de la producción económica mundial. Los partidarios lo ven como un importante contrapeso a las principales potencias económicas, EE.UU. y China.

Sin embargo, los opositores temen, entre otras cosas, que el acuerdo pueda llevar a que se exporten a los países del Mercosur plaguicidas aún más tóxicos de lo que ya es el caso. Solo en 2019, los Estados miembros de la Unión Europea exportaron sustancias por un valor mínimo de 915 millones de euros al territorio económico sudamericano, incluidos plaguicidas que no están aprobados en la UE, negocio del que también se benefician las empresas alemanas Bayer y BASF.

Los productos se utilizan, por ejemplo, en el cultivo de soja genéticamente modificada, que en parte termina en los establos de animales europeos como alimento. Brasil y Argentina son los principales compradores de plaguicidas.

Igualmente se ven riesgos para los consumidores en Europa. Los residuos de pesticidas podrían terminar en los platos de los consumidores europeos, en productos como la miel de abejas, por ejemplo: 35.000 toneladas de ella se importarían anualmente a la UE desde Mercosur, casi una cuarta parte de las importaciones europeas de miel. De hecho, en muestras se registran repetidamente niveles excesivos de pesticidas, y los productos deben ser destruidos. La importación de productos contaminados podría aumentar. Ecologistas concluyen que también por esta razón, el gobierno alemán no debería ratificar el acuerdo UE-Mercosur”.

Lateinamerika Nachrichten, de Berlín: Duque, en vez de tranquilizar, preocupa

"COVID-19 pone al país a prueba. La pandemia ha expuesto las horribles desigualdades estructurales de Colombia. Como en otros países latinoamericanos, la cuarentena es una cuestión de privilegio. En lugar de proporcionar ayuda directa a la población más pobre del país, el presidente Iván Duque introdujo una serie de medidas a favor de las grandes empresas y los bancos para impulsar la economía. La ayuda a la población de los barrios más pobres de Bogotá, Barranquilla y Cali ha provenido principalmente de organizaciones sociales o donantes privados.

La economía del país ya se encontraba en una situación difícil antes de la pandemia debido al bajo precio del petróleo -el producto de exportación número uno de Colombia- y la consiguiente devaluación de la moneda. Ahora, Colombia está en una recesión con un creciente desempleo. Subió un 21,4 por ciento en mayo, el doble que en el mismo mes del año pasado. Por lo tanto, 48 senadores y miembros de la Cámara de Representantes están exigiendo que se discuta un ingreso básico incondicional y temporal. Los parlamentarios de oposición piden un ingreso básico de 900.000 pesos (unos 220 euros) por tres meses, que podría recaudarse mediante un impuesto extraordinario a los súper ricos, la paralización de la reforma fiscal aprobada y la reestructuración de la deuda externa. Pero el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, se interpone en el camino, alegando que no se puede introducir un ingreso básico cuando la economía está en recesión.

Mientras tanto, la curva de contagio y la falta de perspectivas para la población y la violencia en las zonas remotas del país siguen aumentando. En esta crisis multidimensional, el presidente Duque ha demostrado con vehemencia su incapacidad para gobernar el país. Casi a diario, Duque hace discursos de 30 a 60 minutos televisados e informa sobre cómo está tratando de superar la crisis. Al hacerlo, cada vez parece más una caricatura de un presidente que, más que tranquilizar, preocupa”.

(er)

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