El periódico Frankfurter Runschau, de Fráncfort del Meno, opina: "Naturalmente, las acusaciones del Presidente Jair Bolsonaro contra organizaciones ambientalistas son solo propaganda de un político de derecha radical que quiere distraer de sus propias falencias. Los defensores del medio ambiente no son los responsables de los peores incendios forestales ocurridos desde hace años, sino -aparte de la prolongada sequía-, sobre todo, la política de Bolsonaro. El no quiere proteger la selva tropical, sino explotarla. De este modo, ha alentado a leñadores, colonos, buscadores de oro y a la industria agropecuaria a encender fuegos. Bolsonaro puede ser llamado, con razón, un incendiario. Ante esta previsible y dramática situación, Alemania y Noruega ya han reaccionado acertadamente. Han anunciado que ya no respaldarán financieramente proyectos ambientalistas en Brasil. Si eso no basta, Alemania y los demás países de la UE deberán reflexionar sobre un cese de la importación de mercancías para la obtención de las cuales se tala la selva”.

Selva sacrosanta

En la misma ciudad, el Frankfurter Allgemeine Zeitung publica un artículo fechado en Sao Paulo y Berlín, subrayando que la protección de la selva amazónica es considerada en Alemania como el componente principal de la lucha contra el cambio climático. "El bosque tropical brasileño tiene entre los ambientalistas en Alemania un estatus sacrosanto. El gobierno de Brasilia, en cambio, no considera que el cambio climático sea una amenaza, sino el revuelo al respecto. El ministro brasileño de RR.EE. sospecha que tras la política de protección climática se esconde una confabulación mundial, y también otros miembros del gobierno son contrarios a la globalización”.

Críticas al acuerdo UE-Mercosur

El Standard, de Viena, apunta por su parte: "Las noticias que llegan de Brasil asustan: la deforestación de la selva amazónica aumenta dramáticamente, impulsada por incendios forestales intencionales. El detonante es la política del presidente Jair Bolsonaro, a quien el cambio climático le es tan indiferente como la conservación del mayor tesoro natural del mundo. La destrucción de los bosques del Amazonas podría desequilibrar el clima global. Actualmente Bolsonaro es quizá el hombre más peligroso del mundo. Eso azuza en Europa las críticas contra el acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur. Pero condenar a muerte dicho acuerdo, como demandan ambientalistas y la mayoría de los partidos austriacos, no detendría a Bolsonaro. El tratado contempla numerosas sanciones contra prácticas dañinas para el clima y el medio ambiente en Sudamérica y, en general, proporcionaría más influencia a la UE”. 

Símbolo del modelo económico

El rotativo Süddeutsche Zeitung, de Múnich, hace notar que no es solo Brasil el que destruye este tesoro natural. "También en los países vecinos como Perú y Colombia se tala la Amazonía.  Además, miles de hectáreas de selva virgen arden igualmente en Paraguay y Bolivia, también allí con el respaldo o al menos la anuencia de la esfera política. No obstante, es sobre todo el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, el blanco de la crítica internacional. En los últimos días, se ha convertido para mucha gente, en el mundo entero, en símbolo de un orden económico favorable a la industria agropecuaria, en desmedro de la naturaleza y sobre todo de la selva amazónica. Pero se olvida que las bases de esta política las sentaron ya los antecesores de Bolsonaro. Ya con el socialista Inácio Lula da Silva, presidente de 2003 a 2011, el lobby de los terratenientes ganó cada vez mayor influencia. Con ningún otro presidente brasileño se taló tanto como en tiempos de Lula. Pero eso aún puede cambiar, porque Bolsonaro solo está en el poder desde enero de este año”.

(jov)

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