La prensa en alemán comentó esta semana la decisión de la UE de no reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y los problemas que enfrenta el "enfoque humano" de la política migratoria de Biden.
"No es un cambio político", dice un alto funcionario de la UE a FAZ. "Aunque la UE no reconozca a la nueva Asamblea Nacional, el mandato de la anterior ya concluyó y Guaidó ya no es el presidente. Sin embargo, se apuesta por que pueda poner de acuerdo a la oposción. Esa es la condición para que se produzca el cambio político que Borrell apoya con todas sus fuerzas", prosigue el funcionario. Borrell trató el año pasado una y otra vez de ejercer algún tipo de influencia sobre el régimen. En otoño envió a su jefe de gabinete a Caracas para pedir el aplazamiento de las elecciones a la Asamblea Nacional. Todo en vano.
La declaración de la UE ha enfadado a Guaidó y sus seguidores en Venezuela. Pero, en realidad, se trata de un gesto realista, porque allí apenas nadie ve a Guaidó como presidente interino. Hace dos años la situación era diferente: el joven diputado ascendió como de la nada a oponente de Maduro. Su proclamación como presidente interino, débilmente sustentada sobre algunos artículos de la Constitución, formaba parte de una estrategia acordada previamente con Washington. Se suponía que el régimen de Maduro se doblegaría en pocos días ante la presión del reconocimiento internacional de Guaidó. Pero Maduro, gracias a la lealtad del Ejército, se mantuvo en el poder, y el fracaso de Guaidó se hizo cada vez más evidente. (…)
Con la degradación de Guaidó de presidente interino a miembro de la 'Asamblea Nacional saliente', la UE reconoce indirectamente el fracaso de su estrategia hasta ahora. Al mismo tiempo, se abre la puerta para canalizar por otras vías su compromiso con Venezuela y apoyar la lucha de la oposición para lograr un cambio político en el país. Se trata de alejarse del duelo entre Guaidó y Maduro y encaminarse hacia un diálogo más amplio y un proceder pragmático en cuestiones como la ayuda humanitaria y la reconstrucción económica. (…) El nuevo Gobierno de EE. UU. sigue reconociendo a Guaidó como presidente interno. Antony Blinken, ministro de Exteriores de Biden, dijo que había que seguir presionando al 'brutal dictador' Maduro. Pero también en Washington hay la sensación de que, a pesar de todos los esfuerzos, 'no se han logrado los resultados deseados' y que hay que refinar la estrategia en Venezuela. Blinken también dijo querer impulsar una coordinación más estrecha con la UE y con los países latinoamericanos".
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Biden ve una oportunidad en la inmigración
Por su parte, el diario Die Welt comentó los problemas que enfrentará la política migratoria que quiere emprender Biden: "Pasarán años hasta que puedan revertirse las numerosas medidas de la era Trump. Para la experta Doris Meissner, miembro senior del think tank Instituto de Política Migratoria (MPI), el reto más grande es la frontera con México. Considera que será extremadamente difícil para Biden revertir la política de Trump y, al mismo tiempo, proteger las fronteras. Pero eso es algo necesario para que no dar alicientes que atraigan a los migrantes hacia EE. UU. Un aluvión repentino podría entorpecer los propósitos de reforma de Biden. Aunque, igualmente, este año podrían ponerse muchas más personas en camino hacia los Estados Unidos. 'La gran preocupación es que el enfoque humano que Biden quiere dar a la migración genere nuevos flujos humanos antes de que tenga tiempo de implementar buenas medidas políticas', dice Meissner. Todo parece indicar que Biden mantendrá en principio el régimen estricto en la frontera."
El legado tóxico de Trump: ¿logrará Biden el cambio?
42:36
Nuevo Gobierno, viejos problemas
También el rotativo Frankfurter Allgemeine Zeitung analizó las perspectivas de la política migratoria de Biden y se centró en la futura relación de EE. UU. con México en este asunto.
"Biden quiere atajar de raíz el problema (de la migración) junto a su colega López Obrador y combatir las razones de la migración en Centroamérica. Entre otras cosas, Biden quiere invertir cuatro mil millones de dólares para luchar contra la pobreza y la criminalidad en Centroamérica, pero los efectos de este programa se verían dentro de unos años, si es que logran verse. En principio, Biden dependerá de la muy criticada "ayuda" de México si quiere evitar un colapso en la frontera. Al contrario que Trump, no será agresivo ni amenazará con sanciones económicas al país vecino, sino que la actitud hacia México y Centroamérica será de cooperación. Pero cuando Washington habla de cooperación, se refiere a participación en la toma de decisiones o 'intromisión', dependiendo de la perspectiva. López Obrador ya dio a entender dónde residen para él los límites de la cooperación. En temas como la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, pero también en derechos laborales y medioambiente, no quiere consultar a Washington. La relación entre EE. UU. y México podría complicarse más que en los años de Trump.
(ers)
Venezuela: un país desangrado
El 6 de diciembre se llevaron a cabo elecciones parlamentarias en Venezuela en medio de la peor crisis en años. Hambre y escasez caracterizan la vida cotidiana en el país. La necesidad se manifiesta de muchas formas.
Imagen: Jimmy Villalta/UIG/imago images
Neveras vacías
En 2018, la nación caribeña registró la inflación más alta en su historia: 65.374%, según el portal alemán Statista. En el mismo año, el Fondo Monetario Internacional incluso calculó la inflación en 1.370.000%. Debido a la falta de divisas, apenas se pueden importar bienes. Comprar en los supermercados es imposible para la mayoría de los venezolanos debido a los altos precios.
Imagen: Alvaro Fuente/ZUMA Press/imago images
Alimentando a los pobres en la ciudad de Valencia, estado Carabobo
Solo aquellos que traigan su propio plato o envase pueden comer algo. Incluso las organizaciones de ayuda humanitaria carecen de cubiertos desechables. El otrora rico país ha estado sufriendo una grave crisis de abastecimiento durante años. Hay escasez de todo: comida, medicinas y las cosas más básicas, como jabón y pañales.
Imagen: Juan Carlos Hernandez/ZUMA Wire/imago images
Los niños se mueren de hambre
En Caracas, los niños extienden desesperadamente los brazos cuando Caritas u otras organizaciones distribuyen alimentos. Muchos no han comido en días. El 96 por ciento de los hogares vive en la pobreza, 64 por ciento en pobreza extrema, según un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello. La carne, el pescado, los huevos, las frutas y las vegetales solo se sirven en muy pocas familias.
Imagen: Roman Camacho/ZUMA Press/imago images
Sistema de salud al borde del colapso
El que lamentablemente tenga que ir a un centro de salud, como aquí en el Hospital San Juan de Dios de Caracas, tiene que pagar sus propios medicamentos y suministros como catéteres y jeringas. Más de un tercio de los 66.000 médicos con licencia ya abandonaron el país. El número de otros profesionales de la salud también se ha reducido, lo que ha llevado al sistema sanitario al borde del colapso.
Imagen: Dora Maier/Le Pictorium/imago images
Barro y madera como materiales gratuitos de construcción
Un niño juega en su casa de bahareque, un tipo de vivienda hecha de madera y barro cuya construcción se remonta a la época precolombina. Debido a la creciente pobreza extrema en las zonas rurales, estas estructuras se están volviendo más comunes nuevamente. Bajo estos techos no hay agua corriente ni electricidad.
Imagen: Jimmy Villalta/UIG/imago images
No hay electricidad en Venezuela
Los apagones permanentes paralizan regularmente el país. La oposición señala las inversiones demoradas, la corrupción y el mantenimiento inadecuado de los sistemas eléctricos como las razones. Por ello, el gobierno tomó medidas drásticas para ahorrar electricidad. Por un tiempo, los funcionarios públicos incluso redujeron su semana laboral a dos días hábiles para ahorrar energía. Sin éxito.
Imagen: Humberto Matheus/ZUMA Press/imago images
Viviendo en la calle
Cuando se va la luz, hace un calor insoportable en las casas si no se tiene un aire acondicionado que funcione. Entonces la gente traslada la vida a las calles, como aquí en Maracaibo. Por años ha habido cortes de energía no solo regionales en Venezuela, sino también nacionales. El presidente Nicolás Maduro asegura que sus oponentes hacen actos selectivos de sabotaje contra la infraestructura.
Imagen: Humberto Matheus/ZUMA Press/imago images
Escasez aguda de agua
En la parroquia Santa Rosa, en la ciudad de Valencia, el suministro de agua ha colapsado de forma tal que hasta la gente se baña y lava su ropa y otras cosas en charcos al costado de la carretera. Ya no hay agua potable.
Imagen: Elena Fernandez/ZUMA Wire/imago images
Luz y agua
En el río Guaire fluyen solo aguas residuales y productos químicos tóxicos. En Venezuela, el agua y la electricidad son delicadamente interdependientes: la falta de electricidad y mantenimiento agrietaron las paredes de los embalses del país y el nivel del agua bajó. Como resultado, se generó menos electricidad en las centrales hidroeléctricas y se produjeron apagones. Un círculo vicioso.
Imagen: Adrien Vautier/Le Pictorium/imago images
En busca de agua potable
En Guacara, en el estado Carabobo, una residente camina por las calles con recipientes de plástico en busca de agua potable. En algunos lugares de Venezuela solo hay unas pocas horas de agua corriente tres días a la semana. Por esta razón, muchas familias llenan rápidamente todas las botellas y frascos que encuentren para tener un poco de agua cuando la sequía vuelva.
Imagen: Juan Carlos Hernandez/ZUMA Wire/imago images
Aguas contaminadas
Los venezolanos nadan en petróleo, pero no de buena manera: en el lago de Maracaibo, los pescadores arrojan sus redes desde neumáticos viejos, a pesar de que el agua está contaminada con petróleo. Las costas también están afectadas. Debido a fugas en oleoductos y una avería en una refinería cerca de Puerto Cabello, en el noroeste del país, unos 20.000 barriles de crudo se derramaron al mar.
Imagen: Miguel Gutierrez/Agencia EFE/imago images
"El pueblo necesita gasolina"
En Guacara, en el estado Carabobo, la gente espera con sus automóviles enfrente de las estaciones de servicio por más de dos semanas para cargar gasolina. Venezuela tiene que importar petróleo de Irán porque sus propias plantas petroleras en ruinas apenas pueden producirlo. Hace 10 años, la tasa de producción era de unos 2,3 millones de barriles al día. Ahora es menos de la mitad.
Imagen: Juan Carlos Hernandez/ZUMA Wire/imago images
El suministro de energía colapsó
En Caracas, la gente espera en la calle con sus bombonas de gas vacías con la esperanza de que por fin puedan volver a llenarlas. Dado que las fuentes de energía y gasolina fallan repetidamente en Venezuela, la gente ha cambiado al gas. Pero este recurso también se ha vuelto escaso.
Imagen: Miguel Gutierrez/Agencia EFE/imago images
Las aureolas se desvanecieron
Los rostros de Hugo Chávez, Fidel Castro, Evo Morales y Rafael Correa miran desde la pared de una casa en Caracas hacia un basurero desbordado. Muchos venezolanos veneraron como santos a los líderes socialistas de Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador. En Venezuela, el "socialismo del siglo XXI" no ha cumplido su promesa de prosperidad para todos.