El periódico eslovaco Pravda comenta que "el sistema de partidos que ha funcionado desde la fundación de la República Federal de Alemania en 1949, está en ruinas. Los dos grandes partidos tradicionales, CDU y SPD, perdieron en conjunto casi un 15 por ciento de sus votos, lo cual es una clara señal de descontento con la actual coalición. El terremoto político hizo surgir a la superficie, desde las más tenebrosas fosas de la política, a la Alternativa para Alemania. Ella es la verdadera ganadora de las elecciones".

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Le Figaro, de París, destaca el resabio amargo de la victoria electoral de Merkel y apunta: "El lugar de la canciller en los libros de historia está manchado por el histórico resultado de los populistas de la AfD. Su política migratoria, unida a la alianza con el SPD, regaló ese triunfo a la extrema derecha (…) 'Mamá' (Merkel) se convirtió en "madre de la AfD".

Democracia madura

Según el comentarista de Gazeta Wyborcza, de Varsovia, "la AfD dividirá al Parlamento entre los enemigos y su propia gente (como lo hizo el PiS en Polonia), entre alemanes mejores y peores, entre patriotas y traidores. En esa atmósfera no se puede sostener discusiones sobre un común denominador. Los partidos deberán luchar. (…) En Alemania comienza pues la lucha contra los enemigos de la democracia. La política ya no será monótona y aburrida".

A juicio del editorialista del Tages-Anzeiger, de Zúrich, el resultado electoral marca una cesura en la República Federal de Alemania: "Desde su prehistoria, nunca más había habido en el Parlamento un partido rabiosamente nacionalista, en parte racista y de derecha radical, y desde luego no de estas dimensiones. El antiguo consenso de excluir a esas fuerzas del discurso político se ha roto en forma espectacular. La ruptura de ese tabú choquea a muchos alemanes, lo cual es comprensible en vista del trauma de la época nazi. A la inversa, se puede decir que eso solo ha "normalizado” las condiciones políticas: Alemania era el último país de Europa central sin un importante partido de protesta derechista. (…) Por atemorizante que la idea parezca a muchos alemanes: el nuevo Bundestag reflejará la multiplicidad de opiniones, intereses y temores del país mejor que el anterior. Habrá más disputas, precisamente sobre la polémica política de Merkel con respecto a los refugiados. La democracia alemana es suficientemente madura para ello". 

Nubes negras sobre Europa

El periódico belga De Standaard plantea que "no solo la AfD, de origen antieuropeo, proyectará una oscura sombra sobre Europa. Merkel tiene que fraguar una coalición con el resucitado partido liberal, que tiene su propia y estricta idea sobre Europa. Durante su última  participación en el Gobierno –en la época de los paquetes europeos de ayuda para Grecia- votó siempre en contra. También en esta campaña electoral el FDP se mostró desembozadamente euroescéptico. No tiene muchas simpatías por Emmanuel Macron. Este presentará mañana sus ambiciosos planes de reforma de la eurozona. Abogará por un ministro de Finanzas fuerte, con atribuciones adicionales y un propio presupuesto. En Berlín habrá rechinar de dientes. Y es poco lo que puede hacer Merkel en contra. Así, la líder de Europa comienza su cuarto período con demasiado poco poder como para poder poner en movimiento al continente con un gran gesto".

El periódico liberal L'opinion, de París, concluye: "Aun cuando, tras el "brexit” y la elección del aislacionista Trump, la canciller está consciente de su responsabilidad por el futuro de la Unión Europea, sabe lo que los alemanes no están dispuestos a aceptar: pagar más, en nombre de la solidaridad. (…) A Emmanuel Macron le corresponderá crear las condiciones para un gran acuerdo europeo, sin pasar a llevar a los alemanes. Desde el domingo, el presidente cuenta con una aliada que de seguro tiene peso, pero está muy debilitada".

Autora: Emilia Rojas Sasse (VT)