Presa hidroeléctrica de Hidroituango: "nos mataron el río"
Judit Alonso
14 de marzo de 2020
En el Día Mundial de Acción en Defensa de los Ríos, DW habló con Milena Flórez, vicepresidenta del Movimiento Ríos Vivos, que se opone a la construcción de una de las presas hidroeléctricas más grandes en América Latina.
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Situado a unos 170 kilómetros al norte de Medellín, el proyecto de la presa hidroeléctrica de Hidroituango en el río Cauca, el segundo más caudaloso de Colombia, pretende generar 2.400 megavatios. No obstante, la obra, una de las las presas hidroeléctricas más grandes en América Latina, cuenta con la fuerte oposición del Movimiento Ríos Vivos. Integrado por 15 organizaciones que representan a comunidades indígenas y campesinos asentadas en el Occidente, Norte y Bajo-Cauca antioqueño, fue creado en 2008 y 2009 para la defensa del río, del agua y de la vida. Su objetivo es permanecer en el territorio pero con una vida digna.
DW: ¿Cuán necesaria es la construcción de la hidroeléctrica de Hidroituango? ¿Qué beneficios y perjuicios comporta este megaproyecto para el territorio y las comunidades?
Milena Flórez: El megaproyecto se vende diciendo que Colombia necesita energía, cuando ya tiene suficiente. La han vendido a otros países.
Las afectaciones ya se venían dando cuando se empezó a privatizar el territorio. Nunca se hizo consulta a pesar de que eran comunidades indígenas. En 2017 apenas vinieron a reconocer un sitio nutabe.
Nos dicen que tendremos muchos beneficios, como la pavimentación de las vías, pero eso es porque ellos las necesitan. El río era nuestra vida y se estaba perdiendo la fauna y la flora. Todas las actividades se fueron, como la pérdida del barequeo. En 2018 se habían cortado más de 4.500 hectáreas de Bosque Seco, pero también nos mataron el río. Se secó por tres días y de aguas abajo se murieron miles de peces. De aguas arriba, todas las comunidades quedaron atrapadas.
En este sentido hay que recordar que ese mayo se produjo un deslizamiento la comunidad Puerto Valdivia fue evacuada y más de 5.000 personas quedaron damnificadas. En octubre el Tribunal Latinoamericano del Agua recomendó realizar el desmantelamiento inmediato de esta obra por considerar que la población se encuentra expuesta al riesgo de manera permanente. ¿Qué intereses existen para que las instituciones públicas sigan apostando por este proyecto?
Las comunidades siguen con la angustia, las fallas geológicas siguen. No hay un estudio que diga que el macizo rocoso es estable. El Gobierno no escucha, no oye, no ve. Los intereses económicos han prevalecido. Empresas Públicas de Medellín (EPM) al igual que la Gobernación de Antioquía son empresas que no quieren que se les quiten el prestigio que tienen. Siguen insistiendo, a pesar de que, a finales de 2018, la Contraloría General de la República hizo una auditoría diciendo que este proyecto no es viable ni financieramente ni estructuralmente, por todas las fallas, por todos los daños ambientales y económicos. El megavatio de energía de este proyecto va a ser el más caro del mundo, entonces no es rentable.
En octubre de 2019, el Directorio Ejecutivo de Banco Interamericano de Desarrollo (BID) uno de los principales inversionistas del megaproyecto, aprobó una investigación para determinar si se cumplió con los estándares sociales y ambientales. Otro de los financiadores del proyecto es el banco español BBVA...
Se está poniendo fecha para que vengan al territorio porque apenas consiguieron a todos los expertos del BID que van a ser parte y estamos concretando los lugares.
El 14 de febrero nos reunimos con el BBVA en Madrid donde nos reiteraron que el BID era el líder y que ellos estaban cumpliendo con las responsabilidades sociales. Cuando les comenté todos los daños ambientales, económicos y sociales que hay en el territorio reiteraron que lo están haciendo lo mejor que pueden.
Se comprometieron a venir al territorio a ver las afectaciones que están ocasionando este megaproyecto, pues debido a la financiación también son responsables. Aún no se ha acordado fecha para la visita pero esperamos concretarla muy pronto ya que en abril vamos a tener muchas actividades como la demanda de anulación de licencia ambiental del megaproyecto.
Mientras la movilización continua, la violencia no da tregua en Colombia. ¿Cómo ha afectado al Movimiento Ríos Vivos en general y en tu caso particular? ¿Qué acciones se han llevado a cabo frente esta situación?
Hay seis líderes asesinados del Movimiento Ríos Vivos. En 2018 hubo dos líderes asesinados, uno reclamante de tierra afectado por el megaproyecto.
Lo que se ha hecho es denunciar tanto nacionalmente como internacionalmente porque el estado colombiano no ha prestado atención a todos estos asesinatos. En Colombia no cesan los asesinatos a los líderes sociales ni los desplazamientos forzosos. En Ituango hubo un desplazamiento de más de 800 personas hace dos semanas. Se han desplazado más personas que en el conflicto armado.
También hay muchas amenazas colectivas e individuales, en mi caso por eso estuve en un programa de acogida en Barcelona. Los programas son muy buenos pero los líderes sociales no deberíamos salir por estar defendiendo la naturaleza y los recursos de nuestro territorio porque es un deber, un derecho, defender lo que nos duele.
(eal)
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Reserva Thomas van der Hammen: la lucha por el último relicto de naturaleza en Bogotá
Para unos está claro: la "Van der Hammen" es intocable. Otros apoyan la construcción de vías contra los atascos en el norte de la ciudad. Un paraíso con pronóstico reservado. ¿Sobrevivirá a los intereses encontrados?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un paraíso en disputa
Este lugar paradisiaco en los Andes colombianos pertenece a la llamada “Reserva Thomas van der Hammen”, el último reducto de bosques y humedales situado en el norte de la capital de Colombia. No obstante, se encuentra en el centro de una disputa jurídica y política desde hace 18 años; unos a favor de su reforestación y conservación, mientras otros apuestan por la urbanización. ¿Quién se impondrá?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Bogotá, una ciudad que arrasa...
Bogotá es la 3ª capital más alta del mundo, pero a pesar de estar a 2.6301 metros de altura, sus 10 millones de habitantes respiran un aire cada vez más contaminado. Los bosques de los "Cerros Orientales" y la última reserva natural producen el oxígeno para su población, además de brindar espacios de recreo. Desde el Cerro Majuy se ve cómo el concreto acorrala la naturaleza, metro tras metro.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un bosque convertido en colcha de retazos
A pesar de que la reserva Van der Hammen es un “área protegida”, las autoridades no han garantizado su total integridad. Este territorio ha sido violentado por constructores y, en parte, usado como vertedero. Su completa restauración implicaría el derribo de edificios y fábricas, con la consecuente indemnización de los propietarios. ¿Quién está dispuesto a pagar por aire puro?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Naturaleza: un bien común
Fuertes intereses económicos colisionan aquí: los territorios de la Reserva Van der Hammen están en medio de una zona de gran interés de expansión urbana. Los bogotanos asfixiados por las emisiones del tráfico urbano y las fábricas piden conservar el último pulmón verde de su ciudad como una zona de beneficio común. Algunos niños ven aquí, por primera vez, aves silvestres, a menudo migratorias.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Árboles marginados en una selva de cemento
Los Cerros Orientales recorren la ciudad de sur a norte. “A la gente se le olvidó que hay robles y cedros, que eran sagrados para los indígenas, pero desaparecieron de nuestra historia cultural”, dice Wilson Ramírez, reforestador del Instituto Humboldt. Las montañas son para muchos en Bogotá como una película que ven todos los días desde la lejanía, pero cuyos escenarios les parecen inaccesibles.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
El "Humboldt" colombo-holandés
Thomas van der Hammen (1924-2010) fue un geólogo, botánico, micólogo, paleontólogo y arqueólogo colombo-neerlandés que dedicó su vida a estudiar los ecosistemas de los páramos andinos que surten con agua a Bogotá. En su honor, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) declaró en 2011 dicha zona como Reserva Forestal y la llamó Thomas van der Hammen.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ecosistemas por ¿autopistas?
A pesar de que urge garantizar la conexión de los ecosistemas, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, planea cruzar la reserva Thomas Van der Hammen con cuatro autopistas y construir 350.000 casas, al tiempo que promete “agrandar el área protegida”. Así lo presentó en la pasada Cumbre Global de Acciones para el Cambio Climático en San Francisco, dentro de la iniciativa "Cities4Forests".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
La propuesta de la Alcaldía: "agrandar, y quitar"
La reserva se ha convertido en un "obstáculo" para la movilidad del tráfico, según la administración, y plantea “una reserva más grande y mejor conectada, que recupera humedales y bosques, donde todos puedan disfrutar de la naturaleza”. La idea es "incrementar el área ambiental de 634 hectáreas a 1.104 y el área total de 1.396 a 1.710." Pero también "sustraer" 104 hectáreas para unas 10 vías.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ciudadanía vigilante
Los planes de la administración son rechazados por muchos, y alabados por otros. “La capital de Colombia se juega la pérdida del 70% del suelo protegido del norte de Bogotá”, advierte Patricia Bohórquez, de la ONG Red de Humedales. El Partido Verde, por su parte, cree que el gobierno de la ciudad “quiere hacer desaparecer casi la ruralidad del norte de Bogotá”. Otros exigen una consulta popular.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Propietarios: entre esperanza y temor
Algunos dueños de predios coinciden con el alcalde que ha dicho que la Van der Hammen "no existe”, que “está solo en el papel” o que es un “potrero” que impide la infraestructura. Otros apuntan a que “construir un gran parque natural es utópico, porque los predios son privados”. Pero el alcalde también asegura que su oficina ya tiene un buen monto de dinero para adquirir los terrenos.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Futuro incierto
Después de que un tribunal aprobara el plan urbanizador de la alcaldía, tras una interpelación, este revocó la decisión y entregó la última palabra sobre el destino de la Reserva Thomas Van der Hammen a la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR), un ente gubernamental que decidirá, basada en estudios, a mediados de marzo de 2019. “La naturaleza está de fiesta”, apuntó entonces un ecologista.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
"Reserva estratégica", ¿digna de restaurarse?
El pulso que libran los bogotanos entre naturaleza y tráfico obliga a una difícil armonización de derechos comunes e individuales, así lo pide la Constitución. El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia celebra que la Alcaldía haya abierto el debate sobre esta reserva “en estado de degradación”, y poder así “garantizar su viabilidad ambiental".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
187 y más razones para proteger la Reserva Van der Hammen
Para las ONG Cerros de Bogotá y Humedales de Bogotá, hay razones de sobra para la preservación la Reserva Van der Hammen: 187 especies de aves y 514 de flora, así como 5 ríos, el Bosque de Las Mercedes, último relicto de la Sabana y mariposas por describir. Guías ofrecen caminatas en las que los visitantes no salen del asombro por la belleza de sus paisajes, pero también por el riesgo que corren.