La fiscalía surcoreana había pedido cinco años de cárcel y una multa de 500 millones de wones (unos 375.000 dólares) para Lee, a quien acusaban de estar detrás de los movimientos para inflar artificialmente el valor de una de las dos compañías implicadas en la fusión, Cheil Industries, y hacer lo opuesto con la otra empresa, Samsung C&T, lo que generó pérdidas a otros inversores. 

El veredicto llega tres años y cinco meses después de que Lee fuera imputado por fraude contable, abuso de confianza y manipulación de precios de activos bursátiles.

Los fiscales consideraban probado que esto último se obró mediante compras irregulares de títulos de ambas empresas, diseminación de información falsa o influenciando a figuras clave del Servicio Nacional de Pensiones surcoreano, que era uno de los accionistas principales de Samsung C&T (considerada la tenedora de facto del grupo), para que aprobara la fusión.

También se acusaba a Lee de estar detrás de un fraude contable en torno a la biofarmacéutica Samsung Biologics, que es subsidiaria de Cheil Industries, donde el empresario era accionista mayoritario en 2015 con el 23,2 % de los títulos en su haber.

La fusión se consideró crucial en su momento para cimentar la sucesión de Lee como heredero del gigantesco conglomerado que fundó y controla su familia, ya que su padre y antecesor en el cargo,Lee Kun-hee, había sufrido un año antes un infarto que lo mantuvo incapacitado hasta su fallecimiento en 2020.

Lee, que es presidente ejecutivo de Samsung Electronics, la empresa más importante del mayor grupo empresarial de Corea del Sur, pasó un año en la cárcel entre 2017 y 2018 y otro año y medio másentre 2021 y 2022 por cohecho y malversación en el marco de la trama de la "Rasputina", que supuso a su vez la destitución y encarcelamiento de la expresidenta surcoreana Park Geun-hye.

El heredero y líder del grupo Samsung recibió un indulto presidencial en agosto de 2022, para darle la oportunidad de "contribuir a superar la crisis económica de Corea del Sur", como parte de una larga tradición de Corea del Sur de liberar, por motivos económicos, a líderes empresariales condenados por corrupción.

rml (efe, reuters)