París: Atropello mortal a prostituta transgénero peruana
22 de febrero de 2020
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Una trabajadora sexual transgénero peruana murió atropellada por un automóvil la madrugada del viernes en el Bois de Boulogne, un parque de París conocido por ser un centro de prostitución, en un acto intencionado según los primeros elementos de la investigación. Los hechos se produjeron a las 2:30 am, según la policía. La fiscalía de París ha abierto una investigación por homicidio voluntario, según informó a AFP el viernes por la noche.
Dos testigos explicaron a los investigadores que un Renault Clio con tres personas a bordo aceleró a toda velocidad y embistió voluntariamente a la víctima en el Bois de Boulogne antes de darse a la fuga. Pese a la intervención de los servicios de emergencia, la víctima murió en el acto. En el mismo bosque murió hace año y medio otra prostituta transgénero peruana, Vanesa Campos, asesinada a tiros en agosto de 2018.
Unas 30 trabajadoras sexuales transgénero, la mayoría de ellas peruanas, se congregaron el viernes por la noche en la escena del crimen alrededor de un altar levantado con velas, rosas rojas y blancas y retratos de la víctima, identificada como Jessyca Sarmiento. "Las chicas nos llaman todas las noches para decirnos que son víctimas de actos violentos muy graves", declaró Giovanna Rincón, presidenta de Acceptess T, la organización de defensa de los derechos de las personas trans que organizó la reunión. La organización ya se puso en contacto con la familia de la víctima. Según ella, la ley de prostitución de 2016, que penaliza al cliente, es responsable del aumento de actos violentos contra las trabajadoras sexuales al obligarlas a ejercer en áreas apartadas para esconderse de la policía. "Todas las noches nos preguntamos si vamos a volver a casa con vida", contó una de las trabajadoras sexuales. (afp)
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Lucha contra la explotación sexual infantil en Colombia
La ONG holandesa “Down to Zero Alliance” combate la prostitución infantil. Eline van Nes visitó Bogotá y Riohacha en Colombia para averiguar más sobre esta lucha contra el abuso comercial de niñas y niños.
Imagen: DW/E. van Nes
Vendiendo su cuerpo como mercancía
En Santa Fe, un populoso barrio de Bogotá conocido como la "zona de tolerancia", niñas, niños y travestis se paran en las calles para vender sexo. La edad de consentimiento en Colombia es de 14 años. Sin embargo, es un delito grave si alguien paga a una niña o un niño menor de 18 años por sexo. La prostitución es legal en Colombia, pero se limita a los burdeles y zonas designadas.
Imagen: DW/E. van Nes
Un lugar para sentirse seguro
Esta es una de las 16 niñas acogidas por la Fundación Renacer, un refugio para víctimas de explotación sexual comercial. La explotación sexual comercial de la niñez comprende la prostitución infantil, la pornografía infantil y el tráfico infantil con fines sexuales. A las niñas y niños - de 7 a 17 años de edad - se les brinda ayuda y apoyo psicológico.
Imagen: DW/E. van Nes
Un techo sobre sus cabezas
En el refugio, cada niña y niño tiene su propia cama y casillero para sus pertenencias. En promedio, las víctimas permanecen un año aquí, en donde reciben alimentos y asistencia psicológica. Algunos niños fueron abandonados por sus familias, otros tienen familiares que los visitan de vez en cuando, pero no tienen los medios para protegerlos de la explotación sexual comercial.
Imagen: DW/E. van Nes
Un hogar para niños colombianos y venezolanos
Una de las chicas en un refugio para víctimas de explotación sexual comercial frente a un mural de la organización. Las dos banderas representan los países de origen. Hay chicas colombianas, venezolanas e indígenas wayuu. Las niñas y los niños sufren cambios de humor extremos, pasando del llanto incesante a la violencia física.
Imagen: DW/E. van Nes
Creciente sensibilización
Mario Gómez es un fiscal de Bogotá, especializado en trata de personas. Gómez dirige una campaña nacional para aumentar la conciencia sobre los peligros que se esconden tras ofertas de trabajo que parecen demasiado buenas para ser honestas. Muchas víctimas no quieren hablar de su situación. Algunos no se ven como víctimas de la explotación sexual, otros se avergüenzan o tienen miedo de represalias
Imagen: DW/E. van Nes
Reflexionando sobre su futuro
William Plazas, un voluntario de 17 años, en su habitación. Según William, muchos colombianos y venezolanos en problemas económicos consideran la prostitución como una salida a la falta de dinero. Él conoce a muchas niñas y niños que son explotados sexualmente, pero no son conscientes de ello. Algunos niños, niñas y jóvenes hacen “favores sexuales” por conseguir un nuevo teléfono móvil.
Imagen: DW/E. van Nes
Un vínculo fuerte
Luz Ángela Lavao, la madre de William, protege a sus hijos, especialmente a su hija de 13 años, Valentina, porque viven muy cerca del distrito rojo de Bogotá. William tiene una fuerte relación con su madre y comparte todo con ella. Fue gracias a su madre que William terminó siendo voluntario de la Fundación Renacer, donde se involucró en proyectos de prevención.
Imagen: DW/E. van Nes
Superando su trauma
Una joven víctima de explotación sexual muestra un dibujo de su hogar. Para proteger a los niños, sus caras son ocultadas. La fotógrafa tampoco le hace preguntas sobre sus malas experiencias a los niños. Sus dibujos y juegos revelan cuán traumatizados están los niños y jóvenes, qué extrañan o sueñan. Y, en el caso de los venezolanos, a quién y qué han tenido que abandonar en su país.