Primer ministro japonés camino a la reelección
13 de diciembre de 2014 Todo apunta a que Shinzo Abe, primer ministro de Japón y líder del Partido Liberal Democrático de ese país, tendrá una victoria fácil en las elecciones de este domingo (14.12.2014). Pero ese triunfo puede perder brillo si la abstención es tan alta como predicen los analistas políticos de la nación insular. Aunque el propio Abe ha descrito los comicios como una suerte de plebiscito mediante el cual sus compatriotas le dejarán saber si están de acuerdo o no con sus reformas económicas, muchos japoneses admiten que no se molestarán en votar.
Buena parte de la población da por sentado que Abe ganará, independientemente de cuánta gente vaya a las urnas, porque la oposición carece de unidad y de programa. Hasta los críticos de Abe aseguran que el actual primer ministro será recompensado con un nuevo mandato de cuatro años simplemente por ser “el menor de los males disponibles”. El Partido Liberal Democrático, que lleva las riendas del Gobierno, tiene 34,1 por ciento de respaldo en las encuestas y el Partido Democrático, su opositor más cercano, apenas tiene 11,7 por ciento.
Oposición debilitada
Bajo el mando de Abe, los liberales probablemente acapararán 300 de los 475 puestos disponibles en la cámara baja de la Dieta, el único órgano legislativo del Estado japonés. En las elecciones de 2012 obtuvieron 294. “Abe ha perdido apoyo en los últimos meses debido a las malas noticias económicas: el declive del Producto Interno Bruto, el aumento del impuesto al consumo y la renuencia de la población a gastar dinero. Pero la oposición no supo sacarle provecho a eso”, dice Jun Okumura, un investigador del Instituto Meiji de Asuntos Globales.
El Partido Democrático no se ha atrevido a criticar a Abe por el incremento del impuesto al consumo –del 5 al 8 por ciento– porque esa decisión ya había sido tomada por los demócratas cuando estaban en el Gobierno. Y los otros grupos opositores no han sido capaces de desviar la discusión del área económica –dominada por Abe, a pesar de las deficiencias de su Gobierno– a otros tópicos de importancia que van desde el reencendido de la red energética nuclear hasta el aumento en los costos de la salud y la educación.
Victoria segura, a pesar de la abstención
Las reinterpretaciones de la Constitución en materia de defensa, los recortes en la asistencia social y la erosión de los derechos de los trabajadores –el fin del “empleo de por vida” en Japón ha sido un shock para muchos– son otros temas que habrían podido levantar el perfil de la oposición frente a Abe. Arrojar luz sobre las promesas incumplidas de la reforma económica estructural de Abe también habría sido relativamente fácil. “La gente sabe que el plan económico de Abe no está funcionando. La brecha entre ricos y pobres ha crecido desde que ascendió al poder. Abe sólo ha beneficiado a las grandes corporaciones”, asegura el catedrático Makoto Watanabe.
“Pero eso no impedirá que Abe sea reelegido y estoy seguro de que continuará implementando sus reformas como si fueran la respuesta a los problemas económicos de Japón”, agrega este profesor de comunicación de Universidad Hokkaido Bunkyo. Watanabe teme que, a pesar de la abstención, Abe interprete su victoria como un aval de la población para imponer otras propuestas controvertidas: la enmienda de la Constitución para permitir el envío de tropas en otras regiones, el endurecimiento de los castigos para los criminales y la construcción de infraestructura innecesaria para el bienestar de la mayoría de la población.