Primer tifón de la temporada toca tierra en Filipinas
14 de mayo de 2020
El primer tifón de la temporada, Vongfong, tocó tierra el jueves en la isla de Samar, extremo este de Filipinas, cuando el país se prepara para el inicio paulatino de la desescalada de la cuarentena por la COVID-19.
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La tormenta se intensificó pocas horas antes de tocar tierra, este jueves (14.05.2020) en la localidad de San Policarpio, en la provincia de Samar Oriental, informó Pagasa, el instituto nacional de meteorología en Filipinas.
Alrededor de 400.000 personas han sido evacuadas de sus casas en zonas bajas y costeras en las provincias de Samar Oriental y Samar Norte, ya que Vongfong, bautizado localmente como Ambo, arrastra vientos de 150 kilómetros por hora, con rachas de hasta 185 km/h, y fuertes lluvias.
"Tenemos varias instalaciones habilitadas para el aislamiento de pacientes de COVID-19, pero afortunadamente no tenemos casos aquí, por lo que las usaremos para el refugio de los evacuados por el tifón", informó el jefe del consejo de reducción y riesgo de desastres de la provincia de Samar Norte, Josh Echano.
Las autoridades locales y provinciales del área han advertido de la necesidad de enviar ayuda y suministros de alimentos, ya que el cierre desde mediados de marzo por la pandemia de COVID-19 ha provocado escasez de recursos para alimentar a los evacuados.
Se espera que el tifón inunde toda la isla de Samar -la tercera mayor del país tras Luzón y Mindanao- donde Pagasa ya elevó en casi todo su territorio la alerta número 3, de un total de 4.
En Manila y provincias del centro y sur de Luzón -las más afectadas por la pandemia de COVID-19- ya se ha activado la alerta número 1, mientras se espera la llegada del tifón, este viernes.
Según los pronósticos de Pagasa, Vongfong se dirigirá hacia el norte tras llegar a Manila y saldrá el lunes del área de responsabilidad filipina camino a Japón.
Un promedio de 20 tifones azotan Filipinas cada año y el más destructivo y mortal fue en noviembre de 2013 cuando el supertifón Haiyan golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.
CP (efe, afp)
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Filipinas: así es la vida entre los muertos
El espacio habitable es escaso y caro en Manila. Unas 6.000 personas han hecho del cementerio “Norte”, en la capital de Filipinas, su hogar. Pero todos sueñan con una vida fuera de esos muros.
Imagen: Claudio Sieber
Último refugio para los pobres
Las tumbas y los mausoleos han estado habitados desde la década de 1950. Sus ingresos suelen ser insuficientes para el alquiler. Es por eso hay gente que vive en las tumbas familiares: no hay que pagar por ello. Algunos residentes viven en tumbas ajenas, pero se encargan, a cambio, de cuidarlas.
Imagen: Claudio Sieber
Tres generaciones
Muchos habitantes nacieron aquí, en el cementerio. Hay familias que llevan ya tres generaciones viviendo entre estos muertos.
Imagen: Claudio Sieber
Difícil día a día
La vida es dura. No hay agua corriente. Quien quiere asearse o lavar su ropa tiene que acudir a la comunidad vecina y comprar el agua con algo de dinero.
Imagen: Claudio Sieber
Apretados
Apenas puede hablarse aquí de una esfera privada. Mucha gente vive en pocos metros cuadrados. La electricidad para ver televisión, encender ventiladores y disfrutar de videojuegos se toma, a veces de modo ilegal, de algún vecino que vive en una vivienda común.
Imagen: Claudio Sieber
Karaoke
Para celebrar un cumpleaños, los habitantes del cementerio "Norte"cantan en un karaoke. A pocos metros, la tristeza de una familia que entierra a un bebé.
Imagen: Claudio Sieber
Funerales y entierros
Cada día, varios muertos son enterrados en este cementerio. El recuerdo y la visita regular a los muertos juegan un papel importante en Filipinas.
Imagen: Claudio Sieber
Helados
El vendedor de helados Hobito no vive en el cementerio. Pero llega casi todos los días desde donde vive, a casi 3 kilómetros, para endulzarle el día a estos niños.
Imagen: Claudio Sieber
Varado
Edwin Orocoy solía trabajar como cocinero en Arabia Saudita. Tras su regreso a Filipinas, tuvo un accidente. Desde entonces, ya no puede trabajar. Vive en el cementerio desde 2005, a la espera de que Dios y su familia no lo olviden aquí.
Imagen: Claudio Sieber
Cena familiar
Esta noche hay pulpo "abodo", un plato tradicional filipino. Richard cocina para su familia de seis, que vive en una tumba. Durante el día, Richard conduce un yipnis, uno de los típicos minibuses usados como taxis colectivos en Filipinas. No sabe cuánto tiempo le durará el trabajo, pues los vienjos yipnis están siendo retirados de las calles.
Imagen: Claudio Sieber
Clases
La Fundación Metodista Kapatiran Kaunlaran imparte clases a algunos escolares del cementerio "Norte". Aprenden lectura y escritura, matemáticas y algo de inglés. La maestra tiene la esperanza de que así, al menos uno de cada diez de estos niños tenga mejores oportunidades.
Imagen: Claudio Sieber
Biblia
Hay lecciones bíblicas regulares para los habitantes del cementerio. La gente aquí es profundamente religiosa. Y todo el mundo espera dejar algún día estos muros.
Imagen: Claudio Sieber
Guardianes y sepultureros
Erwin Zapata, alias "Zasho" (dcha.), trabaja desde pequeño como guardián de tumbas de niños. Él y cinco colegas ayudan en los entierros y se ocupan de que no se pierda nada. También se encargan de pagar las tasas, que se deben pagar cada tres años, para que no se reasigne la tumba.
Imagen: Claudio Sieber
El sueño de un hogar
El joven Kambal Cabaña ha vivido en el cementerio durante once años y, como todos, anhela vivir fuera, en una vivienda normal. Cría palomas de carrera y espera llegar a ganar mucho dinero en una carrera algún día. Así, él y su familia podrían cumplir su sueño.