Primeras condenas por muerte de 39 migrantes asfixiados
15 de septiembre de 2020
En 2019, fueron descubiertos los cuerpos de 31 hombres y ocho mujeres vietnamitas, incluidos dos niños de 15 años, en un camión en la zona industrial Grays, en el este de Londres.
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Siete personas, acusadas de haber participado en el tráfico que provocó la muerte de 39 migrantes vietnamitas encontrados en un camión frigorífico en Inglaterra, fueron condenadas este martes (15.09.2020) en Vietnam.
Se trata de las primeras condenas por el suceso, que puso de relieve los peligros de la inmigración ilegal, con traficantes sin escrúpulos.
Estado de semiesclavitud
Los migrantes terminan a menudo trabajando en salones de belleza o en plantaciones ilegales de cannabis en Reino Unido, reducidos a un estado de semiesclavitud.
Cuatro vietnamitas de entre 26 y 36 años fueron condenados este lunes a penas de entre dos años y medio y siete años y medio de prisión por un tribunal de la provincia central de Ha Tinh, declarados culpables de diversos grados de participación en la "organización del tráfico ilícito de migrantes". Otros tres recibieron sentencias de prisión en suspenso.
Murieron por falta de oxígeno
El 23 de octubre de 2019 se encontraron los cuerpos de 31 hombres y ocho mujeres, incluidos dos niños de 15 años, en un camión en la zona industrial Grays, en el este de Londres. Empacados en el contenedor, que venía del puerto belga de Zeebrugge, murieron por falta de oxígeno.
Muchas de las víctimas procedían de una región pobre del centro de Vietnam, donde las familias se endeudan por miles de dólares para enviar a uno de sus parientes al Reino Unido, por canales clandestinos, con la esperanza de que encuentren allí un empleo bien remunerado.
Varios inculpados en Europa
Varias personas fueron acusadas en el Reino Unido, entre ellas el conductor del camión frigorífico, Maurice Robinson, y un hombre norirlandés, Ronan Hughes, sospechoso de organizar los movimientos de los distintos conductores. Se declararon culpables de homicidio involuntario.
Trece sospechosos fueron inculpados en Francia, otros 13 en Bélgica.
VT (afp, dlf)
El Páramo de Berlín: la montaña de la muerte para los migrantes venezolanos
Pocos comprenden aún las dimensiones del éxodo venezolano. "Su desolación es tal que primero tenemos que regresarles la dignidad", dice a DW Patricia de Puyana, de la ONG Entre dos Tierras, que asiste a los caminantes.
Imagen: Patrícia de Puyana
Frailejones, cardos y romero
El Páramo de Berlín, un paisaje que los colombianos visitan para descansar, acampar, avistar animales silvestres y observar el firmamento en las noches despejadas, pero que los venezolanos cruzan apurados evitando la noche con sus gélidas temperaturas. Una habitante de la zona cuenta que el nombre de Berlín se debe a un ingeniero alemán que comparaba el frío de allí con el de la capital alemana.
Imagen: picture-alliance/dpa/El Tiempo
Páramo de Berlín: fuente de vida, peligro de muerte
El Parámo de Berlín, forma parte de un sistema de siete Parques Naturales, fuentes del agua que provee a más de 30 municipios en faldas y valles de los dos departamentos que en Colombia llevan el nombre de Santander. El Páramo de Berlín está entre 2.800 y 4.290 metros sobre el nivel del mar, entre Cúcuta, en la frontera con Venezuela, y Bucaramanga, en la ruta hacia Bogotá.
Cúcuta, el inicio del recorrido por Colombia
En esta ciudad fronteriza comienza el recorrido para la mayoría de venezolanos. Los que no tienen dinero para un tiquete de bus, guardan sus ahorros y toman la vía esperando llegar a Bogotá, Quito, Lima o Santiago de Chile, a pie. Pero primero tienen que salvar el primer gran obstáculo: el Páramo de Berlín, entre Cúcuta y Bucaramanga. 195 kilómetros de marcha, entre el desconsuelo y la esperanza.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Acosta
Una mirada de temor y esperanza
Dos migrantes venezolanos, asistidos por la Fundación Entre dos Tierras, con sede en Bucaramanga. Ellos tuvieron suerte de encontrar en el camino a voluntarios que los proveen de ropa contra el frío. Muchos van solo con vestuario para climas cálidos y se sorprenden de saber que el frío puede matar. Unos 17 caminantes habrían muerto, reporta una líder de la comunidad venezolana en Tunja.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta del frío
Unos cuentan con suerte de recibir zapatillas para seguir el camino, mientras otros ven frustrado su camino porque las ampollas les impiden continuar. La ONG Entre dos Tierras busca coordinar la ayuda espontánea de lugareños y viajeros, para que no sea solo puntual sino permamente. El sueño de Patricia de Puyana es construir un albergue en Bucaramanga que ofrezca comida y atención médica.
Imagen: Patrícia de Puyana
Caminando y pensando en dónde conseguir un empleo
Los migrantes no siempre tienen un destino fijo. Ellos van de ciudad en ciudad en busca de un trabajo, que difícilmente encuentran. Esto tiene que ver con que ya cientos de miles de sus compatriotas han ocupado las pocas vacantes que el mercado laboral de Colombia ofrece, un país con 9,7% de desempleo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Imagen: Patrícia de Puyana
Entre dos Tierras: “Hay que dignificar esta migración”
Para la Fundación Entre dos Tierras es prioritario "devolverle la dignidad a los migrantes". Patricia de Puyana cuenta que el grado de desolación en que muchos salen de su país y emprenden la travesía es aterrador. "No solo necesitan comida, abrigo y techo, sino también recuperar su dignidad", concluye. "Todos los pensamientos en Venezuela rondaban sobre cómo comer", dice un caminante.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta de la niebla
Migrantes venezolanos cruzan el Páramo de Berlín que durante buena parte del día permanece tras la niebla. La hiportemia y el mal de altura son algo con lo que pocos cuentan. Migración Colombia y delegados de la ONU recorren esta vía para confirmar las muertes reportadas a sus orillas, que no están hechas para peatones. "Después de caminar semanas perdemos la noción del tiempo", dice un migrante.
Imagen: Patrícia de Puyana
Llamado a ayudar
“Colombia y los colombianos tienen que enfrentar esta crisis humanitaria porque quienes la están sufriendo son seres humanos”, independientemente de su nacionalidad o su orientación política. Es el llamado de la Fundación Entre dos Tierras, que insta a hacer mucho más por quienes han tenido que huir del hambre y el futuro truncado en Venezuela. Autor: José Ospina-Valencia (er)