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Proteccionismo: la palabra impronunciable en el G-20

16 de marzo de 2009

En vista de los preparativos para la próxima cumbre del G-20 en Londres algunos diarios europeos expresan su escepticismo sobre si los conjuros contra el proteccionismo no son más que un sofisma de distracción.

La canciller alemana, Angela Merkel, visita la Feria de artesanos 2009.Imagen: picture-alliance/dpa

The Independent, de Londres, Reino Unido: “La canciller (alemana Angela) Merkel expresó en su forma aterrizada que quiere primero esperar a ver los efectos del primer paquete de medidas coyunturales para decidir si se necesita más dinero o no.

En el exterior la señora Merkel puede ser acusada de falta de solidaridad, pero ella tiene razón en ser precavida a la hora de decidir en qué se invierte el dinero. Pensar económicamente no es proteccionismo, considerado éste por el Gobierno británico, y con razón, como el verdadero peligro.

Es probable que la Cumbre G-20, en Londres, no vaya a salvar al mundo como lo espera el primer ministro Brown, pero ya un modesto avance en esa dirección podría considerarse como un éxito”.

G-20: “un tigre de papel“

Wremj Nowostej, de Rusia: “Los 20 grandes no poseen ningún instrumento para asegurar la implementación de las metas propuestas. Recordemos: los participantes del primer encuentro de los 20 en noviembre de 2008, en Washington, se comprometieron a no dictar ninguna medida proteccionista. Pero más tardaron en llegar a sus países que hacer justamente eso, introducir medidas proteccionistas de los mercados nacionales, incluido el de Rusia.

Las decisiones del G-20 se pasan por alto la realidad. En lo que concierne a la reestructuración de los bancos en Rusia, no se pueden esperar mejoras.”

Todos ponen, "ciertos" gerentes ganan

Die Tazgeszeitung, de Berlín, Alemania: “No hay nada más satisfactorio para un político que la convicción de la mayoría del electorado piensa lo mismo que él. Por eso tienen toda la razón en estar agradecidos con Klaus Zumwinkel (ex ejecutivo de Deutsche Post).

Su decisión de hacerse pagar una pensión de 20 millones de euros en plena crisis económica sólo puede catalogarse como un descaro. Para hacerse a semejante suma ni siquiera tuvo que evadir impuestos o involucrarse en un caso de comercio de información privada. Una excelente oportunidad (para los políticos) para perfilarse como los limpios y ganarse el aplauso público. Y qué oportunidad para hablar ignorando el verdadero problema.

Uno puede considerar detestable la conducta de ciertos altos gerentes; las leyes que les permiten actuar legalmente así, las hicieron los mismos políticos que ahora ponen el grito en el cielo.”

Autor: jov

Editor: el