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Proteger la taiga significa proteger el clima

11 de mayo de 2010

Las imágenes de árboles gigantes desplomándose en regiones tropicales centran el debate sobre protección forestal. Los bosques de latitudes templadas y frías también juegan un papel clave en la conservación del clima.

Estampa aparentemente idílica: este bosque está amenazado.Imagen: Mareike Aden

La grúa levanta sin esfuerzo un tronco tras otro. Lleva horas cargando los leños en un claro del bosque en el valle del río Bikin, en el extremo oriental de Rusia, y con temperaturas de 30 grados bajo cero. El experto forestal Yevgeniy Lepjoschkin, de la oficina del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Vladivostok, toma una foto tras otra. Por una vez, lo que aquí está sucediendo es para él un motivo de alegría: los leñadores deben despejar la zona.

Enormes troncos de árboles son cargados por grúas durante horas en un paraje del valle del río Bikin.Imagen: Mareike Aden

La organización ecologista que representa y la población autóctona son ahora quienes mandan sobre las 460.000 hectáreas de superficie del valle del río Bikin. Un territorio amenazado por la deforestación que el gobierno ruso les ha cedido por los próximos 49 años. “Los bosques primarios juegan un papel importante en la protección del medio ambiente. Sólo en la zona que tenemos arrendada, los árboles son capaces de fijar 48 millones de toneladas de carbono en forma de CO2”, explica Lepjoschkin. El gobierno alemán y WWF Alemania subvencionan el proyecto con 2,5 millones de euros en tres años en el marco de la Iniciativa Internacional de Protección del Clima. Posteriormente, el arrendamiento del bosque se financiará a través de la venta de certificados de emisiones de CO2.

Bosques boreales: región clave para el clima mundial

Gran parte del valle del río Bikin se encuentra cubierto por los denominados bosques boreales, formados por pinos, abetos, abedules y alerces. La también denominada taiga supone más de una tercera parte de la superficie forestal mundial y forma un cinturón verde al norte del Ecuador, entre los paralelos 40 y 70 del hemisferio norte. El 60% de estos bosques de encuentran en Rusia, pero según estimaciones de la Organización No Gubernamental (ONG) “Club Forestal Ruso”, tan sólo entre un 2% y un 3% de ellos se encuentran suficientemente protegidos.

Es por ello que la organización internacional Red de Rescate de la Taiga centra sus esfuerzos en apoyar la acción de los grupos ecologistas rusos y la población autóctona para proteger al bosque boreal de la tala incontrolada y a gran escala. “Los bosques boreales constituyen una región clave desde el punto de vista ecológico, ya que, debido a su sensibilidad a los cambios y a su tamaño pueden influir en el clima”, como recoge la Red de Rescate de la Taiga en un nuevo informe sobre el tema.

Naturaleza virgen: organizaciones ecologistas y habitantes de la región han arrendado el bosque.Imagen: Mareike Aden

Bomba de relojería para el clima

Pero también en Canadá y en los países escandinavos, los bosques boreales se encuentran amenazados por la producción no sostenible de madera y la progresiva urbanización de nuevas áreas. La organización ecologista Greenpeace trabaja desde hace años en el norte de Canadá y en Finlandia para impedir o, cuando menos, limitar la tala destinada a la producción de papel.

Un bosque boreal intacto no sólo puede almacenar grandes cantidades de carbono. También es más resistente a las consecuencias del calentamiento global. Justo lo contrario de lo que sucede con aquellos bosques boreales cuyos árboles más robustos han desaparecido por la tala intensiva, como concluye un extenso estudio realizado por científicos canadienses por encargo de Greenpeace. Especialmente problemático es el deshielo de la capa de suelo que se encuentra permanentemente congelada, conocida como permafrost, y sobre la cual crecen gran parte de estos bosques de coníferas. Un terreno que durante miles de años ha almacenado gases de efecto invernadero. Cuando el permafrost se derrite, facilita la liberación a la atmósfera de gas metano perjudicial para el medio ambiente. Los bosques sanos son capaces de retener en el suelo una gran parte de estos gases. “Por el contrario, un bosque boreal moribundo podría convertirse en una bomba de relojería para el clima”, afirma el experto forestal de Greenpeace Oliver Salge.

Debate público: los bosques tropicales desplazan a la taiga

El tigre de Amur o tigre siberiano, una especie autóctona en peligro de extinción.Imagen: WWF / Vasily Solkin

A menudo, los bosques situados en zonas frías juegan un papel secundario en la discusión sobre la protección forestal a nivel mundial: “lamentablemente, existe un vacío en la percepción de esta cuestión por parte de la opinión pública”, afirma el responsable de temas forestales de WWF, Frank Mörschel, quien coordina desde la parte alemana el proyecto en el valle del río Bikin. “La protección de los bosques tropicales es, de entrada, más atractiva y exótica por lo dramático de las imágenes de árboles gigantes desplomándose que vemos en la televisión”, explica. Los cambios en los bosques boreales no son tan llamativos y visualmente tan espectaculares, pero sus efectos son igual de evidentes. “No podemos cerrar los ojos ante esa realidad”, afirma Mörschel.

Por lo menos en el valle del río Bikin, en la Siberia oriental, los ecologistas disponen de 49 años para proteger los bosques boreales. Confían que, transcurrido ese plazo, el gobierno ruso concederá a la región el estatus oficial de zona protegida. Gracias al peligro de extinción que amenaza al tigre siberiano, el habitante más famoso de la región del río Bikin, la declaración podría producirse antes de lo que se pensaba: la ciudad rusa de Vladivostok acogerá el próximo otoño un encuentro en el que participarán todas las regiones en las que aún viven los denominados tigres de Amur. Si el primer ministro ruso, Vladimir Putin, hiciera de la protección de la región una cuestión clave, no sólo el tigre siberiano, sino también el clima mundial se beneficiarían de ello.

Autora: Mareike Aden
Redacción: Emili Vinagre

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