La cumbre del G20 todavía no ha comenzado, pero las protestas ya están en plena marcha. Hamburgo presencia un espíritu de protesta colectivo con 20 años de tradición. El tema central: la defensa del medio ambiente.
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Este miércoles (06.07.2017), una marea de zombis invadió la ciudad alemana de Hamburgo: personas cubiertas de lodo marcharon en procesión por las calles del centro. ¿Su mensaje? No debemos cerrar los ojos y caminar sin rumbo, sino mostrar más solidaridad y participación. El performance fue una idea del colectivo artístico "1.000 figuras" (1000 Gestalten).
Al final de la marcha, uno tras otro, los activistas se limpiaron la capa grisácea y costrosa, mostrando su colorida vestimenta. Los zombis volvieron a la vida, se abrazaron y bailaron.
Bailando contra el G20
Los mensajes de la ola de protestas de este año son fuertes: este miércoles, alrededor de 11.000 activistas se dieron cita en el desembarcadero de Hamburgo bajo el lema de "Prefiero los bailes que las cumbres del G20" (Lieber tanz ich als G20).
"Ésta probablemente sea la mayor fiesta rave que se haya celebrado en Hamburgo", escribió una participante en su cuenta de Twitter. Con sus carros alegóricos y la música, el desfile parecía más bien una celebración de carnaval que la protesta de manifestantes antiglobalización. El evento transcurrió pacíficamente.
Mensajes "verdes"
También los activistas de Greenpeace se lucieron. Ya sea con globos aerostáticos o instalaciones lumínicas en la Filarmónica del Elba, los mensajes a favor de la protección del clima saltaron a al vista.
La organización ecologista exige que los jefes de Estado y de Gobierno del G20 envíen una clara señal a favor de la rápida implementación del Acuerdo Climático de París, independientemente de la postura del presidente estadounidense, Donald Trump, al respecto.
Al mismo tiempo, Greenpeace publicó un estudio, que encargó a la Universidad Politécnica de Lappeenranta, en Finlandia. En él se comparan los costos de la generación de electricidad en los países del G20 tanto para las energías renovables como las fuentes de energía convencionales.
"En los países del G20 la protección del clima es un factor económico cada vez más importante", dijo Tobias Austrup, encargado de Greenpeace para temas energéticos y de tránsito. "Quien hoy día todavía invierte en centrales carboeléctricas, invierte en una tecnología que, el día de mañana, ya no será competitiva", agrega.
Mensajes claros
También el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) dejó clara su posición. Actualmente, en la fachada de la compañía eléctrica Lichtblick se puede leer en letras sobredimensionales: "La crisis climática nos afecta a todos. Actúen respecto a París, ¡ya!". Con ello, WWF y Lichtblick exigen de los principales países industrializados y emergentes que cumplan las metas del Acuerdo Climático de París y actúen más rápido.
"En todo el mundo luchamos en diferentes frentes para defender nuestra base de subsistencia", señaló Eberhard Brandes, presidente de la junta directiva de WWF en Alemania. "Los miembros del G20 no son solamente las principales potencias económicas, sino también los mayores contaminadores del medio ambiente. Con su peso, pueden y deben decantar la balanza a favor de todos nosotros, para garantizar una convivencia pacífica y justa en un planeta sano".
Autora: Hannah Fuchs (VT/ELM)
G20: las protestas son parte de la cumbre
Cada vez que se reúnen jefes de Estado y de Gobierno, así como ministros, las protestas no se hacen esperar. Los críticos de la globalización aprovechan las cumbres para desahogarse.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Sabrowsky
El comienzo: la batalla de Seattle
Ya pasaron casi 20 años desde la llamada “batalla de Seattle” (1999). Es considerada como el comienzo no oficial de la nueva ola del movimiento antiglobalización en Estados Unidos. En aquel entonces no se pudo llevar a cabo la conferencia de los ministros de Economía y Comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC): miles de opositores a la globalización se enfrentaron a la policía.
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Finalmente unidos
En el marco de las manifestaciones de Seattle, se unieron por primera vez los movimientos de trabajadores y de defensores del medio ambiente. Juntos, ambos grupos protestaron contra la Organización Mundial del Comercio y los efectos negativos de la globalización. Hubo numerosos detenidos.
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Londres: carnaval contra el capitalismo
Una de las primeras manifestaciones antiglobalización a nivel internacional fue el llamado “carnaval contra el capitalismo” del 18 de junio de 1999. Se realizó paralelamente a la cumbre del G8 en Colonia. Sobre todo en Londres y Eugene, en el estado de Oregón (EE.UU.), las fiestas de protesta llamaron la atención.
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Génova: escalada y parteaguas
Durante la cumbre del G8 en 2001, miles de personas protestaron bajo el lema de “Otro mundo es posible” en la ciudad italiana de Génova contra el desperdicio de recursos, la desnutrición y la desigualdad entre pobres y ricos. Lamentablemente las manifestaciones no fueron pacíficas. Fueron el comienzo de una nueva era de protesta con gases lacrimógenos, coches incendiados y cócteles molotov.
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La cosa se pone seria
20.000 policías intentaron controlar a los manifestantes. En vano. El triste balance: un sinfín de heridos, un muerto. El italiano Carlo Giuliani recibió un disparo en una pelea callejera. Desde entonces, las cumbres G8 y G20 se realizan casi siempre en lugares alejados y fáciles de asegurar.
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Garmisch-Partenkirchen: tranquilo e inaccesible
En 2015, la cumbre del G7 se celebró en el Castillo de Elmau, en Baviera. Masivas medidas de seguridad acompañaron el encuentro: las tapas de los sumideros en las calles fueron selladas con soldadura y se desmontaron los buzones. Geográficamente, la sede de la cumbre, a mil metros sobre el nivel del mar, era prácticamente inaccesible. ¿Y las temidas protestas violentas? No hubo.
Imagen: imago
¿Una cumbre climática?
En la cumbre del G7 en Elmau se discutieron muchos temas ecológicos, como la protección de los mares. Los participantes se comprometieron a intensificar y mejorar la lucha contra la polución de los mares y acordaron un plan de acción.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Stache
Hamburgo: ¿una sede peligrosa?
El hecho de que el G20 de 2017 se realice nuevamente en el centro de una ciudad, en el barrio Schanzenviertel de Hamburgo, es un paso valiente por parte de los organizadores. 20.000 agentes de seguridad velarán por la seguridad. En esta edición, se decidió que la ciudad portuaria de Hamburgo acogerá el evento para resaltar su papel como “puerta al mundo”. Estos activistas acampan en los parques.
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La cumbre alternativa
“El G20 defiende un sistema, que profundiza la desigualdad social”, dicen los organizadores de la “cumbre de solidaridad global”. Ésta se celebra poco antes del G20 en Hamburgo. En este foro, críticos del capitalismo y activistas del medio ambiente buscan alternativas a la política del G20, que, en su opinión, no puede solucionar problemas como el cambio climático, las guerras y el hambre.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Sabrowsky
Arrancan las protestas
En Hamburgo, ya comenzó la ola de protestas. En el puerto, activistas de Greenpeace cazaron el buque de carguero de carbón chino “Golden Opportunity”. Portaban pancartas y escribieron “End Coal” (pongan fin al carbón) sobre el costado del buque, antes de que la policía marítima confiscara sus barcos neumáticos.