Desde 2011, la juventud protesta contra los regímenes autoritarios, la injusticia social y el poder de los bancos y las agencias de calificación. Desde la revolución de Túnez en las protestas los jóvenes se hacen eco del desencanto, la sensación de haber perdido el tren del futuro.
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En Oriente Medio, España o Brasil se está dando el mismo caso, la generación mejor preparada de la historia está en la calle. La crisis financiera vació las arcas del estado y devolvió a los ciudadanos la sensación de que se favorece a los bancos y a los ricos en detrimento de los más pobres.