El imán Mahmud Dicko, líder de la oposición, hizo un llamado a la calma y a no provocar a las fuerzas de seguridad. El presidente Keita llamó a negociar, pero dijo que la violencia será castigada.
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Al menos siete personas perdieron la vida la noche del sábado en la capital de Mali, Bamako, en las protestas desatadas contra el gobierno y especialmente contra los resultados de las elecciones de abril pasado, informaron diversas fuentes este domingo (12.07.2020). Los disturbios tuvieron momentos de especial violencia, a pesar de las concesiones otorgadas por el presidente Ibrahim Boubacar Keita durante la madrugada.
El mandatario, enfrentado a un descontento cada vez más extendido, anunció quederogaba los nombramientos de los miembros del Tribunal Constitucional, una de las exigencias de los manifestantes. Sin embargo, esto no apaciguó los ánimos del todo, y ahora quedan demandas más difíciles de satisfacer, como la disolución de la Asamblea Nacional o la renuncia del mismo presidente.
Un portavoz del M5-RFP, la coalición política, religiosa y civil que encabeza las manifestaciones, sostuvo que "no estamos en condiciones de aceptar este sinsentido, exigimos la salida de Keita lisa y llanamente”. El presidente de Mali ganó el derecho a un segundo período al frente del país en 2018, en medio de fuertes polémicas. Luego, en abril de este año, se realizaron las parlamentarias. Tras ellas, la corte que el mandatario disolvió fue muy criticada por haber otorgado asientos adicionales en el Congreso al partido del presidente.
Llamado a la calma
Las muertes se produjeron en enfrentamientos de la policía con miembros de la coordinadora M5-FRP en el barrio de Badalabougou. Allí, los choques fueron especialmente violentos en dos lugares: los alrededores del domicilio de Mahmud Dicko, el imán convertido en líder de toda la oposición, y la casa de Dagnoko Manassa, presidenta del Tribunal Constitucional. La policía practicó un centenar de detenciones durante los disturbios, según el primer ministro, Boubou Cissé.
El mismo Dicko, un religioso muy influyente, llamó este domingo a bajar las tensiones. "No provoquemos a nadie. No ataquemos a nadie”, dijo en un video divulgado en las redes sociales. "Hablaré esta tarde en una transmisión que será televisada. Antes de eso, no incendien las estaciones de petróleo o este distrito. Tranquilidad, por favor, tranquilidad”, dice en el video.
Keita, por su parte, dijo estar dispuesto a dialogar, pero advirtió que cualquier "incitación a la violencia de ciertos responsables del M5-RFP” será respondida "sin ninguna debilidad” por los agentes del Estado.
DZC (EFE, AFP, Reuters)
Los años sangrientos de Mali
Pese a la misión de la ONU y los acuerdos de paz, la violencia en Mali no cesa. Desde 2012, tuareg e islamistas luchan contra el Gobierno en Bamako. En varias ocasiones también extranjeros se han convertido en blanco.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Traore
Ataque en el corazón de la capital
Los grupos terroristas Al Qaeda del Magreb Islámico y Al Murabitun reivindicaron el atentado contra el hotel Radisson Blu en Bamako, en el que los islamistas tomaron como rehenes a 170 personas. Decenas de huéspedes y empleados del hotel lograron escapar. 18 personas podrían haber muerto. El hotel alberga a muchos diplomáticos y periodistas de todo el mundo.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Traore
Islamistas en el norte
En el país existen muchos grupos armados. Por ejemplo, las milicias islamistas Ansar Dine, que se autodenominan “Defensores de la Fe” y que están bajo el mando de Iyad Ag Ghaly. Desde 2012, luchan por un Estado islámico en el norte de Mali.
Imagen: Romaric Hien/AFP/GettyImages
Terror y destrucción del patrimonio cultural
En 2012, Ansar Dine se hizo en poco tiempo con el control de amplias regiones del norte de Mali. Allí las milicias establecieron un régimen de terror, por ejemplo, cortaban las manos a presuntos ladrones y lapidaban a presuntos adúlteros. Ansar Dine llamó la atención mundial por la destrucción sistemática del valioso patrimonio cultural del país, como esta mezquita del siglo XV en Tombuctú.
Imagen: Getty Images
Bombas sobre Trípoli, con réplicas en Mali
También la guerra en Libia atizó el conflicto en Mali. Como consecuencia del caos y de los enfrentamientos armados tras el derrocamiento del dictador Gadafi, a partir de 2011 grandes cantidades de armas y numerosos combatientes cruzaron la frontera de Mali.
Imagen: picture alliance / dpa
¿Azawad o Estado islámico?
Después de haber luchado conjuntamente durante cierto tiempo, las milicias islamistas desplazaron también a los rebeldes tuareg más moderados. Por ejemplo al Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), que lucha por un territorio independiente de la tribu tuareg en el norte de Mali.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bindra
Operación Serval
A principios de 2013, los islamistas amenazaban con entrar en la capital, Bamako, ante lo cual el presidente francés, François Hollande, ordenó una operación militar contra los rebeldes. Hasta el verano de ese año, los franceses lograron reconquistar, con el apoyo de tropas malíes y de África Occidental, las ciudades más importantes del norte de Mali, en el marco de la llamada Operación Serval.
Imagen: dapd
MINUSMA deberá garantizar estabilidad
Alrededor de 10.000 soldados de la ONU deberán preservar la frágil paz en Mali. También el Ejército alemán ha enviado a 200 soldados al sur del país. Además, en la capital de Bamako están estacionados otros 50 soldados germanos, en el marco de una misión europea de entrenamiento para el ejército local. En la imagen se puede ver a la ministra de Defensa alemana visitando a las tropas en Mali.
Imagen: Reuters
Un poco de paz
No obstante, rebeldes y delincuentes no dejan que el país recobre la tranquilidad. Las noticias sobre atentados y secuestros están a la orden del día. En años recientes, cientos de miles de malíes se han visto obligados a abandonar su país. Los niños en la imagen viven en un campamento de refugiados en el país vecino, Burkina Faso.
Imagen: DW/D. van der Linde
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