Santiago de Compostela se ha engalanado ya para recibir al Papa que, según los cálculos de las autoridades, será saludado en las calles por unas 200.000 Personas, durante el recorrido de 11 kilómetros que hará en su "papamóvil".

Pero este viaje no está exento de polémica. El Papa visita España poco después de la protesta del Vaticano por la nueva ley del aborto impulsada por el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que también ha promovido avances sociales como la ley del matrimonio homosexual. Desde que fuera adoptada han sido celebradas unas 20.000 bodas gays y han seguido el ejemplo Argentina, Portugal y la Ciudad de México.

“En España hemos tenido una tradición religiosa bastante conservadora e integrista que se ha roto a partir del Concilio Vaticano II y durante la época de la transición (de la dictadura a la democracia), durante las décadas de los años 70 y 80. Posteriormente se ha vuelto a imponer la involución y la restauración promovida desde el Vaticano con Juan Pablo II y todo eso ha ido anulando las voces críticas, como se ha hecho en toda la Iglesia, pero en España más, probablemente porque el país es visto como un altavoz frente a América Latina”, afirma el teólogo Evaristo Villar, portavoz de la organización Redes Cristianas, que reúne a distintos colectivos y corrientes cristianas provenientes de toda España.

Los privilegios de la Iglesia

Se trata de la segunda visita del Pontífice a España después de la que realizó en julio de 2006. Su recorrido comienza en Santiago de Compostela, donde visitará la tumba del Apóstol Santiago, y continuará en Barcelona, donde consagrará el Templo de la Sagrada Familia. Se reunirá con cardenales, arzobispos y obispos, así como con los reyes y el presidente del Gobierno, que lo recibirá con honores de jefe de Estado. Pero también será recibido con protestas de distintos grupos que previamente a su viaje han criticado los altos costos, han reclamado con manifestaciones masivas un Estado laico y recriminando al Pontífice buscar con su visita consagrar los privilegios de los que goza la Iglesia Católica como ninguna otra institución de la sociedad o del Estado español.

Villar señala que por presión del Vaticano el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha congelado la nueva Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia que responde a la nueva realidad confesional de España en la que, en buena parte debido a la inmigración, ha aumentado la presencia de otras religiones, sobre todo de musulmanes (cerca de 1,4 millones), protestantes (poco más de un millón) y cristianos ortodoxos (unos 600.000).

Silencio frente a abusos de menores

Ante la serie de escándalos sobre abusos de menores dentro de la Iglesia Católica llama la atención las pocas denuncias que se han presentado en España. El fiscal vaticano para la pedofilia, el monseñor Charles J. Scicluna, dijo en una muy citada entrevista realizada en marzo pasado que de enero de 2001 hasta marzo de 2010 han sido presentados 14 casos, menos de un caso y medio al año, aunque aclara, son casos denunciados, no condenados.

“No sabemos por qué el silencio en España frente a las voces que se han levantado en Bélgica y en Irlanda", señala el teólogo y como, posible hipótesis, explica que el silencio podría obedecer al miedo que provoca en mucha gente sacar algo a la luz pública que tradicionalmente se ha mantenido oculto, bajo la creencia de que afea y denigra a la víctima misma dentro de la sociedad.

Crisis y pobreza

Las Redes Cristianas piden al Pontífice que tome en cuenta la pobreza en su mensaje. “Dada la crisis económica que tiene connotaciones muy fuertes aquí en España, con el paro y la pobreza que se está asomando a muchos hogares nos gustaría que tuviera en cuenta la dimensión de los pobres que es propia del mensaje de Jesús. Por otra parte dado el carácter de una mayor secularización de la sociedad española y pluralismo ideológico, religioso y cultural, que es enorme, que tome en cuenta que no hablará a todos los españoles, sino sólo a los cristianos. Mucha gente o es agnóstica o pertenece a otras religiones”, subraya. Aunque el Estado es según la Constitución acofesional, la fuerte tradición católica va en retirada desde hace años. Actualmente un 73% de la población se declara católica y sólo un 14% dice ir a misa los domingos.

Según el teólogo Evaristo Villar, entre las comunidades cristianas hay una gran preocupación debido a la corriente neoconservadora e integrista que tiene lugar dentro de la Iglesia Católica, donde prima el individualismo sobre la comunidad y el triunfalismo sobre la Iglesia de los pobres. “Todo esto resta credibilidad a la propia Iglesia como mediadora del mensaje de Jesús”, advierte.

Autora: Eva Usi

Editora: Emilia Rojas