Pueblos indígenas, en el epicentro de conflictos ambientales
Judit Alonso
8 de agosto de 2019
Los pueblos indígenas se encuentran en el punto de mira. Los planes de desarrollo de países y empresas topan con los territorios donde habitan estas comunidades, que han llevado algunos de estos casos a los tribunales.
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La lucha del pueblo indígena Waorani tuvo eco en la prensa internacional tras el dictamen de un tribunal en Ecuador: las compañías petroleras tienen prohibido operar en sus territorios amazónicos debido a los impactos negativos que la industria petrolera ha producido en la misma región.
Este no es el único caso que se encuentra en los tribunales. Según el Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (CIEDH), en América Latina existen 56 demandas interpuestas por Estados y empresas contra pueblos indígenas. Éstas se producen "en el contexto de la creciente criminalización de la resistencia indígena y las narrativas negativas de los más altos niveles de gobierno en varios países latinoamericanos, actualmente más notablemente en el caso de Brasil”, dijo a DW Ana Zbona, gerente del proyecto de Libertades Cívicas y Defensores de Derechos Humanos del CIEDH.
Solo una pequeña parte de los conflictos existentes llegan a los tribunales. "En Sudamérica hay participación indígena en 345 conflictos de los 626 registrados y en 125 de los 200 de México y América Central”, detalló a DW Joan Martínez Alier,del Atlas de Justicia Ambiental. Esta plataforma registra 2.850 conflictos ambientales en todo el mundo en los que el componente indígena está presente en el 40 por ciento de los casos.
"Los indígenas se defienden más que otras poblaciones contra las depredaciones ambientales”, argumentó Martínez. "Esta resistencia se debe a la ausencia de consultas significativas a las comunidades, la falta de respeto y comprensión de la cosmovisión de las comunidades y la falta de respeto por sus derechos al consentimiento previo, libre e informado”, agregó Zbona.
La región es la que tiene más países que han ratificado el Convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo, en el que se incluye este principio de consulta previa. "Lamentablemente, América Latina tuvo esta tradición de la hiperlegalización que después se queda en el papel”, dijo a DW Georg Dufner, Director del Programa de Participación Política Indígena de la Fundación Konrad Adenauer (KAS). Sin embargo, reconoció que "Perú, Chile, Colombia y Costa Rica se han esforzado por tener procedimientos más claros y han tenido algunos avances en la implementación del Convenio”.
Territorios ricos crean conflictos
Otra razón de la alta participación de las comunidades indígenas en los conflictos ambientales es la riqueza que se encuentra en sus territorios. "Los principales conflictos ambientales que resultan en litigios tienen que ver con el uso del suelo y del subsuelo: minería, petróleo, represas y agroindustrias. Los Estados tienen obligaciones internacionales relacionadas con proteger el ambiente que no están cumpliendo; el litigio es una forma de rendición de cuentas en la que los jueces les obligan a cumplir", dijo a DW Carlos Lozano Acosta, abogado de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).
Por este motivo, Dufner se mostró satisfecho del resultado del caso Waorani. "Evidencia que es posible obtener sentencias favorables a comunidades indígenas via constitucional y que es necesaria una voluntad política para que los Estados sean verdaderos garantes de los procesos de consulta previa en la región”, apuntó el responsable de la fundación alemana, que desde 2006 trabaja para que se respeten los mecanismos legales.
A la expectativa de nuevos éxitos
Además de la de los Waorani, Amanda Romero Medina, representante del CIEDH para América Latina destacó otras recientes victorias judiciales que los pueblos indígenas han logrado en la región, entre las que se encuentra el fallo de un tribunal canadiense contra Pan American Silvercompany. La compañía fue encontrada responsable de un tiroteo contra comunidades indígenas locales que protestaban por las operaciones de un proyecto minero de Escobal en 2012. Igualmente, tribunales en Colombia sentenciaron que los pueblos indígenas que fueron desposeídos de sus tierras por los terratenientes, entre ellos el grupo indígena Kanalitojo en Vichada, tienen derecho a recibirlas de vuelta. Finalmente, un tribunal chileno dictaminó que los criaderos industriales de salmón deberían detener sus operaciones en la parte sur del país porque están perjudicando los medios de vida de los mapuche.
Si la justicia a nivel nacional no funciona, los pueblos indígenas pueden acudir a los tribunales internacionales superiores. En 2011, AIDA, junto a otras organizaciones de Brasil, presentó una denuncia formal contra este país ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para solicitar medidas cautelares en favor de los pueblos indígenas afectados por la construcción de la represa Belo Monte. Por otro lado, la asociación de defensa ambiental también solicitó medidas cautelares para que la Comisión pida a México adoptar acciones para proteger la vida en los territorios indígenas de Campeche y Yucatán, donde agricultores y empresas como Monsanto están cultivando soya genéticamente modificada. Ambos casos están pendientes de resolución. ¿Serán los próximos en poner en los titulares a la región?
(ER)
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La diversidad de los pueblos indígenas en América Latina
Según datos de UNICEF, en América Latina existen actualmente 522 pueblos indígenas. México, Bolivia, Guatemala Perú y Colombia aglutinan el 87% de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe.
Imagen: Christopher Pillitz
Amazonia, fuente de diversidad
Según el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas en América Latina de UNICEF, la Amazonia es la región con mayor diversidad de pueblos indígenas (316 grupos), seguida por Mesoamérica, la cuenca del Orinoco, los Andes y la región del Chaco. Brasil (foto) es el país con más diversidad de pueblos indígenas con un total de 241. Colombia es el segundo con (83), seguido por México (67) y Perú (43).
Imagen: DW/T. Fischermann
Diversidad de pueblos y lenguas
Cinco pueblos agrupan varios millones de personas: Quechua (foto), Nahua, Aymara, Maya yucateco y Ki'che; y seis aglutinan entre medio y un millón de habitantes: Mapuche, Maya q'eqchí, Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Cerca de una quinta parte de los pueblos indígenas perdió su idioma nativo en las últimas décadas. De 313 idiomas indígenas, el 76% es hablado por menos de 10.000 personas.
Imagen: picture-alliance/Robert Hardin
Cada vez más urbanos
Aunque más del 60% de la población indígena de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Panamá todavía vive en zonas rurales, más del 40% de la de El Salvador, México y Perú reside en áreas urbanas. En Chile (foto) y Venezuela, la población que vive en ciudades supera el 60% del total. Éstos tienen 1,5 veces más acceso a electricidad y 1,7 veces más acceso a agua corriente que los de zonas rurales.
Imagen: Rosario Carmona
Conviviendo con la pobreza
Según un informe del Banco Mundial, la pobreza afecta al 43% de los hogares indígenas, más del doble de la proporción de no indígenas. El 24% de todos los hogares indígenas vive en condiciones de pobreza extrema, es decir 2,7 veces más que la proporción de hogares no indígenas. En 2011, en Guatemala, tres de cada cuatro habitantes de zonas con pobreza crónica pertenecían a un hogar indígena.
Imagen: picture-alliance/Demotix
Educación superior: un privilegio para muy pocos
El reporte del Banco Mundial 'Latinoamérica indígena en el siglo XXI' apunta que la finalización de estudios primarios entre indígenas urbanos es 1,6
veces mayor que entre los que habitan en zonas rurales, mientras que los que terminan la educación secundaria es 3,6 veces mayor y los que cursan estudios superiores es 7,7 veces mayor. El acceso a la universidad es un privilegio para muy pocos.
Imagen: Uskam Camey
Brecha digital: exclusión social
A pesar de la aparente familiaridad de este miembro de la tribu Kayapó (Brasil) con la tecnología, los miembros de pueblos indígenas no se han beneficiado de su masificación. Estos tienen cuatro veces menos acceso a internet que los no indígenas en Bolivia y seis veces menos acceso en Ecuador. Asimismo, los indígenas tienen la mitad de acceso a un computador que los no indígenas en Bolivia.
Imagen: AP
Implicados en la vida política
Los pueblos indígenas participan activamente en la vida política de sus comunidades, ya sea a través de parlamentos locales o nacionales, en los municipios o a nivel estatal. Sus líderes están involucrados en partidos políticos nacionales o han creado sus propios partidos. Así, existen partidos indígenas muy influyentes en Bolivia y Ecuador, pero también en Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Imagen: Reuters/J. L. Plata
Empoderamiento ciudadano
Con una población de más de 800.000 habitantes, principalmente de origen aymara (foto), El Alto (Bolivia), comenzó a organizarse en juntas vecinales. A través de éstas, exigieron tener acceso a sus propios recursos financieros y ejercer control sobre ellos. Las Juntas se crearon con el objetivo de que éstas planificaran, financiaran y construyeran infraestructura básica y proporcionaran servicios.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/BOLIVIAN INFORMATION AGENCY
Protección vulnerada
Cerca del 45% de cuenca del Amazonas está protegida en el marco de diversas formas legales. A pesar de que 15 de los 22 países de la región han ratificado el Convenio Nr. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a menudo se vulnera el proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) que pretende garantizar su participación en cambios que pueden afectar su estilo de vida.
Imagen: Survival International
Indígenas en el punto de mira
Los representantes de pueblos indígenas son víctimas de criminalización y hostigamiento y suelen sufrir amenazas, violencia e incluso la muerte al posicionarse en contra de la instalación de grandes infraestructuras en su territorio. En la fotografía, miembros de las comunidades indígenas en contra del proyecto hidroeléctrico Las Cruces, ubicado en el río San Pedro Mezquital, en Nayarit (México).
Imagen: AIDA/C. Thompson
Minería: fuente de conflictos
La minería también es una amenaza para los pueblos indígenas y provoca migraciones y conflictos. Se calcula que una quinta parte de la cuenca amazónica tiene potencial minero: 1,6 millones de kilómetros cuadrados, 20% de los cuales están en tierras indígenas. La extracción ilegal de oro también se ha propagado en la región, provocando deforestación, contaminación de los ríos y violencia.
Imagen: Jorge Mario Ramírez López
Defendiendo el territorio
Los Munduruku (foto), que cuentan con una población de entre 12.000 y 15.000 personas que viven en la orilla del río Tapajós, en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso (Brasil), sufren el peligro de ambas actividades. Durante tres siglos, han tratado de demarcar oficialmente su territorio, una área de 178.000 hectáreas amenazado por actividades de extracción y proyectos hidroeléctricos.
Imagen: DW/N. Pontes
Socios clave en la lucha contra el cambio climático
El reconocimiento y la protección de los territorios indígenas es una estrategia eficaz para prevenir la deforestación y combatir el cambio climático. Entre 2000 y 2012, la deforestación en la Amazonia brasileña fue de 0,6% dentro de los territorios indígenas protegidos legalmente, mientras que fuera llegó al 7%, lo que produjo 27 veces más emisiones de dióxido de carbono.
Imagen: Ádon Bicalho/IPAM
Los grandes desconocidos
Algunas comunidades indígenas siguen negándose a tener contacto con el mundo exterior y viven en áreas aisladas, usando lanzas y dardos envenenados para cazar monos y aves. Es el caso de los Waorani (foto) que viven en la selva amazónica, en Ecuador. En las últimas décadas, muchos de ellos han pasado de vivir como cazadores a asentarse en el Parque Nacional Yasuní.
Imagen: AP
Contacto mortal
Lamentablemente algunos de los que han sido contactados han sufrido las consecuencias. Los indígenas matsés o “mayorunas” que viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú, conocidos como “el pueblo del jaguar" (foto) fueron contactados por primera vez en 1969. A raíz de este encuentro muchos murieron por enfermedades como tuberculosis y hepatitis.