Pueblos originarios: el camino de la participación política
Judit Alonso
9 de junio de 2021
Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú son los países latinoamericanos donde se han producido mayores avances en la participación política de los pueblos originarios en la región. ¿Son suficientes?
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“Las elecciones en Ecuador, Perú y México demuestran que los pueblos indígenas son los más interesados en ganar más y mejores espacios de toma de decisiones, al mismo tiempo que también están exigiendo el reconocimiento de sus propios mecanismos de toma de decisión”, dice a DW Álvaro Pop, expresidente del Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas de Naciones Unidas.
No obstante, su participación política sigue siendo baja: “El número de candidatos indígenas aún es pobre”, lamenta el experto en cuestiones electorales, aunque sí reconoce el incremento de la cuota de diputados indígenas en las cámaras del Congreso de México en estas últimas elecciones.
“Importantes líderes indígenas están luchando desde dentro de los partidos políticos y desde las organizaciones para incidir en los partidos, especialmente en MORENA, PRI y PRD”, recalca Pop, uno de los autores del estudio "Ciudadanía Intercultural - Aportes desde la participación política de los pueblos indígenas de Latinoamérica". Este informe, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en 2016, está centrado en Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú.
Esos países coinciden en que albergan el mayor número de población indígena en la región, además de resaltar otros aspectos. “En primer lugar, la fortaleza del movimiento indígena. En segundo lugar, la historia misma”, dice a DW Ferran Cabrero, coordinador de dicho informe, que señala como otro factor determinante “la flexibilidad de las élites en el poder para llegar a acuerdos inclusivos”.
“Ecuador no se puede entender sin ese pacto surgido de la Revolución Liberal de finales del siglo XIX, a partir de la cual las élites son más permeables al diálogo que en otros países”, explica el también profesor e investigador de la Universidad Estatal Amazónica de Ecuador.
No solo una cuestión de cifras
Para Georg Dufner, director del programa regional Participación Política Indígena de la Fundación Konrad Adenauer (KAS, por sus siglas en alemán), “hay que observar de manera diferenciada los logros de la representación indígena” yendo más allá de las cifras. “En los casos de Bolivia y Ecuador están los números, pero se trata de una representación altamente instrumentalizada y simbólica que no llega a los cargos altos”, critica a DW el también representante en Bolivia de la fundación alemana.
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En el caso de Ecuador, el partido indígena Pachakutik, liderado por Yaku Pérez, logró conseguir un 19% de los votos en las elecciones del pasado mes de febrero. “Muchas agrupaciones indígenas desencantadas con el correísmo se sumaron a su proyecto”, explica Dufner.
“Hay que tener en cuenta que Pachakutik, más allá de altos y bajos en las elecciones presidenciales, al tener un voto duro, siempre se ha mantenido en las elecciones seccionales con varias prefecturas y alcaldías”, agrega Ferran Cabrero, que opina que si el candidato hubiera pasado a segunda vuelta sería el actual presidente del país. “Quizás fuera el Evo Morales que le falta al Ecuador, en el sentido de reconciliarse plenamente con su parte indígena”, plantea.
Un hecho con el que coincide Gabriel Muyuy, líder indígena del pueblo inga, de Colombia. “El caso de Bolivia es particular en toda la región de América Latina: un indígena, Evo Morales, llegó a ser presidente de la república”, recuerda a DW. “No sucede así en Ecuador. Han logrado una amplia participación y un buen número de congresistas en las últimas elecciones”, lamenta Muyuy, que también fuera senador en Colombia de 1991 a 1998.
Durante esa época, “logré incluir varias normas, que hoy son ley en Colombia, relacionadas con las participaciones de regalías por el uso de recursos naturales en territorios indígenas”, recalca. Asimismo, “tuve la ocasión de incluir varias normas que tienen que ver con la garantía de la participación de los pueblos indígenas en espacios de concentración y decisión de políticas públicas, como también incluir en la Ley Orgánica del Presupuesto unos rubros en favor de los derechos de los pueblos indígenas”, agrega.
“Creo que se han dado pasos desde los años 90 en toda América Latina, se ha avanzado, a pesar de muchas dificultades”, considera, apuntando a la necesidad de seguir fortaleciendo la participación política de los pueblos originarios. “Estar ahí permite lograr incidir en las normas que reconocen y garantizan derechos”, asegura.
Una nueva oportunidad para Chile
En Chile, los pueblos indígenas cuentan con un nuevo proceso en el que poder influir. Se trata de la redacción de la nueva Constitución, que cuenta con 17 representantes de pueblos originarios y 3 candidatos indígenas adicionales en la recién elegida asamblea constituyente de Chile, con un total de 155 escaños.
“Cada país tiene que autodefinir su convivencia y, seguramente, la tendencia en Chile es disminuir el centralismo, fortalecer autonomías territoriales y dar mayor ímpetu a la subsidiariedad política [principio que dicta que la autoridad debe resolver los asuntos en las instancias más cercanas a los interesados. N. de la R.] y las autonomías de carácter étnico”, indica el director programa regional Participación Política Indígena de la Fundación Konrad Adenauer.
Para Cabrero, esto se trata de un avance, ya que Chile “ha tenido una política usualmente bastante reactiva y restrictiva hacia los derechos de los pueblos indígenas, como en el caso de los mapuches”.
Dicho avance también tendrá consecuencias para la región. Según Pop, “lo significativo es que en un país “de supuesta avanzada” en la región, pueda incluir el reconocimiento de derechos en la nueva Constitución”. Algo más que probable, “si se toma en cuenta la narrativa pro indígena en los planteamientos del movimiento de protesta social en 2019”, concluye.
(cp)
La diversidad de los pueblos indígenas en América Latina
Según datos de UNICEF, en América Latina existen actualmente 522 pueblos indígenas. México, Bolivia, Guatemala Perú y Colombia aglutinan el 87% de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe.
Imagen: Christopher Pillitz
Amazonia, fuente de diversidad
Según el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas en América Latina de UNICEF, la Amazonia es la región con mayor diversidad de pueblos indígenas (316 grupos), seguida por Mesoamérica, la cuenca del Orinoco, los Andes y la región del Chaco. Brasil (foto) es el país con más diversidad de pueblos indígenas con un total de 241. Colombia es el segundo con (83), seguido por México (67) y Perú (43).
Imagen: DW/T. Fischermann
Diversidad de pueblos y lenguas
Cinco pueblos agrupan varios millones de personas: Quechua (foto), Nahua, Aymara, Maya yucateco y Ki'che; y seis aglutinan entre medio y un millón de habitantes: Mapuche, Maya q'eqchí, Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Cerca de una quinta parte de los pueblos indígenas perdió su idioma nativo en las últimas décadas. De 313 idiomas indígenas, el 76% es hablado por menos de 10.000 personas.
Imagen: picture-alliance/Robert Hardin
Cada vez más urbanos
Aunque más del 60% de la población indígena de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Panamá todavía vive en zonas rurales, más del 40% de la de El Salvador, México y Perú reside en áreas urbanas. En Chile (foto) y Venezuela, la población que vive en ciudades supera el 60% del total. Éstos tienen 1,5 veces más acceso a electricidad y 1,7 veces más acceso a agua corriente que los de zonas rurales.
Imagen: Rosario Carmona
Conviviendo con la pobreza
Según un informe del Banco Mundial, la pobreza afecta al 43% de los hogares indígenas, más del doble de la proporción de no indígenas. El 24% de todos los hogares indígenas vive en condiciones de pobreza extrema, es decir 2,7 veces más que la proporción de hogares no indígenas. En 2011, en Guatemala, tres de cada cuatro habitantes de zonas con pobreza crónica pertenecían a un hogar indígena.
Imagen: picture-alliance/Demotix
Educación superior: un privilegio para muy pocos
El reporte del Banco Mundial 'Latinoamérica indígena en el siglo XXI' apunta que la finalización de estudios primarios entre indígenas urbanos es 1,6
veces mayor que entre los que habitan en zonas rurales, mientras que los que terminan la educación secundaria es 3,6 veces mayor y los que cursan estudios superiores es 7,7 veces mayor. El acceso a la universidad es un privilegio para muy pocos.
Imagen: Uskam Camey
Brecha digital: exclusión social
A pesar de la aparente familiaridad de este miembro de la tribu Kayapó (Brasil) con la tecnología, los miembros de pueblos indígenas no se han beneficiado de su masificación. Estos tienen cuatro veces menos acceso a internet que los no indígenas en Bolivia y seis veces menos acceso en Ecuador. Asimismo, los indígenas tienen la mitad de acceso a un computador que los no indígenas en Bolivia.
Imagen: AP
Implicados en la vida política
Los pueblos indígenas participan activamente en la vida política de sus comunidades, ya sea a través de parlamentos locales o nacionales, en los municipios o a nivel estatal. Sus líderes están involucrados en partidos políticos nacionales o han creado sus propios partidos. Así, existen partidos indígenas muy influyentes en Bolivia y Ecuador, pero también en Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Imagen: Reuters/J. L. Plata
Empoderamiento ciudadano
Con una población de más de 800.000 habitantes, principalmente de origen aymara (foto), El Alto (Bolivia), comenzó a organizarse en juntas vecinales. A través de éstas, exigieron tener acceso a sus propios recursos financieros y ejercer control sobre ellos. Las Juntas se crearon con el objetivo de que éstas planificaran, financiaran y construyeran infraestructura básica y proporcionaran servicios.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/BOLIVIAN INFORMATION AGENCY
Protección vulnerada
Cerca del 45% de cuenca del Amazonas está protegida en el marco de diversas formas legales. A pesar de que 15 de los 22 países de la región han ratificado el Convenio Nr. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a menudo se vulnera el proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) que pretende garantizar su participación en cambios que pueden afectar su estilo de vida.
Imagen: Survival International
Indígenas en el punto de mira
Los representantes de pueblos indígenas son víctimas de criminalización y hostigamiento y suelen sufrir amenazas, violencia e incluso la muerte al posicionarse en contra de la instalación de grandes infraestructuras en su territorio. En la fotografía, miembros de las comunidades indígenas en contra del proyecto hidroeléctrico Las Cruces, ubicado en el río San Pedro Mezquital, en Nayarit (México).
Imagen: AIDA/C. Thompson
Minería: fuente de conflictos
La minería también es una amenaza para los pueblos indígenas y provoca migraciones y conflictos. Se calcula que una quinta parte de la cuenca amazónica tiene potencial minero: 1,6 millones de kilómetros cuadrados, 20% de los cuales están en tierras indígenas. La extracción ilegal de oro también se ha propagado en la región, provocando deforestación, contaminación de los ríos y violencia.
Imagen: Jorge Mario Ramírez López
Defendiendo el territorio
Los Munduruku (foto), que cuentan con una población de entre 12.000 y 15.000 personas que viven en la orilla del río Tapajós, en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso (Brasil), sufren el peligro de ambas actividades. Durante tres siglos, han tratado de demarcar oficialmente su territorio, una área de 178.000 hectáreas amenazado por actividades de extracción y proyectos hidroeléctricos.
Imagen: DW/N. Pontes
Socios clave en la lucha contra el cambio climático
El reconocimiento y la protección de los territorios indígenas es una estrategia eficaz para prevenir la deforestación y combatir el cambio climático. Entre 2000 y 2012, la deforestación en la Amazonia brasileña fue de 0,6% dentro de los territorios indígenas protegidos legalmente, mientras que fuera llegó al 7%, lo que produjo 27 veces más emisiones de dióxido de carbono.
Imagen: Ádon Bicalho/IPAM
Los grandes desconocidos
Algunas comunidades indígenas siguen negándose a tener contacto con el mundo exterior y viven en áreas aisladas, usando lanzas y dardos envenenados para cazar monos y aves. Es el caso de los Waorani (foto) que viven en la selva amazónica, en Ecuador. En las últimas décadas, muchos de ellos han pasado de vivir como cazadores a asentarse en el Parque Nacional Yasuní.
Imagen: AP
Contacto mortal
Lamentablemente algunos de los que han sido contactados han sufrido las consecuencias. Los indígenas matsés o “mayorunas” que viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú, conocidos como “el pueblo del jaguar" (foto) fueron contactados por primera vez en 1969. A raíz de este encuentro muchos murieron por enfermedades como tuberculosis y hepatitis.