Alemania y otros países quieren llevar a los talibanes ante la Corte Internacional de Justicia por la opresión sistemática de las mujeres. El éxito es incierto, pero hay alternativas.
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Alemania, Canadá, Australia y Países Bajos planean llevar a los talibanes ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya por su incumplimiento de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de la Mujer. Esta convención, que busca eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres, fue firmada por Afganistán en marzo de 2003, dos años después de la intervención militar liderada por Estados Unidos. Kabul aprobó la convención con reservas, especialmente por las disposiciones que podrían contradecir la ley islámica.
Los países estiman que Afganistán está obligado a proteger los derechos las mujeres, incluso bajo el régimen talibán. "Los talibanes quieren que las mujeres y niñas sean mudas e invisibles", declaró el Ministerio de Exteriores de Alemania. "Nos oponemos a estos abusos", añadió. En una sentencia del viernes, el Tribunal Europeo de Justicia clasificó como "persecución” el trato que dan los radicales islámicos a las mujeres, lo que abre la puerta para que ellas puedan recibir el estatus de refugiadas.
Llevar estos abusos contra las mujeres ante la Corte Internacional de Justicia "ha vuelto a poner la situación de las mujeres afganas en el foco de atención internacional, es un paso importante", dijo a DW Mohammad Farid Hamidi. El abogado y activista afgano fue fiscal general de Afganistán entre 2016 y 2021 y ahora vive en el exilio.
Sentencias vinculantes, pero a veces estériles
El experto destaca que la CIJ sirve principalmente para resolver disputas entre estados y emitir opiniones sobre el derecho internacional. Aunque sus sentencias son vinculantes, el tribunal no tiene forma de forzar su implementación. "La pregunta es ¿quién será considerado responsable? ¿Reconocen estos países al gobierno talibán? ¿Aceptarán los talibanes el papel de la Corte Internacional de Justicia?”, cuestiona Hamidi.
La implementación de las sentencias recae en los estados involucrados. Si un estado no cumple, el caso podría llevarse ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, potencias con poder de veto como China y Rusia, que tienen relaciones algo mejores con los talibanes, podrían influir en las decisiones del consejo.
"Los políticos que quieren llevar a los talibanes a la CIJ no están siendo honestos con la sociedad afgana. Es más probable que estén actuando por la presión interna que generan las ONG y las organizaciones de derechos humanos en sus propios países", dice Hamidi. "Hay otras vías e instrumentos que la comunidad internacional podría usar de forma eficaz para defender los derechos de las mujeres en Afganistán. Por ejemplo, los talibanes podrían rendir cuentas ante la Corte Penal Internacional".
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Alternativa: la Corte Penal Internacional
Mientras la Corte Internacional de Justicia resuelve disputas entre estados, la Corte Penal Internacional (CPI) procesa a personas por delitos como genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.
"Los países que quieren llevar a los talibanes ante la CIJ pueden apoyarnos", sostiene Fazal Ahmad Manawi, un político afgano y exministro de Justicia entre agosto de 2020 y noviembre de 2021. Malawi, que hoy también vive en el exilio, revela que él y otros activistas ya han reunido pruebas de los crímenes de guerra de los talibanes y las han presentado ante la CPI.
Estas pruebas ayudarán a llevar ante la justicia a los responsables de las violaciones a los derechos humanos. "No solo hemos reunido pruebas, sino también testigos valientes que están dispuestos a declarar contra los talibanes", explica Manawi. "Los talibanes han demostrado en los últimos tres años que no cambiarán. Acaban de aprobar una nueva ley que impone reglas aún más estrictas, especialmente para las mujeres", recuerda.
Después de casi 20 años de presencia militar occidental, los talibanes retomaron el poder en agosto de 2021 y proclamaron una teocracia islámica. Desde entonces, han impuesto su estricta interpretación del islam con leyes draconianas. La ONU incluso ha hablado de la imposición de un "apartheid de género".
(dzc/mn)
Las numerosas prohibiciones que los talibanes imponen a las mujeres
Durante el primer gobierno talibán, mostrar los tobillos, reírse o salir solas de casa eran motivo suficiente para que las mujeres fueran castigadas. Los matrimonios forzados son un peligro latente para las niñas.
Imagen: Paula Bronstein/Getty Images
Combatientes talibanes en Afganistán
RAWA (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan) es una organización fundada en 1977 para promover los derechos de las mujeres en Afganistán. Su papel cobra especial importancia ahora que los talibanes volvieron al poder. Estos reducen el rol de las mujeres hasta casi convertirlas en meros objetos. RAWA recopiló algunas de las prohibiciones impuestas por los radicales.
Imagen: Mohammad Asif Khan/dpa/AP/picture alliance
Borradas de la esfera pública
Esta fotografía se ha convertido en un símbolo del cambio de gobierno. Para los talibanes, las mujeres no juegan ningún rol en la esfera pública. Si bien hoy se presentan como moderados ante los ojos del mundo, la represión contra estudiantes y trabajadoras ha comenzado en algunas provincias. Una de las prohibiciones impuestas es que no puede haber imágenes de mujeres ni en revistas ni en tiendas.
Imagen: Kyodo/dpa/picture alliance
Las mujeres no se educan
En mayo de 2012, los talibanes tirotearon a Malala Yousafzai en Pakistán por pelear por el derecho de las niñas a recibir educación. A estos integristas les parece innecesario que las mujeres se eduquen, y a partir de los 10 años tienen prohibido ir a la escuela. No hablemos ya de la universidad. Durante el primer gobierno talibán (1996-2001), muchas escuelas se convirtieron en seminarios.
Imagen: Paula Bronstein/Getty Images
¿Modelos? Ni soñarlo
Los pantalones acampanados o los zapatos con taco alto están vedados, porque un varón no debe oír los pasos de una mujer. Las mujeres tampoco pueden usar vestimentas coloridas, porque para los talibanes los tonos vistosos son "sexualmente atractivos". Es decir, una escena como la de la foto, de un desfile de modas en Kabul en agosto de 2017, sería imposible hoy por hoy en Afganistán.
Imagen: picture-alliance/Photoshot
Nada de uñas pintadas ni maquillaje
Según RAWA, durante el primer gobierno talibán hubo reportes de mujeres a las que les fueron amputados los dedos por haberse pintado las uñas. Ellas tampoco pueden maquillarse o usar cosméticos, y si no se atienen a las estrictas normas de vestir de los talibanes, corren el riesgo de ser azotadas en público, como ocurrió ya en el pasado y como muchas temen que vuelva a ocurrir.
Imagen: Getty Images/AFP/R. Conway
Nada de TV y nada de tobillos
Todas las prohibiciones descritas fueron impuestas por los talibanes entre 1996 y 2001, y nada hace pensar que eso no volverá a suceder. Según el criterio de los radicales, las mujeres no tienen derecho a tener presencia en radio, TV ni en reuniones públicas. De hecho, no pueden siquiera escuchar música. En la foto, la presentadora Karishma Naz, que comete otro pecado: muestra los tobillos.
Imagen: picture-alliance/AP/R. Maqbool
Adiós a las bicicletas
En el primer régimen talibán, las mujeres tenían prohibido montar en bicicleta o en motocicleta. Si querían viajar en bus, debía ser en buses solo para ellas, pues no tenían permitido mezclarse con varones en el transporte público. Y si por alguna razón necesitaban un taxi, debían tomarlo en compañía de su mahram, una suerte de cuidador que debe ser un familiar cercano (padre, hermano o esposo).
Imagen: DW/A. Akramy
A los talibanes no les gustan las deportistas
Por cierto, las mujeres tampoco tienen derecho a participar en actividades deportivas o pertenecer a un club. Incluso hubo épocas durante el régimen talibán en que las castigaban por asomarse a la ventana o salir al balcón. Actividades como el montañismo practicado por Fatima Sultani (en la foto) probablemente dejarán de ser posibles ahora en Afganistán.
Imagen: Mohammad Ismail/Reuters
¿Podrán seguir trabajando fuera de casa?
Salvo algunas doctoras para atender a mujeres (pues ellas no pueden ser tratadas por médicos varones), los talibanes prefieren no ver a nadie del sexo femenino trabajando. Y si bien el 17 de agosto de 2021 llamaron a las funcionarias a presentarse en sus puestos, está por verse cuántos derechos les van a reconocer en ese campo. En la foto, la periodista Anisa Shaheed.
Imagen: Mortaza Behboudi/DW
Reducidas a la invisibilidad
La lista de prohibiciones es larga y los castigos son palizas públicas. Las mujeres deben usar un velo que las cubra completamente, no pueden salir solas ni estrechar la mano a un varón. Las lapidaciones por adulterio eran pan de cada día. Las mujeres incluso tenían vedado reír fuerte o ser fotografiadas. Además, muchas veces eran forzadas a casarse, incluso siendo niñas.
Imagen: Mary Evans Arichive/imago images
Mujeres de armas tomar
A la luz de la vida miserable a la que se vieron sometidas por los talibanes, muchas mujeres tomaron las armas para enfrentarlos. En la provincia de Ghor se montó una milicia femenina para frenar a los integristas, mientras que en Charkint, la gobernadora (una de las tres de Afganistán) Salima Mazari formó milicias que contuvieron a los talibanes hasta después de la caída de Kabul.
Imagen: Presseabteilung des Gouverneurs der Provinz Ghor