¿Reduciría la energía nuclear las emisiones del transporte?
19 de octubre de 2025
El 21 de julio de 1959, la entonces primera dama estadounidense Mamie Eisenhower estrelló una botella de champán contra el imponente casco del NS Savannah, antes de su botadura en el río Delaware, portador de la noble promesa de que el transporte marítimo cambiaría para siempre.
En lugar de tener un motor diésel convencional en su sala de máquinas, el Savannah funcionaba con un reactor de fusión nuclear. Entre 1962 y 1970, en una época en la que la nuclear se consideraba la energía del futuro, los buques mercantes transportaron mercancías y pasajeros por todo el mundo con el uso pacífico de la fisión atómica por bandera.
Hoy en día, sólo unos pocos países siguen operando buques de propulsión nuclear, principalmente para usos militares en portaaviones y submarinos. Rusia sigue empleando una pequeña flota de rompehielos nucleares en la llamada Ruta del Mar del Norte, en el Ártico, por ejemplo.
Los buques de carga, y mucho más los de pasajeros, que funcionaban con combustible nuclear prácticamente han desaparecido. Pero algunos están convencidos de que llegó el momento de recuperarlos.
El problema de las emisiones de carbono del transporte marítimo
Los buques mercantes transportan alrededor de 80 % de la mercancía comercializada internacionalmente, lo que los hace indispensables para el funcionamiento de la economía mundial. Pero la mayoría aún funciona con combustible pesado, uno espeso y similar al alquitrán, elaborado a partir de petróleo crudo, y tienen chimeneas que expulsan tóxicos a la atmósfera, lo que convierte al comercio marítimo en un lastre para el medioambiente.
En conjunto, emiten tanto CO₂ que contribuyen tanto al cambio climático como todo Japón. La Organización Marítima Internacional (OMI), responsable del transporte marítimo mundial, aspira a que el sector alcance cero emisiones netas aproximadamente para 2050.
Sin embargo, ninguna de las tecnologías que se promocionan para reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero —por ejemplo, las baterías o los combustibles alternativos como el metanol y el amoníaco— pueden lograr este objetivo por sí solas.
Argumentos a favor de los buques de propulsión nuclear
A medida que se intensifican los esfuerzos mundiales parareducir las emisiones de CO₂, la cuestión de la energía nuclear en el transporte marítimo recibe cada vez más atención.
Jan Emblemsvag, profesor de ingeniería y líder de proyecto en el consorcio de investigación noruego NuProShip, menciona la ventaja más obvia, y declara a DW que los buques de propulsión nuclear "no tendrían emisiones".
En el interior del NS Savannah, en la década de 1960, un reactor de agua a presión (PWR) utilizaba fisión nuclear para calentar agua, que a su vez producía vapor para hacer girar las turbinas y alimentar la hélice del buque y los generadores eléctricos. La ventaja de usar combustible nuclear, tanto entonces como ahora, reside en que se pueden almacenar enormes cantidades de energía en un espacio relativamente pequeño, lo que permite a los buques navegar por los océanos durante años sin repostar.
"Y eso, por supuesto, ofrece una enorme autonomía", recalca Emblemsvag. El NS Savannah, por ejemplo, podía dar 14 vueltas al mundo con una sola carga de combustible, mientras que los portacontenedores actuales, que suelen funcionar con petróleo, ni siquiera dan una. A veces necesitan también reducir la velocidad para ahorrar combustible. En cambio, los buques nucleares no tendrían problemas de repostaje, lo que les permitiría ir más rápido y ahorrar dinero al mismo tiempo.
¿Nuevos tipos de reactores para un avance tecnológico?
El debate actual sobre el resurgimiento de la energía nuclear en el transporte marítimo se ve impulsado principalmente por los avances tecnológicos en el desarrollo de reactores nucleares de nueva generación, afirma Mark Tipping, de la sociedad global de clasificación marítima Lloyd's Register. "Las tecnologías que analizamos hoy en día para el sector marítimo son muy diferentes a las que se aplicaban en las décadas de 1960 y 1970", declaró a DW.
A menudo conocidos como reactores de "generación IV", su mayor promesa es que serán "más seguros que los del pasado", sin dejar de basarse "en las leyes de la física", afirma Tipping. Los reactores de agua a presión, el tipo más común en la actualidad, dependen de la intervención activa cuando algo falla, como, por ejemplo, activando bombas adicionales.
Los nuevos reactores "eliminarían esa necesidad de la ecuación", explica Tipping. "Si algo sale mal, son a prueba de fallos. No se necesita personal para lograrlo". Se apagan automáticamente como una respuesta mecánica. Se espera que esto convenza a las autoridades portuarias para que permitan el atraque de buques nucleares con mayor facilidad.
El consorcio noruego de Jan Emblemsvag, que incluye a la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) y al constructor naval Vard, analizó 80 nuevos diseños de reactores diferentes para seleccionar los tres que consideran más prometedores para propulsar buques.
Además de las cuestiones de seguridad nuclear, también analizaron los aspectos comerciales. "Para una de las tecnologías de reactores en las que estamos trabajando, ya realizamos algunos cálculos de costos. Estos indican que el gasto en combustible será aproximadamente 40 % más barato que el del fueloil pesado", explica Emblemsvag, que agrega que los reactores seleccionados son bastante pequeños y pueden producirse en serie, lo que reduce aún más los costos.
Sin embargo, ninguno de los reactores analizados por el consorcio se ha construido aún, y mucho menos se ha establecido la capacidad de producción para construirlos en grandes cantidades.
¿Seguirán siendo los buques de propulsión nuclear sólo un tema de conversación entre marineros?
En junio de este año, la OMI acordó actualizar las normas que rigen los buques nucleares civiles, que datan de 1981 y que contemplan únicamente los reactores PWR.
Ricardo Batista, oficial técnico de seguridad marítima de la OMI, afirma que la autoridad primero quiere comprender los riesgos y los requisitos de seguridad. "Y a partir de ahí, desarrollar las medidas de mitigación pertinentes que puedan incorporarse al nuevo código", declaró a DW.
La OMI prevé que esto llevará años, ya hay serias dudas sobre la operación de los buques nucleares. ¿Cómo evitar fugas de combustible nuclear cuando un barco se hunde?, ¿que caiga en manos de terroristas?,¿qué ocurre con los residuos nucleares?, son algunas de las interrogantes.
Además, las sociedades de clasificación, como Lloyd's Register en Londres o ABS, con sede en Estados Unidos, que establecen y aplican normas técnicas, deben actualizar sus directrices. Y las autoridades portuarias, así como las aseguradoras de buques, también tendrían que revisar sus normativas.
Por lo tanto, resolver todos los aspectos legales de los buques de propulsión nuclear probablemente llevará más tiempo que construirlos, y su lanzamiento al mar a principios de la década de 2030, como esperan Tipping y Emblemsvag, parece muy improbable.
(lgc/rr)