La visita, que ha despertado polémica en Hungría y Europa, tiene lugar en medio de un gran despliegue de medidas de seguridad. Bajo el lema "No a Putin, sí a Europa", unas tres mil personas salieron ayer, lunes, a las calles de Budapest para protestar contra la llegada del mandatario del Kremlin y la política benévola del Gobierno de Orban hacia Moscú.

El presidente ruso considera a Orban un aliado destacado en la Unión Europea (UE), posición alineada, entre otros, con la actitud crítica de Budapest hacia las sanciones impuestas por la UE a Rusia por la crisis en Ucrania, que marca esta cita.

Se trata del primer viaje del mandatario del Kremlin al extranjero desde que oficialmente entró en vigor el alto el fuego entre el ejército de Kiev y los separatistas prorrusos del este de ucraniano.

Merkel también visitó Budapest

El cese del enfrentamiento armado fue pactado la semana pasada en Minsk por Rusia, Alemania, Francia y Ucrania. Por otro lado, la visita de Putin se realiza apenas dos semanas después de la efectuada en Budapest por la canciller alemana, Angela Merkel, que fue interpretada como un intento de atraer más al país magiar a las corrientes principales de Europa.

La seguridad energética es otra clave del encuentro, pues Hungría depende altamente de Rusia para satisfacer su demanda de energía: el 80 % del gas consumido proviene del gigante euroasiático.

Por eso, la renovación del acuerdo de suministro gasístico pactado con Moscú y que vence a fin de año es uno de los principales objetivos a tratar del jefe del gobierno húngaro. Además del gas, se espera que Putin y Orban aborden la cooperación en materia de energía nuclear.

Putin se entrevistará también con el presidente de Hungría, János Áder, y visitará el cementerio "Fiumei úti", donde se encuentra un monumento de los soldados soviéticos fallecidos cuando el Ejército Rojo aplastó la revolución antisoviética húngara de 1956.

CP (efe, rtr)