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Pyongyang condena a surcoreano a trabajos forzados de por vida

31 de mayo de 2014

Kim Jong-uk es acusado de espiar para Seúl y de portar elementos como libros religiosos y discos compactos con contenido también religioso.

Imagen: picture-alliance/AP Photo

Libros religiosos, tarjetas de memoria, discos compactos con contenido religioso y equipamiento para espionaje formarían parte de los bienes requisados al misionero surcoreano Kim Jong-uk, quien fue condenado a realizar trabajos forzados por el resto de su vida, acusado de espionaje y de realizar actividades religiosas enemigas, según informó la prensa norcoreana este sábado (31.05.2014).

Kim recibió la sentencia del Tribunal Supremo de Corea del Norte tras “haber admitido todos sus crímenes”, según la agencia de noticias oficial KCNA. El hombre, de 50 años, fue arrestado en octubre de 2013. La información estatal de Pyongyang afirma que entró de forma ilegal para fundar una “iglesia clandestina”, aunque la Justicia norcoreana lo acusa también de ser un agente de la inteligencia de Corea del Sur enviado para recabar información.

En febrero de 2014, Kim compareció en una conferencia de prensa preparada por el régimen de Kim Jong-un, donde reconoció haber sido arrestado con material religioso y admitió trabajar a sueldo para los servicios secretos de su país. Sin embargo, las agencias de inteligencia surcoreanas niegan que Kim Jong-uk sea uno de sus funcionarios. Los delitos específicos de que se acusa al surcoreano son “subversión estatal y espionaje”.

Crecientes tensiones

No es primera vez que un misionero se enfrenta a problemas en Corea del Norte. En los últimos años se cuentan varios casos de religiosos extranjeros que deben hacer frente a complicaciones. Sin ir más lejos, en marzo Pyongyang expulsó a un misionero australiano, después de que el estadounidense Kenneth Bae fuera sentenciado a 15 años de trabajos forzados por supuestos intentos de desestabilizar al gobierno.

Las autoridades surcoreanas aseguran que Kim trabajó anteriormente como misionero en una localidad fronteriza con China. Estos argumentos no pesaron a la hora de la sentencia, que según la agencia norcoreana tuvo en cuenta que el hombre cometió “actos religioso anti República Popular Democrática de Corea y dañó de forma malintencionada la dignidad del liderazgo supremo del país en el exterior”.

La condena al misionero surcoreano llega en medio de nuevas tensiones en la península coreana, después de que Corea del Norte amenazase en marzo con llevar a cabo una nueva prueba atómica y de que China reconociera que la creciente actividad nuclear del régimen de Kim Jong-un supone una seria amenaza a la estabilidad de la región. Pekín y Seúl coincidieron el 26 de mayo en señalar que Pyongyang no debería realizar más pruebas nucleares.

DZC (dpa, EFE, Reuters)

Kim Jong-un, jefe de Estado norcoreano.Imagen: picture-alliance/abaca
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