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¿Qué busca el “frente” contra Maduro?

José Ospina-Valencia
5 de febrero de 2019

La próxima reunión del Grupo de Lima tendrá lugar en Colombia, país que lidera la presión diplomática sobre el gobierno de Maduro. ¿Cuáles son las intenciones de Duque? DW habló con el politólogo Ronal Rodríguez.

 Iván Duque (izquierda) y Mike Pompeo en Cartagena de Indias el 2 de enero de 2019
Iván Duque (izquierda) y Mike Pompeo en Cartagena de Indias el 2 de enero de 2019Imagen: Reuters/Colombian Presidency

DW: ¿Hay en América Latina una coalición contra Venezuela o contra su régimen? 

Ronal Rodríguez: Lo que hay son países interesados en que la situación en Venezuela mejore, porque están pagando las consecuencias del deterioro venezolano. Para todos es mejor contar con una Venezuela próspera con la cual se pueda hacer negocios. Venezuela era el gran comprador dentro de la Comunidad Andina (CAN). El haber perdido ese mercado les ha significado a varios países de Sudamérica una serie de dificultades: para Colombia, por ejemplo, su mercado natural es Venezuela, por su cercanía.

¿Cómo se está percibiendo la migración venezolana en Colombia?

Ya son más de un millón de venezolanos en Colombia y la luna de miel de solidaridad está pasando. Está creciendo la xenofobia. Después de varios casos de delincuencia, algunos ya han empezado a decir: ‘Los hemos recibido y ayudado, pero vienen, nos roban, nos matan y ocupan nuestro espacio público'. La situación es cada vez más tensa, y eso complica la labor del Gobierno de Duque, que está atendiendo la crisis humanitaria, también ‘para acabar con el problema de raíz', como afirma. El discurso del Gobierno de Iván Duque, pero también de Ecuador y Perú, es que el problema se resuelve en el momento en el que caiga Maduro.

Pero la realidad es que la crisis venezolana desvía la atención de los problemas internos de estos países, como los sobornos de Odebrecht.

¿Es consciente esta joven dirigencia de la oposición venezolana de los riesgos y costos de una nueva movilización popular?

Delia Arellano, diputada en el exilio de Voluntad Popular, el mismo partido de Guaidó, afirma que el asunto ahora es de ‘todo o nada'. Bajo este lema, la oposición venezolana más radical coincide con casi todos los senadores del Centro Democrático (CD), el partido del presidente Duque. Eso es muy fácil decirlo en Colombia, pero ¿dejaría ella que su hija saliera a protestar a las calles de Venezuela? ¿Sabiendo que el régimen utiliza los colectivos armados contra la oposición, grupos de despiadados que no se atienen a ninguna regla de derechos humanos y cuyos delitos quedan en la impunidad?

¿Qué tan reales son las preocupaciones de Duque por Venezuela?

La situación en Venezuela es para el Gobierno de Duque un tema internacional de primera línea. Su concepción está orientada por su partido y la línea dura de algunos senadores. Algo preocupante es que algunos opositores radicales del régimen venezolano le han vendido la falsa premisa al Gobierno de Duque de que ‘si cae Maduro, todo se resuelve inmediatamente'.

Al mismo tiempo, algunos políticos han descubierto que ‘confrontar a Maduro vende bien' dentro de Colombia, como en los tiempos de la confrontación verbal entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez.

¿Se esconde tras ello la esperanza de que Venezuela vuelva a ser una economía a la que Colombia le venda muchos productos?

El Gobierno colombiano parece no comprender que la sola caída de Maduro no significa necesariamente que todo vuelva a la ‘normalidad', porque en Venezuela no solo se rompió el Estado de derecho sino que desapareció el Estado mismo. En Venezuela no solo se dañaron las relaciones entre el Gobierno y el pueblo sino entre los mismos ciudadanos. La recuperación de Venezuela no va ser fácil.

¿Qué es lo destacable de la labor de Duque a nivel internacional?

Su participación decisoria en el Grupo de Lima, la coordinación de los países de la CAN, el impulso de la denuncia de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional (CPI), la solicitud de recursos de Naciones Unidas para atender la crisis migratoria y la coordinación de la ayuda humanitaria. 

Ronal Rodríguez, politólogo, miembro del Observatorio sobre la situación de Venezuela de la Unidad del Rosario, en Bogotá, ColombiaImagen: Ronal Rodríguez

Desde el atentado terrorista del ELN contra la Escuela de Cadetes en Bogotá, hay voces que piden que Estados Unidos incluya a Venezuela en la lista de países que apoyan el terrorismo, como Corea del Norte, Irán o Libia.  Un pedido expreso del republicano de origen cubano Marco Rubio…

Ya rotos los acercamientos de paz, Colombia reactivó la circular roja contra los dirigentes del ELN y busca que países como Cuba y Venezuela respondan por ‘respaldar el terrorismo'.

En Venezuela, el militar y político Ramón Rodríguez Chacín, camarada del intento de golpe de Estado de Chávez en 1992, es el encargado de la guerrilla binacional ELN, protegida por el gobierno de Nicolás Maduro. Pero, a pesar de que Colombia conoce esta información, no hay nada que indique que se piense en una guerra con Venezuela.

No es prudente difundir rumores de guerra como táctica de presión sobre el régimen venezolano, cuando justo Caracas podría utilizar una confrontación armada para desviar la atención de los sacrificios que está pasando su población.

¿Maduro coincide con partes de la oposición venezolana en la difusión de rumores de una presunta o potencial intervención militar?

Figuras de la oposición venezolana han convencido a varios senadores colombianos de que una intervención militar es la solución. Esto es un gran riesgo, sobre todo en 2019, un año de elecciones regionales en Colombia.

¿Es el Gobierno de Colombia un rehén del discurso guerrerista hacia Nicolás Maduro?

El discurso de Luisa Ortega, exfiscal de Venezuela y exiliada en Colombia, es, en efecto, cada vez más agresivo. Ella expone que como Maduro ya no es un ‘presidente legítimo', cualquier Estado puede recurrir a Interpol por los delitos cometidos. En su propia argumentación jurídica lo que dice es en realidad ‘entren y vayan por él'.  Esta argumentación es un grave riesgo para Colombia. Colombia no puede empezar a pensar en juegos militares con Venezuela. La dependencia mutua de la frontera hace que toda afección en Venezuela se refleje en Colombia.

Los senadores colombianos no pueden emprender peleas con figuras del régimen venezolano, como con Diosdado Cabello, para ganar más visibilidad en Colombia. Ni pueden comprar la consigna de algunos venezolanos de ‘libertad o muerte'.

Una guerra con Venezuela sería devastadora para Colombia y, además, muchos más venezolanos terminarían entrando a Colombia, justo cuando ya muchos se encuentran aquí en la indigencia, por lo que algunos comienzan ya a verlos como intrusos.

El tono guerrerista de algunos senadores del Centro Democrático es preocupante, así como el número de sus seguidores que incitan a la guerra con el aparente argumento de que ‘no podemos ser cómplices de la dictadura'.  Los guerreristas pasan por alto que uno de los principios democráticos es respetar, en este caso, que sean los venezolanos mismos los que construyan su propio proceso de transición.

¿Cómo construir una salida aceptable para Maduro? ¿No le puede ofrecer Colombia acogida, como hijo de madre colombiana?

Si Maduro quisiera, podría tramitar su nacionalidad. Eso lo permite la ley desde 1991, aunque Maduro hubiera nacido antes. En ese caso, el Estado colombiano estaría obligado a protegerlo. Pero lo más factible es que sea Cuba, la vía más propicia para una salida de Nicolás Maduro.

(er)

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