¿Agitar una banderita multicolor el día del Orgullo o comprometerse y respetar los derechos LGBTQI+ todo el año? ¿Proclamar eslóganes políticamente correctos o implementar medidas no discriminatorias?

La diferencia entre una opción y la otra tiene nombre: "lavado arcoíris”.

"Se trata de una estrategia de marketing utilizada por algunas empresas, que consiste en adoptar simbología del Orgullo para mejorar su imagen y aumentar ventas, sin comprometerse realmente con la comunidad o implementar políticas internas de inclusión genuina”, define esta práctica Jeremías Ortiz, sociólogo chileno especialista en relacionamiento comunitario y desarrollo organizacional, consultado por DW.

"El objetivo es mejorar el margen de ventas, mostrando lo que la corrección política espera de una corporación moderna: un mensaje de diversidad y apertura que sea bien recibido por una población urbana y cosmopolita deseosa de consumir productos de aquellas empresas que "abrazan" lo LGBTQI+", aporta, en el mismo sentido, Leandro Prieto, experto en temas LGBTQI+ de la Dirección de Género y Diversidad Sexual de la argentina Universidad de San Martín, en entrevista con este medio.

"Es una práctica instaurada por el capitalismo en la sociedad, que, lejos de acoger nuestras demandas, las recoge, dosifica y acomoda al servicio de sus intereses", analiza, por su parte, Wilson Castañeda, director de la organización colombiana por el respeto a los derechos de la diversidad sexual Caribe Afirmativo.

¿Cómo reconocerlo?

Claro que, sin embargo, no todo apoyo explícito a la comunidad LGBTQI+ se encuadra dentro de este accionar superficial e intencionado. ¿Cómo reconocerlo entonces? ¿Cuáles son sus características principales?

"Suele recoger lo más frívolo y superficial de las demandas del movimiento social y hacerlas titulares”, indica Castañeda. "Impulsa las fiestas, mas no acompaña demandas por violencia. Presenta historias de vida de personas LGBTQI+ exitosas, pero no da voces a quienes sufren discriminación”, agrega el también politólogo en diálogo con DW.

Y finalmente: "Cosifica las vidas y las narrativas de las personas LGBTQI+, con un falso 'a pesar de', 'pueden trabajar, rinden más, son más dedicados', sin interpelar a la sociedad por su responsabilidad ante la discriminación", puntualiza. 

"Desenmascarar a las empresas es un trabajo de vigilancia", sostiene, en tanto, el psicólogo social peruano Brey Rojas Malpartida, quien agrega que habría que realizar un seguimiento de sus mensajes y posturas. 

"Una fórmula sencilla puede ser preguntarse: esta empresa que sacó su publicidad en el día del Orgullo: ¿se manifestó cuando ocurrió algún hecho de violencia o discriminación a la comunidad LGBTQI+? Si la respuesta es sí, es probable que su compromiso con estos valores sea sólido. Si la respuesta es negativa, estaremos ante un caso más de una empresa que se hace un lavado arcoíris una vez al año", analiza, en diálogo con este medio, Rojas Malpartida, también activista de la Asamblea de Varones Antipatriarcales de Lima.

Perjuicios y riesgos

Ahora bien, ¿por qué esta práctica, cada vez más difundida, por cierto, podría implicar perjuicios para el respeto a los derechos de esta comunidad?

"El 'rainbow washing' (N.d.l.R.: "lavado arcoíris”) trivializa la lucha por derechos reales de la comunidad LGBTQI+, reduce la percepción pública de la necesidad de cambio sustancial y puede perpetuar estereotipos y malentendidos", alerta Jeremías Ortiz, desde la ciudad chilena de Concepción.

"Es perjudicial porque arrebata una lucha y la despersonaliza, porque desvía la atención a problemáticas que no son estructurales, y porque omite acciones trascendentales que promuevan cambios”, explica, en tanto, Castañeda desde la colombiana Barranquilla.

"Se homogeneiza al gran paraguas LGBTQI+: no es lo mismo ser gay, que lesbiana o trans”, puntualiza Leandro Prieto. "La lógica corporativa que prima a la hora de visibilizar estas identidades es la del 'sueldo doble sin hijos' (DINK, por sus siglas en inglés), muy atada a sectores socioeconómicos medio-altos de población gay urbana”, indica.

"El 'extractivismo publicitario' que implica el lavado arcoíris no solo no cambia las condiciones materiales y simbólicas de los grupos LGBTQI+, sino que incluso puede estigmatizarlos y enfrentarlos a nuevos hechos de violencia y discriminación”, advierte, asimismo, el experto, sobre la gravedad de las posibles consecuencias del fenómeno. (ms)