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¿Qué están arriesgando los rusos que se oponen a la guerra?

Olesja Kuznetsova
9 de marzo de 2022

Hasta ahora, unas 13.000 personas han sido detenidas en Rusia por salir a protestar en contra de la invasión militar en Ucrania. Los opositores a la guerra cuentan por qué salen a las calles a pesar de los riesgos.

Manifestantes antiguerra siendo detenidos en San Petersburgo, Rusia.Imagen: REUTERS

Desde el comienzo de la invasión rusa en Ucrania, muchos rusos han salido a la calle a protestar a pesar de los peligros que esto conlleva. Una de ellas es la ilustradora Svetlana (nombre ficticio) de San Petersburgo. Svetlana no es activista, pero ha asistido a varias manifestaciones, por ejemplo, en apoyo al líder opositor ruso encarcelado Alexei Navalny. Ella ha sido testigo de la violencia ejercida por la policía rusa contra los manifestantes detenidos, y a pesar de sus temores, recientemente acudió a una de las primeras protestas en contra de la guerra en Ucrania.

"En Rusia no hay comprensión para una concentración o una protesta masiva", dice a DW. "Se trata de una persecución en la que tú eres la víctima. Sales a la calle y luego corres por toda la ciudad huyendo de la policía", cuenta Svetlana. Para evitar ser detenida, sigue ciertas reglas. Por ejemplo, intenta mantenerse en medio de la masa de gente. La experiencia demuestra que los manifestantes que están al frente o en la parte de atrás suelen ser detenidos.

Agentes de policía durante una manifestación en San Petersburgo, Rusia.Imagen: REUTERS

Multas y penas de prisión

Según OVD-Info, un proyecto de medios de comunicación independientes rusos para combatir la persecución política, unas 13.000 personas han sido detenidas en más de 140 ciudades de Rusia desde el 24 de febrero, cuando comenzaron las protestas. OVD-Info ha informado sobre el uso excesivo de la fuerza. Por ejemplo, los agentes de policía han usado porras, pero también pistolas paralizantes. Ahora, los manifestantes se enfrentan a fuertes multas y cargos penales. Las personas que protestan de forma solitaria y pacífica también son perseguidas.

El 4 de marzo, la Duma Estatal rusa decidió sancionar la difusión de "información falsasobre las actividades de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa". Es decir, las autoridades deciden ahora qué es una "noticia falsa" y un "descrédito de las tropas rusas". Los manifestantes arriesgan fuertes multas de hasta 1,5 millones de rublos (unos 10.000 euros) y penas de prisión de hasta tres años. En los casos graves, las penas van desde los 10 hasta los 15 años de cárcel. Por lo tanto, mostrar en manifestaciones mensajes como "No a la guerra" puede ser considerado una acción pública para "desacreditar el despliegue de las Fuerzas Armadas rusas".

El sociólogo ruso Grigory Yudin cree que Rusia está pasando de ser un país autoritario a uno totalitario. En su opinión, la agresión contra Ucrania está dividiendo a la sociedad rusa. Las numerosas manifestaciones demuestran que una parte de la sociedad rusa está en contra de la guerra, pero eso no es suficiente para cambiar la situación. Dado que protestas ciudadanas similares no han dado resultados en los últimos años, la gente ya no cree en sus propios poderes. Además, Yudin señala que las protestas actuales carecen de una organización clara y también de líderes de opinión.

El cartel que dice "No a la guerra" en la avenida Nevsky Prospekt, en San Petersburgo.Imagen: Dmitri Lovetsky/AP/picture alliance

"Esta es la decadencia del gobierno de Putin"

Anastasia (nombre ficticio) es activista por los derechos civiles en Moscú. Ha participado a menudo en protestas, pero se sintió decepcionada por la reciente manifestación contra la guerra en la plaza Pushkin, en pleno centro de la ciudad: "Fue un desastre para mí. Nunca he visto una protesta tan débil en Moscú", señaló en entrevista con DW. Un grupo de personas asustadas se dispersó. La Policía realizó detenciones y persecuciones..

Sin embargo, Anastasia no condena a las personas que tienen miedo de protestar: "Las autoridades de seguridad de Moscú son poderosas, y la gente también teme mucho por sus puestos de trabajo tras la introducción de las sanciones. Muchos tienen hijos y obligaciones y no pueden salir a la calle. Ya no tenemos derechos, y nadie puede garantizar que se respeten. Yo ya lo he perdido todo y puedo asumir el riesgo", confesó la activista. Está convencida de que un día todo esto terminará y una nueva generación le preguntará qué hizo en estas circunstancias.

Anastasia tiene la sensación de que el mundo entero está en contra de Rusia: "Las sanciones que, en última instancia, afectan a los ciudadanos de a pie, no ayudan", añadió. Además, encuentra que desde el exterior es difícil entender por qué la gente en Rusia no puede hacer nada en el sistema totalitario. "Ahora ni siquiera te permiten decir que estás en contra de la guerra en Rusia", agregó. De todas maneras, ella está segura de que los dirigentes rusos no saldrán victoriosos en esta situación, y eso la reconforta: "Esta es la decadencia del gobierno de Putin, no importa el precio que tengan que pagar los ciudadanos de este país", subrayó. (ju/cp) 

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