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¡Qué gran problema!

17 de junio de 2003

Para las organizaciones ecologistas, un logro y dos fracasos es el balance de dos días de Comisión Internacional de Caza de Ballenas. Japón, como se esperaba, se mostró desde su lado más oscuro.

En ellas todo es gigantesco.Imagen: AP

El Pacífico Sur no será área de protegida contra al caza de ballenas. Como en el año anterior, la propuesta no alcanzó la necesaria aprobación del 75% en la Comisión Internacional de Caza de Ballenas que se reúne del 16 al 19 de junio en Berlín. Tampoco la zona de protección en el Atlántico Sur alcanzó el número de votos requeridos. El experto en protección de especies del Fondo Mundial para la Naturaleza, Volker Homes, lamentó que el Pacífico Sur no sea zona protegida, puesto que es una región importante para la reproducción del cetáceo que cuenta con una población de casi 11 millones en la región.

Sin embargo, no todo es negro para los proteccionistas, pues durante el primer día del congreso, la así llamada Iniciativa de Berlín logró que se aprobara –en contra de Japón y Noruega- la conformación de una comisión que se ocupará especialmente de los riesgos medioambientales de las ballenas y los safaris de caza de los cetáceos gigantescos. Esto sienta un precedente único en los 53 años de vida de existencia de la Comisión.

Japón, por su parte, no escondió su disgusto, haciéndolo manifiesto boicoteando los debates sobre los métodos de caza, que habían sido duramente criticados por la organización ecologista Pro Wildlife. El especialista de Greenpeace, Thilo Maack, acusó a Japón de formar un minoría junto con otros países, que se encarga de bloquear todo progreso de la Comisión. También de comprar el voto de países pequeños.

Claro queda que ni los nipones ni los noruegos apoyarán de manera alguna las propuestas proteccionistas de la Comisión. Tokio amenazó, incluso, con abandonarla. No es aceptable, así la postura de Japón, que una organización que fuera creado para la administración de la caza de la ballena, se convierta en una institución restrictiva de lo mismo.

El portavoz de la delegación nipona, Joji Morishita, dejó entrever que la alternativa al abandono de la Comisión, era crear acuerdos regionales con China, Corea del Sur y Rusia. Totalmente contrario a lo que aducen las organizaciones ecologistas, la propuesta de proteger a las ballenas no encuentra asidero científico, según el delegado Masayuki Komatsu, pues en la región hay demasiadas ballenas que comen demasiado, lo cual representa una amenaza al ecosistema. A pesar de la moratoria que existe desde 1986, Japón permite cazar anualmente 700 de estos mamíferos gigantes, pretextando objetivos científicos.

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