Los castores son un especie protegida, por lo que su caza está prohibida. Esto ha conducido a que en una zona del río Óder estos animales se hayan convertido en una plaga. Los castores destruyen diques, socavan carreteras. Los habitantes de los pueblos protestan porque temen que esta zona pantanosa, desecada con esfuerzo hace cientos de años, se inunde nuevamente.