El Gobierno de Riad simpatiza con el Gobierno militar de transición de Sudán. Los observadores temen que aumente la influencia saudita en Jartum.
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Tras la destitución del presidente sudanés Omar Al-Bashir, su sucesor en el cargo, el general Awad Ibn Auf, dimitió solo un día después de ponerse al frente del país. Ahora, el general Abdul Fatah al Burhan tomó el relevo y anunció reformas. Sin embargo, las manifestaciones de protesta continúan en las calles, exigiendo que se cumplan sus exigencias. La lucha entre la sociedad civil y el poder militar encara así la segunda semana tras la caída de Al-Baschir.
Más allá del Mar Rojo hay cierto nerviosismo por un posible resultado incierto. Tanto los Gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), como el de Arabia Saudita declararon este fin de semana que seguirían apoyando al ejército sudanés. "Los EAU apoyan los pasos dados por el Consejo de Transición sudanés para proteger a personas y propiedades. Esperamos que dichos pasos logren seguridad y estabilidad en esta nación hermana”, decía un comunicado publicado en Abu Dhabi. Desde Riad, también se defienden posiciones similares a favor de los pasos dados por el régimen militar: "Apoyamos al pueblo sudanés y esperamos que vuelva la estabilidad y la seguridad en la hermana Sudán”, decía una declaración publicada en medios estatales sauditas.
Papel de Riad en Sudán
Según el analista político Tobias Simon, Arabia Saudita interviene activamente en Sudán desde hace tiempo. "El Gobierno de Riad apoyaba el régimen anterior y compraba su complacencia”, explicó este experto en el cuerno de África. A principios de año, el régimen saudita envió a Al-Baschir cerca de 2.200 millones de dólares. Y en el marco de la guerra de Yemen, Sudán y Arabia Saudita mantienen aún estrechos lazos económicos y militares. Por ejemplo, la alianza internacional en Yemen contra los rebeldes huties combate bajo el mando de Riad. Al mismo tiempo, esas milicias rebeldes tienen relaciones con Irán, gran rival de Arabia Saudita en la región.
De acuerdo con el experto en Oriente Próximo David Kirkpatrick, en la guerra de Yemen participaron casi 14.000 mercenarios sudaneses hasta el año 2018. Por eso muchos catalogan este conflicto como una clásica guerra subsidiaria. "Sudán seguirá participando en esa guerra", aclaró Simon: "El general Burhan declaró que los soldados sudaneses siguen formando parte de la alianza internacional y esa es una de las razones por las cuales Arabia Saudita apoya al ejército sudanés”.
Rechazo al islam revolucionario
Por parte de los manifestantes, las declaraciones que llegan desde Riad fueron tomadas con cierto escepticismo. Es legítimo que Arabia Saudita quiera proteger sus intereses, explicó Ali Mhjoub Nathif, miembro del Partido Comunista de Sudán, a DW. No cree que el Gobierno militar vaya a tomar medidas independientes sobre política exterior: "Sabemos que el general Abdul Fatah al Burhan y otros están implicados en el envío de tropas sudanesas”, agregó Nathif: "Dichos grupos están vinculados a los intereses de Arabia Saudita”.
Según algunos observadores, tanto los Emiratos Árabes como Arabia Saudita estarían persiguiendo otro objetivo en Jartum: "Ambos Estados tienen cierta aversión a movimientos que emanan del pueblo”, explica Karim Bitar, director de investigación del Instituto de Asuntos Estratégicos e Internacionales (IRIS) de París. "Les interesa mantener el statu quo. Temen que cualquier movimiento de protesta nacional genere un terremoto y contagie a otras regiones”.
En este cometido de reprimir un islam revolucionario, la posición de Arabia Saudita coincide con la de otros regímenes autocráticos y conservadores, como la del presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi frente a los Hermanos Musulmanes. Este grupo supo sacar patido de la revolución de 2011 y un año más tarde ganó las elecciones presidenciales. El presidente elegido entonces, Mohammed Mursi, fue depuesto con un golpe militar en 2013. Esta política de mano dura de Al-Sisi ha sido criticada internacionalmente. Por otra parte, también Arabia Saudita tienen antecedentes de represión contra los disidentes, tal y como lo evidenció el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en octubre de 2018.
Romper con el pasado
Todavía está por verse qué apoyo le prestará Arabia Saudita a Sudán a partir de ahora. Podría ser que Riad mantenga una posición moderada, explica Simon. Sin embargo, los manifestantes seguirán protestando hasta lograr sus objetivos: "Quieren confiar el poder a un Gobierno civil”, continúa el analista. No solo pretenden impedir que el Gobierno de transición mantenga el poder durante un espacio de tiempo prolongado. También quieren evitar que los representantes del antiguo régimen puedan acceder a ocupar altas posiciones del Estado. "En pocas palabras, quieren romper con el pasado”, concluye.
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¿Hacia dónde huyen los refugiados africanos?
Los africanos que abandonan sus países de origen suelen preferir el mismo destino, lo que recarga el peso en Estados que no están preparados para recibir esa demanda de ayuda. Uganda encabeza la lista.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Heunis
Números de refugiados en África
Hay más de 30 millones de migrantes en África: eso incluye a los refugiados, desplazados internos y repatriados. Las cifras aumentaron en los últimos años y DW descubrió que los que abandonan sus países de origen tienden a ir al mismo destino. El niño de Sudán del Sur que se muestra en esta foto es uno de los muchos que encontraron refugio en un campamento de refugiados en Uganda.
Imagen: Imago/ZUMA Press/G. Cloarec
Sudán del Sur
Para finales de abril de 2018, 2,3 millones de personas de Sudán del Sur habían huido de su país a través de una frontera internacional, el número más alto entre los países africanos. Su principal destino: la vecina Uganda. La crisis de refugiados de Sudán del Sur es la tercera más grande del mundo, después de Siria y Afganistán. Muchos refugiados sudaneses del sur son niños.
Imagen: Getty Images/D. Kitwood
Un largo camino por recorrer
La República Democrática del Congo (RDC) es una de las naciones con mayor diversidad étnica del mundo. Esto es causa de tensión y contribuye a la violencia, lo que impulsa el desplazamiento de las personas. Los civiles sufren ataques de grupos armados y enfrentamientos entre comunidades. La mayoría de los ataques se reportan en el norte y sur de Kivu, Ituri, Tanganyika, Haut-Katanga y Haut-Lomami.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Moore
República Democrática del Congo (RDC)
Cientos de miles huyeron del país hasta 2018. La RDC tiene que tratar con millones de desplazados internos, mientras otros muchos encontraron refugio en países vecinos. Uganda es su principal destino y actualmente alberga a unos 2,3 millones de refugiados de la RDC. Las razones también son geográficas, ya que Uganda comparte fronteras con muchas regiones devastadas por crisis.
Imagen: Reuters/J. Akena
Los somalíes huyen a Kenia
Somalia está golpeada por conflictos civiles que llevan a miles a huir a las vecinas Etiopía y Kenia y que han dejado a muchos somalíes al borde del hambre. El país carece de un gobierno central unificado. El grupo yihadista Al Shabaab, afiliado a Al Qaeda, controla gran parte del sur de Somalia, aunque las tropas de la Unión Africana le han propinado importantes derrotas.
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Somalia
El número de refugiados somalíes es casi tan alto como el de los refugiados de la República Democrática del Congo. Pero, el principal destino para los somalíes es Kenia. El campamento de Dadaab, un complejo de tres asentamientos, es el campamento de refugiados más grandes del mundo. Fue construido para albergar a 90.000 personas, pero ahora cobija a más de 200.000.
Imagen: Oli Scarff/Getty Images
Uno de los campamentos de refugiados más grandes del mundo
En toda África, los migrantes buscan un refugio seguro. Algunos lo encuentran en campamentos de refugiados como el más grande del mundo, en Dadaab, Kenia, donde pueden quedarse por años y comenzar nuevas vidas y familias. Esto contribuye al aumento del número de refugiados y explica por qué algunos niños nacen con el estatus de refugiados.
La República Centroafricana ha estado inestable desde su independencia de Francia en 1960. Los rebeldes musulmanes Seleka tomaron el poder en el país de mayoría cristiana en 2013. Bajo la presión internacional, Seleka entregó el poder a un gobierno de transición en 2014, pero siguieron meses de violencia y la República Centroafricana quedó dividida.
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Luchando para surgir
Burundi es una de las naciones más pobres del mundo. Tras una guerra civil de raíces étnicas de 12 años, el país todavía lucha por recuperarse. La generalmente dominante minoría tutsi y la mayoría hutu no han logrado superar las tensiones desde la independencia del país en 1962. En 1994, una guerra civil entre los dos grupos étnicos dio lugar a uno de los conflictos más persistentes de África.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Abdi Warsameh
Burundi
Burundi ha estado en otra crisis desde abril de 2015, después del anuncio del presidente Nkurunziza de que se postularía para un tercer mandato. La economía ha disminuido significativamente debido a la inestabilidad política y la inseguridad. Persisten las violaciones de derechos humanos como los secuestros y torturas cometidas por la Policía, el Ejército y la liga juvenil del partido gobernante.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Entre la vida y la muerte
En Nigeria, el país más poblado de África, miles de personas han muerto en los últimos años en ataques liderados por la organización terrorista islamista Boko Haram. Al mismo tiempo, las aspiraciones separatistas crecieron y la imposición de la ley islámica en varios estados del norte ha traído divisiones y provocado que miles de cristianos huyan, a veces en un peligroso viaje por el desierto.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Ag Anara
Nigeria
El conflicto es la principal causa de la crisis humanitaria en Nigeria. En el noreste, Boko Haram ha afectado a más de 14 millones de personas. El grupo lleva a cabo ataques contra militares y civiles en Borno, Yobe y Adamawa. El conflicto entre pastores y agricultores en el Cinturón Medio de Nigeria y los estados del sur se ha vuelto cada vez más violento, matando y desplazando a miles.