Hace menos de un año, muchos predijeron el fin del partido republicano. Parecía que las elecciones iban a producir una fractura irreparable. ¿Qué ha pasado con la resistencia interna ahora que Trump es presidente?
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A primera vista, la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC por sus siglas en inglés), que se celebra entre el 22 y el 25 de febrero de 2017, parecía que iba a ser un evento lleno de amor. Amor por el país, por Trump, por tener bajo control las dos cámaras, la presidencia y la mayoría de los gobiernos locales del país. Los asistentes a la conferencia parecían estar todavía bajo los efectos de la euforia de la victoria electoral, impertérritos ante los reportes de los principales medios de comunicación acerca del caos de la Administración y el clamor de la izquierda contra las controvertidas órdenes ejecutivas de Trump.
No hay señales de que el partido esté en las últimas, y eso es lo que los expertos habían predicho de haber perdido Trump las elecciones en noviembre de 2016. Mark Levin, un importante moderador de radio conservador, dice a Deutsche Welle que, "por supuesto” hay divisiones dentro del partido, pero que los republicanos están unidos frente a sus oponentes.
Levin apoyó abiertamente el movimiento anti Trump durante las primarias republicanas de 2016, pero cuando la carrera electoral se redujo a Trump versus Hillary Clinton, se inclinó por Trump y lo respaldó. "Siempre va a ver gente que se oponga al presidente”, dice Levin. "Incluso dentro del partido. Pero eso no es tan infrecuente”.
¿Qué fue del movimiento de la derecha radical?
¿Amenaza la "derecha alternativa" (radical) la unidad, ahora que parece haber hecho de los republicanos su partido? El rechazo hacia la "derecha alternativa" quedó patente el jueves (23.02.2017) en la CPAC, cuando Richard Spencer, supremacista de la raza blanca, llegó a la conferencia, con sus credenciales en la mano, y fue escoltado hacia afuera entre el revuelo mediático y transeúntes que proferían insultos contra él.
¿Hay otros lugares en los que el frente unido muestra grietas? David Polyansky es actualmente el jefe de personal del senador Ted Cruz, antiguo candidato presidencial que fue uno de los últimos hombres que se opuso a Trump en las primarias. Cuando se le preguntó si veía fracturas en las facciones del partido, Polyansky replicó: "Estamos en el camino correcto. Vamos a derogar "Obamacare” y tendremos un conservador en la Corte Suprema. Tenemos una agenda importante ante nosotros”.
Brian Phillips, que antes trabajaba en el equipo de Cruz, dice que las críticas actuales dentro del partido se deben probablemente más al comportamiento de Trump que a sus acciones como presidente. "Trump seguirá siendo Trump”, dice Phillips. "Es lo que esperábamos. No va a cambiar porque sea presidente. Las críticas por ese tema van a continuar”. Pero, según Phillips, de momento no están descontentos con las medidas de Trump. Chris Wilson, otro antiguo miembro del equipo de Cruz, está de acuerdo: "Trump toma medidas conservadoras. Mientras gobierne como un republicano, y hasta ahora lo ha hecho, las cosas estarán bien”.
Los primeros 10 días de la Era Trump
DW sigue paso a paso la huella de una administración que desde sus inicios ha causado polémica y el surgimiento de movimientos ciudadanos de resistencia tanto en Estados Unidos como en otros países.
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Toma de posesión (20.01.2017)
Donald Trump juramentó el 20 de enero de 2017 como presidente número 45 en la historia de Estados Unidos. Como candidato prometió realizar profundos cambios en cuanto a las políticas de salud, migratoria y exterior. Daba fin así la era Obama y comenzaba otra muy distinta.
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Primera orden ejecutiva (23.01.2017)
Apenas instalado en la Casa Blanca, Trump comenzó a dar muestras de que no perdería tiempo en llevar a cabo sus promesas de campaña. Su instrumento favorito son las órdenes ejecutivas. En la primera de su administración, Trump anunció el 23 de enero de 2017 la salida de Estados Unidos del Tratado Transpacífico, uno de los de mayor envergadura en el proyecto de comercio multilateral global.
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Resurrección de oleoductos (24.01.2017)
Al día siguiente, Trump firmó otra orden ejecutiva, esta para reactivar los proyectos de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, que habían sido suspendidos por Barack Obama. La medida tuvo inmediatamente una repercusión positiva en Canadá, socio de Estados Unidos en el proyecto. Pero organizaciones ambientalistas y comunidades autóctonas criticaron la medida de Trump y anunciaron resistencia.
Imagen: Reuters/K. Lamarque
Muro por decreto (25.01.2017)
El 25 de enero de 2017, Donald Trump firmó el decreto que ordenaba iniciar la construcción de un muro en la frontera con México. Lo hizo mientras dos funcionarios mexicanos se encontraban en la Casa Blanca para hablar sobre una posible renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Trump causó indignación en México, pero no se inmutó.
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Reacción de México
El gobierno de México reaccionó con declaraciones. El presidente Enrique Peña Nieto insistió en que México no pagaría por la construcción del muro fronterizo y dijo que esperaría el reporte de los dos funcionarios presentes en Washington para definir estrategias y acciones. Intelectuales y políticos le pidieron acciones prontas.
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Trump toma la iniciativa
Peña Nieto y su ministro de Exteriores, Luis Videgaray (der.) fueron rebasados por Trump. El presidente de EE.UU. dijo el 26 de enero de 2017 que si México insistía en no pagar el muro, era mejor cancelar el encuentro programado para el 31 de enero entre ambos mandatarios. Como reacción, Peña Nieto canceló su viaje a Washington.
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Limitación de visados y entradas a EE.UU.
Trump firmó el 27 de enero de 2017 una orden ejecutiva más, que limitaba el acceso a Estados Unidos, entre otros, a ciudadanos estadounidenses que contaran además con la nacionalidad de siete países de mayoría musulmana, entre ellos Irak y Siria. La medida provocó repudio internacional aunque la Casa Blanca insistió en que no se trataba de una medida determinada por cuestiones religiosas.
Como respuesta, miles de personas acudieron a puertos aéreos donde agentes migratorios rechazaban la entrada de ciudadanos procedentes de los siete países mencionados en la orden ejecutiva de Trump. La norma no clarificaba asuntos legales importantes en su implementación, por lo que comenzó a ser aplicada en un entorno de caos jurídico.
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Impugnación legal
La fiscal general interina de Estados Unidos, Sally Yates, impugnó la orden ejecutiva sobre inmigración por considerarla "ilegal". Horas después, Trump ordenó el 31 de enero de 2017 su emoción y calificó a Yates como traidora por no cumplir la orden ejecutiva.