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¿Qué podemos aprender de la crisis del coronavirus?

14 de marzo de 2020

Un virus da la vuelta al mundo. El número de personas infectadas aumenta cada hora. El pánico se extiende. En una crisis, hay que extraer lo mejor de la situación y aprender, dice Sabine Kinkartz.

Imagen: Imago Images/Tass/A. Arkeyeva

Son las pequeñas cosas lo que dice más sobre el estado de nuestra república en estos días que cualquier otra. Un correo electrónico, por ejemplo, en el que el director de la escuela de nuestro hijo le comunica a los padres lo que ha leído en el sitio web del programa de noticias alemán "Tagesschau”: el alcalde de Berlín anunció el cierre de escuelas. Pero no pudo contarnos nada más, dijo el director de la escuela, porque no había recibido información oficial del estado. "Aparentemente, los directores de escuela no necesitan ser informados", escribió con sarcasmo, pero también con algo de impotencia.

Alemania es un Estado compuesto por dieciséis estados federados. Tienen un significativo poder en algunas áreas de política escolar. Cuando se trata de salud, la responsabilidad se distribuye incluso a un tercer nivel, el municipal.

¿Error en el sistema?

Esto significa que en Alemania no todo está controlado, dirigido y decidido por el Gobierno central, sino que se debate y se coordina regionalmente. En la crisis del coronavirus, algunos aspectos pueden considerarse como un error en el sistema. Puede ser, pero en la actualidad no se puede cambiar nada. Hay que hacer lo mejor posible con ese sistema y con el virus que se está propagando por el país.

No estamos completamente indefensos. Podemos hacer algo: reflexionar, reducir la velocidad, hacer pausas y renunciar a ciertas cosas en nuestras vidas. No al egoísmo y sí al sentido común, como por ejemplo, con la compra excesiva de papel higiénico. Si se va de compras, también se puede traer algo a los vecinos. Gracias a nuestros medios modernos de comunicación, podemos mantenernos en contacto sin tener que estar juntos, intercambiando ideas y también brindando apoyo emocional.

Habrá gente que fallezca

Habrá víctimas. ¿Por qué el coronavirus debería cobrarse menos vidas humanas que las enfermedades cardiovasculares y la gripe normal? Incluso sin el nuevo virus, alrededor de 850.000 personas mueren en Alemania cada año. Así es el curso de la vida.

Sabine Kinkartz, periodista de DW

La infección del nuevo coronavirus se está perfilando en todo el mundo como si fuera el apocalipsis. Es simplemente un riesgo más. Sin embargo, uno que nadie puede excluir por completo y, por eso, algunos reaccionan con tanto terror.

La vida continuará

Es tarea de la política ofrecer protección, también psicológicamente. Si el gobierno alemán dice ahora que los créditos y las ayudas de empleos parciales asegurarán que la economía y los trabajadores no se queden sin dinero, entonces aliviará además la ansiedad, calmará y enviará la señal de que la vida continuará.

Cuanto más podamos retrasar la propagación de la infección, mejor será. Cuantas más personas infectadas tenga el sistema de salud que tratar a la vez, mayor será el número de muertes. Los políticos tienen que dejar eso claro una y otra vez. También permanecer tranquilos y apelar a la sensatez de los ciudadanos.

Ahora no es el momento de preguntar si la política es demasiado lenta, si comete errores, o quién tiene la culpa de que esto o aquello no funcione. Ahora es el momento de sacar lo mejor de una situación difícil juntos. Podemos juzgar y sacar conclusiones más tarde. Es importante que luego aprendamos las lecciones de la crisis. ¿Qué funcionó, qué podríamos hacer mejor la próxima vez?

Porque una cosa está clara: puede tener lugar otra pandemia. Podemos alegrarnos de que ahora "solo” estemos lidiando con la infección del nuevo coronavirus, que podría afectar al 80 por ciento de la población. También podría haber sido un virus mucho más letal.

Aprender las lecciones de la crisis

Y la crisis tiene otra cosa buena. Podemos aprovecharla como una oportunidad para repensar los aspectos indeseables de la globalización. Algo tan importante como dejar de fabricar medicamentos en Europa fue un gran error. Tenemos que cambiar esto, incluso si cuesta dinero. También debemos reflexionar sobre cómo tratamos a nuestros médicos, enfermeros y personal sanitario. Si la crisis del coronvirus pone el dedo en la llaga sobre las condiciones insostenibles en los hospitales alemanes, entonces realmente tiene algo bueno.

Al primer correo electrónico del director de nuestra escuela, le siguió otro dos horas más tarde: las escuelas en Berlín permanecerán cerradas desde el próximo martes hasta el final de las vacaciones de Pascua, el 19 de abril.

Creo que es una decisión equilibrada y que considera las consecuencias. Como tantas cosas en esta república en estos días. Todas se toman su tiempo, pero también nos enseñan si podemos y cómo podemos mejorar en el futuro.

(rm/eal)

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