¿Qué pretende Rusia con su presencia en Libia?
15 de marzo de 2017El desmentido se realizó de inmediato. No, Rusia no estacionó fuerzas especiales en la frontera libio-egipcia. "No hay una operación con fuerzas especiales en Sidi Barrani, en Egipto”, explicó el Ministro de Defensa ruso en Moscú, Sergei Shoigu. A pesar de todo, la confusión continúa. La agencia de noticias Reuters había informado que había 22 fuerzas especiales rusas en la base militar. Esta noticia, según Reuters, habría sido confirmada por el Ejército estadounidense.
Es indiscutible que el interés ruso por Libia ha aumentado en los últimos meses. Docenas de trabajadores de una empresa rusa de seguridad se hallaban en una zona controlada por las tropas del general libio Jalifa Haftar. Este lucha, solo y sin legitimación democrática, contra los rebeldes yihadistas y, sobre todo, contra las milicias del Estado Islámico (EI). Un informe del periódico Arab News confirmó además, la presencia de mercenarios rusos, teniendo en cuenta las declaraciones del propietario de dicha empresa de seguridad.
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Invitado en el portaaviones
También se sabe que Haftar, en la primera mitad de enero de 2017, visitó el portaaviones Admiral Kusnezov que regresó de la costa siria a Rusia. En Siria, Haftar mantuvo supuestamente una videoconferencia con el ministro Sergei Shoigu, según algunas agencias informativas.
Esta semana, el asesor de Haftar, Abdelbasset al Basdi, se dio cita con el viceministro ruso de Defensa, Mijaíl Bogdanov, en Moscú. Ambos "habrían considerado necesario instaurar un diálogo colectivo en el que deberían participar todos los representantes de todas las tribus y grupos políticos”, según el Ministerio de Defensa.
En otoño de 2016, Moscú habría presentado un documento estratégico sobre la política exterior rusa. En el texto se expone que Moscú pretende seguir contribuyendo a la estabilidad en la región y enfocarse "en la conciliación política y diplomática de conflictos”. La implicación de Moscú en Libia sigue dicha estrategia en la región de Oriente Medio y Norte de África.
Una nueva estrategia para Oriente Medio
Además en el documento se señala una nueva estrategia con algunas regiones mundiales: "En la actualidad, ya que ha aumentado significativamente la dependencia mutua entre pueblos y estados, el intento de justificar la seguridad y la estabilidad en territorio extranjero, no tiene futuro”. Con otras palabras, la época en la que una potencia extranjera intenta moldear la política de otro país ha quedado atrás. Las consecuencias y lecciones que Rusia ha aprendido se pueden comprobar en su implicación en Siria junto al presidente al Assad.
Contra la política estadounidense en Oriente Medio
Moscú critica la ocupación estadounidense en Irak en 2003. Esta comenzó con el Gobierno de Bush, que no se molestó en encontrar un socio político que creara un nuevo orden en el país. En consecuencia, la fase de posguerra fue especialmente caótica , y el impacto de la ocupación sigue afectando al país hasta la actualidad.
De forma parecida, Moscú evalúa la política de Obama en Oriente Medio. Según Leonid Slutsky, presidente de la Duma sobre asuntos en el extranjero, la labor del expresidente estadounidense es muestra de "la impotencia y la carencia de resultados notorios”. Supuestamente Moscú quiere aprender de sus errores. Los estados extranjeros deberían mantener las relaciones con las autocracias, dijo Putin a la revista Newsweek. El mundo está experimentando "la destrucción de los sistemas estatales y el auge del terrorismo”, añadió.
Ansias de convertirse en potencia líder global
Al mismo tiempo, Rusia aspira a ser potencia líder mundial y parece que le funciona. En los últimos dos años, Putin ha sumado algunos éxitos: se ha reunido con 25 líderes políticos árabes, de acuerdo a Newsweek, cinco veces más que Obama. Este balance se debe fundamentalmente a la implicación rusa en Siria. Los efectos son obvios. Allí, Rusia probó su nueva estrategia, dijo la analista política, del Middel East Institute, Randa Slim: "Cada líder político dirá ahora que ha llegado el momento de reevaluar nuestras relaciones con Rusia”.