¿Qué se aprendió de la tragedia de Germanwings?
23 de julio de 2015 Cuatro meses han pasado desde el día en que el Airbus de Germanwings, filial de Lufthansa, se estrelló en los Alpes franceses, causando la muerte de 150 personas. Al poco tiempo, los investigadores manifestaron la sospecha de que el copiloto había provocado intencionalmente la caída de la nave, mientras el piloto estaba en el baño.
La pregunta que se planteó de inmediato fue cómo se podría haber evitado el desastre. Una respuesta fue ordenar la constante permanencia dos personas de la cabina del piloto, regla que comenzó a aplicarse en todo el espacio aéreo europeo ocho días después de la tragedia.
Sin embargo, transcurridos ya cuatro meses, las opiniones sobre esta medida divergen. Las asociaciones y sindicatos de pilotos piden incluso que se deje sin efecto. “Consideramos que esa medida no incrementa la seguridad y que posiblemente tenga más desventajas que ventajas”, señaló el portavoz de la asociación Cockpit, Markus Wahl, a DW.
Dicha organización de pilotos forma parte de los grupos de trabajo instituidos por la UE y por el gobierno alemán para analizar si se requieren nuevas medidas de seguridad en la aviación. Un informe preliminar apunta que “el riesgo de una intervención desde fuera (de la cabina), por una acción terrorista o criminal”, sigue siendo la amenaza más probable. No obstante, se recomienda mantener la medida y volver a evaluarla tras un año.
Exámenes médicos
Otra de las propuestas es someter regularmente a los pilotos a exámenes psicológicos. “Actualmente hay pilotos profesionales que nunca han sido evaluados psicológicamente”, señala el informe preliminar europeo. Tales exámenes forman parte desde hace tiempo de los procesos de selección de Lufthansa. Esta línea aérea cuenta también con una instancia a la que los miembros de la tripulación pueden recurrir cuando tienen problemas psicológicos o los detectan en algún colega. El grupo de trabajo alemán demanda que eso se vuelva estándar a nivel europeo.
Ambos grupos recomiendan también realizar exámenes de sangre regulares y sin previo aviso a los pilotos, para detectar si han consumido drogas. Markus Wahl duda de la conveniencia de tal medida. Afirma que hay investigaciones que demuestran la ineficacia de esos tests, que son además muy caros.
Confianza y seguridad
A su juicio, el objetivo de todas las medidas debe ser generar confianza, de modo que los pilotos no escondan sus problemas sino que busquen ayuda. “Una persona afectada solo se abrirá si no teme que su situación tenga consecuencias directas para su contrato laboral”, señala Wahl.
Por el mismo motivo rechaza también los planes de reunir datos médicos de los pilotos. “A nuestro juicio, la relación de confianza entre médico y paciente es imprescindible para la seguridad aérea, porque un piloto solo recurrirá al médico si puede fiarse de que éste mantendrá la confidencialidad de la información”.
Pese a tales reparos, los grupos de trabajo mantienen en pie su recomendación. Para ponerla en práctica habría de aplicarse un sistema dirigido a mantener el anonimato, de manera de respetar las normas del control de datos y el secreto médico. Las medidas en cuestión no han sido resueltas todavía, pero han de servir de base para seguir discutiendo.