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Asia, ante la nueva estrategia de seguridad de Trump

Wesley Rahn
9 de diciembre de 2025

La estrategia de EE.UU. para Asia se basa en cerrar acuerdos y conseguir que sus aliados paguen más.

El buque de guerra Milius de Estados Unidos en el mar de Japón.
Estados Unidos sigue haciendo hincapié en su papel disuasorio en la región Indo-Pacífico, pero quiere que sus aliados contribuyan más.Imagen: Mass Communication Specialist 2nd Class Michael B. Jarmiolowski/U.S. Navy/abaca/picture alliance

La nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos, publicada por la administración Trump la primera semana de diciembre de 2025, ha causado conmoción en Europa. El documento plasma lo que supone un cambio fundamental en las relaciones transatlánticas.

En cuanto a Asia, la estrategia parece más coherente con las políticas anteriores e incluye temas que enfatizan la importancia de un Indo-Pacífico "libre y abierto" y la colaboración con una "red de alianzas" para contener y gestionar a China.

Un cambio que sí revela la estrategia de 2025 es la forma en que la segunda administración de Trump enfoca la rivalidad entre Estados Unidos y China, ya que define los "retos fundamentales" para el futuro de Asia en torno a los acuerdos comerciales, la seguridad de las rutas comerciales y el "mantenimiento de la preeminencia económica".

A pesar de que la caótica política arancelaria de Trump ha inquietado a los socios estadounidenses en Asia, el nuevo documento de seguridad argumenta que la estabilidad económica, con Estados Unidos a la cabeza, es la mejor base para disuadir a China en el Indo-Pacífico.

La estrategia describe cómo EE. UU. puede aprovechar su poder comercial, tecnológico y militar para alinear tanto a sus aliados como a sus adversarios con los intereses estadounidenses. El texto está cargado de la retórica "Estados Unidos primero".

La agenda democrática

En el documento ya no se encuentra el énfasis que había en la primera estrategia de seguridad de Trump, publicada en 2017, sobre la "competencia entre grandes potencias", que advertía que tanto China como Rusia buscaban "dar forma a un mundo antitético a los valores e intereses estadounidenses". También desaparece la descripción habitual de China como un rival sistémico que impulsa un orden mundial alternativo.

En cambio, el informe está repleto de elogios para Trump, afirmando que el presidente estadounidense, "por sí solo", ha revertido décadas de "suposiciones estadounidenses erróneas" sobre China, concretamente la idea de que el libre comercio llevaría a Pekín a adoptar valores liberales.

Estados Unidos evitará "imponer cambios democráticos o sociales" en otros países, al tiempo que buscará "relaciones comerciales buenas y pacíficas". "La enorme influencia de las naciones más grandes, ricas y fuertes es una verdad atemporal de las relaciones internacionales", añade el documento.

Su tono es notablemente diferente al de la estrategia de 2017, que criticaba a China por "expandir su poder a expensas de la soberanía de otros". "La agenda democrática ha terminado claramente", escribe Emily Harding, directora del Programa de Inteligencia, Seguridad Nacional y Tecnología del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington, en su análisis del documento.

"A Pekín le encantará la declaración explícita de que Estados Unidos prefiere no interferir en los asuntos de otras naciones y la clara declaración sobre el respeto a la soberanía de los Estados", afirma. 

La nueva estrategia de seguridad de Trump no contiene mayores sorpresas para sus aliados asiáticos. Imagen: Jonathan Ernst/REUTERS

La cuestión Taiwán

El documento dedica un espacio considerable a Taiwán, que Pekín quiere "reunificar” con China continental, y describe la importancia de la isla, que cuenta con una posición estratégica en el mar de la China Meridional. Si bien no reconoce formalmente a Taiwán, Washington es el principal benefactor de la isla en materia de seguridad.

Dada la posición estratégicamente crítica de Taiwán en las rutas marítimas de China Meridional, que tiene "importantes implicaciones para la economía estadounidense”, el informe advierte de que una "potencia probablemente hostil” podría "imponer un sistema de peaje” en la vía navegable o incluso "cerrarla y reabrirla a su antojo”.

Aquí es donde la estrategia insta a los socios estadounidenses en Asia a "intensificar el gasto, y lo que es más importante, hacer mucho más en defensa colectiva".

Japón y Corea del Sur se mencionan brevemente en el contexto del aumento del gasto y las capacidades de defensa para "disuadir a los adversarios y proteger la primera cadena de islas", un término estratégico que describe a Japón, Taiwán y Filipinas como una barrera que impide el acceso de la armada china al Pacífico.

Sin embargo, el documento omite la amenaza que representan para Japón y Corea del Sur el programa de armas nucleares y misiles balísticos de Corea del Norte. La única mención de India en el documento también se enmarca en la disuasión en el Indo-Pacífico mediante la cooperación económica. Al mejorar las relaciones comerciales (y de otro tipo) con India, Estados Unidos pretende animar a Nueva Delhi a contribuir a la seguridad del Indo-Pacífico.

Sin grandes sorpresas para la mayoría

Huong Le Thu, subdirector para Asia del International Crisis Group, declaró al noticiero de DW la semana pasada que el documento deja claro que la administración Trump cree que "mantener una ventaja económica es la mejor manera de disuadir los conflictos en el Indo-Pacífico".

Según Le Thu, la mayoría de los aliados asiáticos de Washington se muestran "ambivalentes” respecto al documento en general, ya que no contiene grandes sorpresas.

Respecto a China, el punto que debería preocupar más a Pekín debería ser el tema central del documento: una reorientación estratégica hacia el hemisferio occidental, con el compromiso de frenar las actividades de los "competidores no hemisféricos", es decir, del gigante asiático.

(ct/ms)