La eficacia de las sanciones secundarias de Trump a Rusia
14 de agosto de 2025
Tras lanzar una invasión a gran escala de Ucraniaen febrero de 2022, Rusia fue objeto de sanciones económicas por parte de Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea y otros países.
Estas sanciones restringieron cómo las empresas o particulares de esos países comercian y hacen negocios con Rusia. Las sanciones supusieron un intento de hacer que Rusia cambiara de rumbo sin recurrir a la fuerza militar directa.
Desde entonces, las castigos económicos se han acumulado. Los activos extranjeros de Rusia han sido congelados y la mayoría de los bancos rusos han sido desconectados del sistema bancario global.
Para sostener su economía, Rusia redirigió el comercio hacia otros países como China, India, Turquíay los Emiratos Árabes Unidos. Para mover su petróleo por el mundo, el país recurrió a la conocida como "flota fantasma" rusa.
¿Qué son las sanciones secundarias?
Para poner fin a este juego del gato y el ratón en el terreno económico y llevar a Rusia a conversaciones sobre un alto el fuego, el Senado de Estados Unidos trabaja en la aprobación de un proyecto de ley bipartidista que amenaza con "sanciones secundarias” a los países que siguen haciendo negocios con Rusia.
Las sanciones primarias se imponen a países o entidades extranjeras, pero restringen el comportamiento de los propios ciudadanos y empresas del país sancionador, al limitar o prohibir que se relacionen con las partes sancionadas. Las sanciones secundarias van un paso más allá y se extienden a países, empresas o particulares de terceros que hagan negocios con partes sancionadas.
Aunque estas entidades de terceros no estén directamente sujetas a las leyes del país sancionador, se las presiona para que cumplan o afronten consecuencias si desean hacer negocios en el país que pone la sanción. "Las sanciones secundarias no intentan obligar a filiales extranjeras a seguir las políticas del país sancionador”, según John F. Forrer en un documento publicado por el Atlantic Council, un centro de estudios con sede en Washington D. C. "El país sancionador restringe a sus propias empresas y/o ciudadanos para que no mantenga relaciones comerciales con empresas o individuos designados”.
La legislación estadounidense propuesta permitiría aranceles del 500 por ciento sobre los bienes de cualquier país que compre o venda petróleo, uranio, gas natural y productos petroleros o petroquímicos rusos.
¿Quién usa las sanciones secundarias?
Estados Unidos es el mayor defensor de las sanciones secundarias. Su poder deriva de la importancia del dólar estadounidense a nivel global y del temor a perder el acceso al mercado estadounidense o a su sistema financiero.
Dado que una parte significativa del comercio transfronterizo se realiza en dólares o pasa por el sistema bancario de Estados Unidos, esto le otorga al país un gran poder de presión. Para muchos países, mantener ese acceso es más importante que hacer negocios con regímenes sancionados.
"Si bien las sanciones secundarias pueden ‘funcionar' como parte de un paquete más amplio, la intención, el momento y la credibilidad de la amenaza son importantes”, comenta Lena Surzhko Harned, directora asociada de la Public Policy Initiative en Penn State Behrend. Son una herramienta importante con poder simbólico. "Sin embargo, como toda amenaza, pierde su fuerza si no se percibe como creíble o si se encuentran otras lagunas”, dice Harned a DW.
¿Cómo se han usado en el pasado?
La administración Obama utilizó sanciones secundarias para atacar bancos y otras empresas que hacían negocios con Irán, en un esfuerzo exitoso por lograr que el país negociara limitar su programa nuclear. Más recientemente, Estados Unidos ha empleado sanciones secundarias contra empresas chinas que comercian con Corea del Norte o gestionan transacciones financieras con ese país.
EE.UU. también introdujo sanciones secundarias contra entidades que hacían negocios con Venezuela, especialmente en los sectores petrolero y financiero, en un intento de aislar al régimen de Nicolás Maduro. En abril pasado, el presidente Donald Trump impuso aranceles secundarios a países que importan petróleo venezolano.
Este mes, Trump emitió una orden ejecutiva que impone un arancel adicional del 25 por ciento a India por sus compras de petróleo ruso. Eludiendo al Congreso, el presidente ha amenazado con nuevas sanciones secundarias a los compradores de energía rusa.
¿Realmente funcionan las sanciones secundarias?
No todos los países ceden fácilmente ante las sanciones secundarias, y algunos encuentran resquicios creativos para evitar gran parte de su impacto económico. Recurren a monedas alternativas, como el yuan chino o las criptomonedas. Las empresas o países sujetos a sanciones pueden recurrir al trueque o utilizar intermediarios o empresas pantalla para cerrar acuerdos.
Las sanciones secundarias son difíciles de hacer cumplir y conllevan riesgo de represalias. También pueden acercar más entre sí a países afines y, por tanto, alejarlos de la influencia de Estados Unidos.
Existe una brecha entre el mundo académico y los profesionales respecto a las sanciones secundarias. Muchos expertos creen que no son una herramienta eficaz de política exterior, según Forrer, profesor asociado y director del Institute for Corporate Responsibility en la Escuela de Negocios de la Universidad George Washington.
"Muchos investigadores consideran que las sanciones secundarias reúnen todos los peores atributos de las sanciones económicas, con el añadido gravoso de que potencialmente pueden instigar nuevos conflictos con aliados y adversarios que objetan la imposición de restricciones y penurias económicas a sus propias industrias y ciudadanos”, sostiene Forrer.
Las sanciones secundarias son solo una opción
Al final, es difícil determinar qué exactamente hace que un país cambie de rumbo cuando hay tantas variables paralelas en juego. "Las sanciones secundarias deben considerarse una opción al diseñar sanciones económicas, pero solo bajo un conjunto muy particular de circunstancias”, concluye Forrer. "Como cualquier sanción económica, si se aplican de forma incorrecta, pueden causar más daño que beneficio.”
"No utilizar sanciones secundarias contra terceros es desperdiciar una herramienta potencialmente útil”, coincide Harned, pero advierte: "Esperar que sean una bala de plata es un error”.
(gg/ms)