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¿Quién es quién en la guerra de Siria?

Jeanette Cwienk
11 de abril de 2018

No solo Assad y sus oponentes determinan el curso de la guerra en Siria. Analizamos la participación de los actores que intervienen en la región. Sus objetivos suelen estar lejos del lugar donde se combate.

Syrien Duma Armee-Panzer
Imagen: Getty Images/AFP

Irán: el apoyo más importante de Assad

Claramente, el régimen secular de Siria y la teocracia iraní no tienen mucho en común. Pero ha sido precisamente Teherán quien ha mantenido a salvo a Assad de la caída. Al menos hasta la directa intervención de Rusia en otoño de 2015, Irán fue el aliado militar más importante del régimen de Assad. Teherán es proveedor de dinero, armas, informaciones secretas, asesores militares y tropas. Hombres que pertenecen a la Guardia de la Revolución, a las milicias chiitas o a Hizbolá, también apoyado masivamente por Irán.

Los yihadistas sunitas de la guerra civil siria dan a Irán la excusa perfecta para presentarse como potencia protectora de chiitas. Por lo demás, la alianza y la hermandad de armas de Irán y el régimen de Assad se fundamentan en tres objetivos comunes: limitar la influencia estadounidense en Cercano Oriente, debilitar a Israel y, antaño, contener las aspiraciones iraquíes en la región bajo el mandato de Saddam Hussein. Ambos países comparten oposición hacia Arabia Saudí y los Estados del Golfo. En términos de estrategia regional, Siria es para Irán un importante eslabón con el Líbano, donde Hizbolá tiene su núcleo. 

Rusia: la salvación de Assad

Cuando Assad se ve acorralado, Rusia lo protege. En 2015, Rusia inició su apoyo militar al régimen sirio. Oficialmente, el objetivo de los rusos era la lucha contra el terrorismo. Pero, en la práctica, Rusia ataca a todos los opositores de Assad, no solo a los terroristas de Estado Islámico. Para Moscú, no se trata solo de apoyar a Assad. Tras su aislamiento internacional por la crisis en Ucrania, el conflicto sirio le permitió a Rusia volver a la escena internacional. Con éxito. La intervención rusa sirvió al régimen sirio para reconquistar gran parte del país. Rusia firmó los éxitos militares más importantes en Alepo y Palmira y se mostró sorda ante las críticas sobre los numerosos crímenes de guerra contra civiles. 

Arabia Saudí: guerra subsidiaria contra Irán

A Arabia Saudí le preocupa la creciente influencia de Irán en la región desde la guerra contra Irak en 2003. También mira con recelo la cercanía entre Damasco y Teherán. Desde el inicio de las protestas en Siria en 2011, Arabia Saudí ha apoyado masivamente a la oposición siria. El objetivo: derrocar a Assad e instaurar un régimen más conveniente para los saudíes. En ese proceso, Arabia Saudí suministró generosamente armas y dinero a grupos yihadistas. Tanto para Arabia Saudí como para Irán, Siria se ha convertido en el sangriento lugar de encuentro donde toma forma su rivalidad. 

Turquía: antes amigo, hoy enemigo

Hasta mediados de la pasada década, Turquía en general y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en concreto, cultivaban una excelente relación con el régimen de Assad, incluyendo fotos vacacionales juntos en la costa mediterránea turca. Cuando estalló la guerra civil siria todo se trastocó: Turquía apoyó a la oposición siria y el intento de derrocar a Assad. A través de Turquía, fluyeron suministros de hombres y armas, a menudo destinadas al Estado Islámico. Actualmente, Turquía parece tener un objetivo: eliminar regiones libres o autónomas kurdas en la frontera turca, aunque ello implique entrar en conflicto con Estados Unidos, aliado de la OTAN. Erdogan también quiere tener peso en la formación del nuevo orden sirio tras la guerra. Las expediciones militares más allá de sus fronteras forman parte de ese plan. Turquía quiere ser un poder hegemónico en Cercano Oriente.

Israel: el enemigo está en Teherán

La preocupación más grande de Israel en la guerra civil siria es la permanente presencia de la Guardia de la Revolución y milicias fieles a Teherán en Siria. Israel teme sobre todo que la milicia libanesa Hizbolá se haga fuerte en los Altos del Golán, en la frontera sirio-israelí, y que, desde allí, dispare misiles a territorio israelí. Por esta razón, la fuerza aérea israelí ha llevado a cabo desde el principio del conflicto sirio unos cien ataques sobre convoyes de armas para Hizbolá, fábricas de armas y posiciones iraníes.

EE.UU.: implicación errática

Las lecciones aprendidas tras las respectivas debacles de las intervenciones en Irak y Libia condujeron a la vacilante política de Obama en Siria. Cuando el régimen de Damasco estuvo a punto de sucumbir en 2012, Obama se negó a comprometerse más, aunque el entonces presidente de Estados Unidos juzgaba con dureza el proceder de Assad. Y entonces Rusia entró en el conflicto para ponerse del lado del presidente sirio. 

Igual de vacilante fue en 2017 la política de Donald Trump. Su objetivo: destruir al Estado Islámico y contener a Irán. Por eso, el compromiso estadounidense en la región se limitó a la presencia de fuerzas especiales y a ataques aéreos aislados. El tenor escaló tras el presunto ataque con gases tóxicos contra la ciudad siria de Duma, cuando Trump amenazó con lanzar misiles como represalia contra Siria, pese a las advertencias rusas.

Alemania: un papel de poco peso

Alemania no ha querido sumarse a las especulaciones sobre una posible represalia militar al presunto ataque con armas químicas en Duma. No obstante, la canciller Angela Merkel señaló que hay indicios que apuntan al régimen sirio como agresor.

El Gobierno alemán ha repetido en varias ocasiones que una solución pacífica en la guerra siria solo puede darse sin Assad. Alemania no tiene participación militar directa en la guerra siria y es más bien un actor de poco peso.

La Bundeswehr apoya a los kurdos que lucharon en el norte de Irak contra el Estado Islámico. Lo hace formándolos y facilitándoles armas. Alemania ha jugado un papel central en la destrucción de las armas químicas sirias. 

Francia: Macron se acerca a la postura de Washigton

Francia ha destacado su estrecha relación con Washington ante la nueva escalada de la crisis siria. El presidente Emmanuel Macron calificó el empleo de armas químicas como el traspaso de una "línea roja", y amenazó con atacar, junto con Estados Unidos, "instalaciones químicas bajo control del régimen" sirio.

París asumió desde hace tiempo un papel activo en el conflicto sirio. Primero suministró equipamiento médico a los rebeldes sirios y después armas. A finales de septiembre de 2015, Francia comenzó sus ataques aéreos contra el Estado Islámico y los amplió tras los ataques terroristas de París en noviembre de 2015.

Las prioridades francesas son mejorar la ayuda humanitaria, la lucha contra el terrorismo y el retorno a las negociaciones de paz. El país apoya a la oposición moderada y aboga por una solución política en Siria. Macron también declaró el año pasado que ya no consideraba el derrocamiento de Assad como condición indispensable para las conversaciones de paz. 

(MS/ERS)

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