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¿Quién manda en Venezuela?

Evan Romero-Castillo9 de enero de 2013

Según la Constitución venezolana, el ganador de los comicios presidenciales de 2012 debe asumir su mandato este 10 de enero; pero el aludido, Hugo Chávez, convalece en Cuba. ¿Quién gobernará Venezuela a partir de ahora?

Imagen: Reuters

Debido a la fragilidad de su salud, el mandatario venezolano, Hugo Chávez, reelecto en los comicios presidenciales del 7 de octubre de 2012, no asistirá este jueves (10.1.2013) al acto en el que debía juramentarse de nuevo como jefe de Gobierno; el militar retirado convalece en un hospital cubano desde que lo operaran hace un mes. Apoyándose en un artículo constitucional, sus opositores piden que se cree una junta médica para determinar si Chávez está en capacidad de ejercer el cargo o si se deben realizar nuevas elecciones.

Citando otro artículo de la Carta Magna, el oficialismo desestimó ese clamor, anunció que Chávez tomaría posesión del cargo “posteriormente” ante el Tribunal Supremo de Justicia y recordó que el parlamento local le dio permiso al líder venezolano para tratar su enfermedad fuera del país. ¿Qué pasará entonces en Venezuela este 10 de enero, considerada una fecha protocolar fundamental para legitimar el nuevo período de gobierno de Chávez (2013-2019)? Absolutamente nada. En eso coinciden los especialistas consultados por DW para analizar la crisis desatada por la ausencia del caudillo.

“Habrá mucho movimiento tras bastidores, pero no se harán pronunciamientos sorprendentes. Centrar el análisis de la actual situación venezolana en lo que establece o no la Constitución es perder el tiempo. La Carta Magna sirve como referencia, pero lo fundamental es lo que ocurre en el ámbito político”, advierte Manuel Silva-Ferrer, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín y del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco), en la Universidad Central de Venezuela.

“Según la Constitución venezolana, el mismo 10 de enero se deben dar pasos para determinar la naturaleza de la ausencia de Chávez; si se trata de una falta absoluta y no temporal, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, debe asumir la jefatura del Gobierno y convocar a elecciones presidenciales extraordinarias en treinta días. ¿Qué razones tienen los chavistas para temerle a este escenario, cuando es evidente que la oposición no podría triunfar en esos comicios? En principio, ninguna”, opina Silva-Ferrer.

Nicolas Maduro, vicepresidente de Venezuela y delfín de Hugo Chávez.Imagen: dapd

¿Quién le teme a Diosdado Cabello?

“De cara a esa hipotética elección extraordinaria, da igual que Chávez se recupere y haga campaña a favor de su delfín, el vicepresidente Nicolás Maduro, o que muera, desatando un furor místico sin precedentes en torno a su figura. Encarnado en Maduro, el ungido de Chávez, el oficialismo ganaría esos comicios fácilmente en ambos casos. En Caracas, los analistas políticos suponen que lo que preocupa al círculo íntimo de Chávez –los líderes cubanos Fidel y Raúl Castro incluidos– es que Cabello tome las riendas del país, aunque sea por una breve interinidad”, comenta.

“Maduro lidera el ala civil del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), identificada con el discurso ideológico compartido por Chávez y los Castro, mientras que Cabello pertenece a su ala militar, que no tiene vínculos con La Habana. Las especulaciones apuntan a que, una vez en el poder, Cabello podría hallar la manera de posponer las elecciones extraordinarias, prolongar su mandato interino y decretar un cambio de Gabinete favorable a la facción chavista que menos fraterniza con Cuba y la izquierda”, explica el experto venezolano.

“Hasta cierto punto, estos planteamientos me parecen exagerados. Pero yo mismo me pregunto: si el propio Chávez habló abiertamente sobre la posibilidad de su desaparición política o física y nombró a Maduro como su sucesor, en caso de que se realizaran elecciones para respetar el orden constitucional, ¿qué otro motivo puede haber para que los chavistas cercanos a Maduro ahora hagan retorcidas interpretaciones de la Carta Magna con miras a retrasar unas votaciones en las que tienen todas las de ganar?”, señala Silva-Ferrer.

Esta incógnita trae otras consigo. Por ejemplo, si Cabello representa un riesgo tan grande para la continuidad del “socialismo del siglo XXI”, tal como Chávez lo encaminó, ¿por qué se le ratificó recientemente como presidente de la Asamblea Nacional en lugar de hacérsele a un lado? “Lo que ocurre es que Cabello pertenece a la generación de militares que apoyó el proyecto golpista de Chávez en 1992 y tiene lazos fuertes con quienes ahora se hallan en los cargos más altos de las Fuerzas Armadas”, aclara Silva-Ferrer.

Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.Imagen: AFP/Getty Images

“El chavismo sin Chávez puede funcionar”

“A Cabello se le describe como un militar de derecha y se le atribuyen actos de corrupción y nexos con el narcotráfico. Hasta hace un año y medio, él no era más que un diputado –ni siquiera pertenecía a una comisión parlamentaria– porque había caído en desgracia a los ojos de Chávez, tras su paso por varias instancias estatales. Se dice que Chávez no nombró a Cabello como presidente de la Asamblea Nacional por gusto, sino obligado por las limitadas opciones que le ofrecía la rotación de sus hombres de confianza por los cargos públicos”, cuenta el especialista venezolano.

Manuel Paulus, investigador de la Universidad de Rostock, no le da mucho crédito a las especies que presentan a Cabello como un peligro para la “revolución bolivariana” o las relaciones cubano-venezolanas. “Creo que el presunto temor al poder de Cabello es una invención de los periodistas. A mí más bien me sorprende que, durante la prolongada ausencia de Chávez, no haya estallado la lucha descarnada por el poder entre las distintas alas del chavismo: la civil, de Maduro; la militar moderada, de Cabello; y la militar recalcitrante, sin líder definido todavía”, dice Paulus.

“El hecho de que las diferentes facciones del PSUV no hayan lavado sus trapos sucios en público demuestra que el chavismo sin Chávez puede funcionar”, recalca este conocedor del acontecer venezolano. “El problema no es Cabello. El oficialismo no quiere que se declare la falta absoluta de Chávez para poder ganar tiempo, evitando que se convoque inmediatamente a elecciones extraordinarias: los comicios presidenciales y regionales de 2012 estuvieron muy cerca el uno del otro; hasta a los chavistas les costaría mucho financiar una nueva campaña para movilizar a sus seguidores durante una tercera temporada electoral consecutiva”, sostiene Paulus.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse

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