El escarabajo de la corteza se asienta en los bosques alemanes y miles de árboles tienen que ser talados. Sin embargo, la plaga provocó un alza en los pedidos de una empresa de logística de Bremen.
Publicidad
La empresa Brelog es sinónimo de logística en la ciudad alemana de Bremen. La empresa de transporte se puso en marcha hace diez años. Arne Lücken, su director, confirma que la plaga del escarabajo de la corteza abrió un inesperado nicho para su empresa. "Hemos participado activamente en el negocio de la exportación de troncos de madera aserrada desde hace mucho tiempo, en el que ahora, el escarabajo de la corteza se ha entrometido", señala Lücken.
Brelog comenzó con 15 empleados y una facturación de 15 millones de euros. Entretanto, el jefe ha duplicado su personal y las ventas de fletes se han triplicado. También gracias a la plaga del escarabajo de la corteza. ¿Pero por qué la madera dañada de los bosques alemanes es transportada al otro lado del mundo? "Los chinos piden grandes cantidades de madera de escarabajo de corteza porque es barata y la usan en la industria de la construcción como tablas de encofrado o para el embalaje", explica Lücken.
Casi un millón de toneladas de madera al año a China
Esta firma alemana envía 40.000 contenedores a China al año. Cada contenedor contiene 24 toneladas de madera, en su mayoría de abeto.
La carga se realiza en toda Alemania: "Hoy estamos en Bückeburg y Witzenhausen", dice Lange. Los contenedores se cargan en el bosque o en un camino pavimentado de las cercanías. "Una compañía de camiones lleva los contenedores al puerto y allí se fumigan", explica Lange. Porque antes de que la madera vaya a China, hay que matar a los escarabajos de la corteza. Para ello, agrega Lange, "el fumigador llena el contenedor con un veneno apropiado, que actúa 24 horas". Luego, el contenedor se ventila completamente y queda listo para ser cargado en el barco.
Al llegar a China, se toman muestras al azar. La madera de Alemania debe estar libre de escarabajos de la corteza. De lo contrario, los chinos probablemente detendrían la importación inmediatamente, como hicieron con la carne de cerdo alemana cuando se detectaron los primeros casos de peste porcina africana en Brandeburgo.
Gran demanda de productos europeos
Pero Brelog organiza algo más que exportaciones de madera a China. En el país asiático, según Arne Lücken, se ha establecido una clase media con un alto poder adquisitivo; los productos de marca europea, como los artículos de moda o la comida, tienen una gran demanda. "Nunca pensé que exportaríamos avena a China", señala.
Recientemente, afirma Lücken, su compañía de transporte envió cables de alta mar, de 400 kilómetros de una sola pieza y enrollados en varios tambores hacia Malasia o importó madera dura de Surinam.
Otras mercancías, como piezas de automóviles o equipos electrónicos, se envían al Lejano Oriente por ferrocarril. "Ahora hay muy buenas conexiones directas con Hamburgo, Duisburgo, y recientemente también con Nuremberg. También hay horarios fijos que no existían antes", asegura Lücken. Mientras un tren tarda tres semanas en llegar a China, los barcos tardan cinco semanas, pero el transporte marítimo es mucho más barato. Es por eso que la madera seguirá siendo transportada a China por barco. Y probablemente durante bastante tiempo. Los veranos secos debilitan las coníferas y facilitan el trabajo del escarabajo de la corteza. Brelog, al menos, se beneficia de eso.
(ct)
Los bosques como fuente de recursos
En Guatemala, las cooperativas locales administran enormes áreas boscosas y dan un ejemplo de sostenibilidad otorgando un futuro a sus habitantes.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Las ganancias se quedan en el pueblo
La fuente de ingresos más importante de las cooperativas en la biosfera del reservado maya, en el norte de Guatemala, es la madera tropical. Como la aldea Carmelita, muchos otros lugares poseen un aserradero propio para elaborar la madera destinada a la exportación.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Certificado de sostenibilidad
La sostenibilidad es una condición fundamental en la distribución de licencias para explotar los bosques. En lugar de talar todo el bosque, las cooperativas cortan un máximo de tres árboles por hectárea por año. La madera debe estar certificada por el Forest Stewardship Council y está sometida a reglas estrictas de calidad y de protección al medioambiente.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Carpintería para el futuro
Muchas de las cooperativas tienen, entretanto, una carpintería propia que da trabajo y capacitación a la gente del lugar. Así, muchos jóvenes se quedan en su lugar de origen, en lugar de abandonarlo para ir a la ciudad. Hasta ahora, los muebles de madera tropical solo son producidos para el mercado local y para la industria turística en algunos pueblos, como en Carmelita.
Imagen: DW/H. Jeppesen
El turismo como fuente de ingresos
En Carmelita, el turismo todavía está dando los primeros pasos. Pero la cooperativa espera que, con el tiempo, los turistas se conviertan en una fuente importante de ingresos. Desde Carmelita se puede viajar en burro a través de la selva y hasta la ciudad maya de Mirador. También Tikal, que fue uno de los centros de la cultura maya, es un imán turístico.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Los restos no se desechan
Mientras el talado de árboles y el trabajo en la carpintería es más bien cosa de hombres, las mujeres de San Andrés fabrican juguetes de madera con los restos que quedan de la elaboración de muebles. También producen tablas con números mayas y pirámides de madera.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Sostenibilidad para la industria de las flores
Las hojas del xate o palmera de salón de Guatemala se exportan, sobre todo, a EE. UU., donde se utilizan como hoja verde en los ramos de flores. La demanda ha crecido tanto que esta palmera está en peligro de extinción. Pero en las cooperativas del reservado maya también son usadas solo con criterios de sustentabilidad.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Control de calidad
Como en muchos otros lugares, en Carmelita son las mujeres quienes verifican las hojas de palmera. Gracias a ese control de calidad, la cooperativa recibe más dinero al exportarlas, y muchas mujeres tienen un puesto de trabajo.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Hojas para los techos
Los techos tradicionales de El Petén, en el norte de Guatemala, se construyen con hojas de la palma de guano. Las hojas se cosechan en el bosque, se transportan en burro hasta el pueblo, allí son secadas y luego elaboradas para armar los techos.
Imagen: DW/H.Jeppesen
Construcciones mayas
Desde hace siglos, las casas en San Andrés se construyen con hojas de palma de guano. También la casa comunitaria fue edificada de ese modo, con un producto que proviene directamente del bosque. Ya los mayas usaban esas hojas para construir enormes techados.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Lo que ofrece el bosque
Hay numerosos productos que el bosque ofrece generosamente a quien sabe aprovecharlo. En algunos lugares aún se extrae la savia del árbol Manilkara zapota, con el cual en algunos lugares todavía se produce chicle. Tanto las plantas medicinales como las especias son productos que se cosechan y venden de manera sostenible en Guatemala.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Intercambio global
El concepto de manejo de bosques en la biosfera del reservado maya de El Petén es ejemplar. A menudo es visitada por interesados en aprender más sobre el trabajo en las cooperativas. En 2011 la Asociación Forestal Integral de San Andrés, Petén (AFISAP), fue galardonada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente por su manejo eficiente y sustentable.